La Iglesia ha sido la enemiga del progreso por el motivo de
que se ha esforzado por impedir que los seres humanos piensen por sí mismos.
Impedir el pensamiento es impedir todo progreso excepto en la dirección de la
fe.
Robert Ingersoll
Finalmente llegaron; ahora
podemos corroborar que la visita de Calderón hace algunos meses al Vaticano, más
que el objetivo de representar a este país en la beatificación de Juan Pablo
II, fue consensuar la visita de los restos que hoy están en territorio nacional,
las reliquias.
Suele ocurrir que ante las épocas
de crisis, económica, política social y eventualmente cultural, el gobierno (en
este caso entiéndase Ejecutivo) recurren al pan, circo y religión, para
distraer la atención de la sociedad en espectáculos mediáticos, en este caso de
adoración.
Recordemos que mientras el
mundo conmemoraba el día del trabajo, el vaticano ensalzaba un cadáver y lo
beatificaba. Fue así que para defender a Calderón de su visita al Vaticano para
dicho acto, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), justificó ante el Senado
mexicano en abril pasado, exponiendo que la participación del Ejecutivo federal
“es un gesto significativo para fortalecer los vínculos entre México y el
Estado Vaticano”.
Tres meses después de la visita
calderoniana al Vaticano, llegan a México (porque usted lo pidió) “Las
reliquias” de Juan Pablo II. Entiéndase por reliquia la parte del cuerpo
de una persona venerada y/o algún objeto (los ropajes y accesorios) que por
haber pertenecido al “santo” en cuestión o haber estado en contacto con él es
digno de veneración.
En la justificación del
porque vendrán a México los restos y objetos de dicho personaje, el episcopado
no dudo en presentar un guión digno de película, pues plantea cual fue el
mecanismo decisivo: fue “a petición expresa de muchos creyentes que los obispos
de México en su asamblea plenaria, por unanimidad, acordaron solicitar a las
congregaciones para el culto divino y de las causas de los santos, la visita de
las reliquias a nuestro país, lo cual fue aceptado con beneplácito para que las
reliquias del “papa mexicano” recorran por primera vez la República, a unos
meses de su beatificación en Roma por su santidad Benedicto XVI”. ¿De verdad es
tan democrática la iglesia?
En realidad los “ganones” de
la visita de esos restos serán dos, solo dos, Felipe Calderón y la iglesia católica.
El primero ganará tiempo y distraer la atención mientras deshoja el calendario
y prepara maletas para despedirse; la segunda, atraer mediáticamente la
atención y saciar el morbo colectivo de una sociedad necesitada de mitos
religiosos para calmar sus penas. No hay que olvidar que el catolicismo mexicano
ha decaído en las últimas décadas, ya que el último censo muestra que 84% de
los mexicanos son católicos, cuando en 2000 eran 88% y en 1990, 90%.
Las reliquias de Juan Pablo
II estarán en territorio nacional por cuatro meses recorriendo 90 ciudades para
visitar las diócesis del país, y estarán del 17 de agosto al 15 de diciembre de
este año. El recorrido incluye ciudades que registran alta incidencia del
crimen organizado: Apatzingán, Ciudad Juárez, Tijuana, Culiacán, Durango,
Ciudad Victoria.
Así pues, mientras el
episcopado argumenta que esto abonará a: “fortalecer la fe del pueblo mexicano
en estos momentos en que nuestra nación vive una profunda transformación social
y hoy, más que nunca, necesita consolidar procesos de paz y convivencia para
que construyamos un México más justo y fraterno”. Alimentará los mitos y el dogma, propios de los siglos del oscurantismo, que es algo que la iglesia vende muy bien,
pues de forma racional es increíble que un objeto perteneciente a alguien tenga
poderes “santos”, “mágicos”. ¿Qué sigue después? ¿La subasta de la ropa
interior? ¿De su cepillo dental? ¿De su reloj?
La verdad es que los
mexicanos se olvidaran por cuatro meses, de la delincuencia, la crisis económica,
la falta de empleo, el acceso a servicios de salud, de los levantados, decapitados,
del desinforme de Calderón (ya el quinto por cierto). Lo cierto es que si la
iglesia católica quiere como sostiene “(…) consolidar procesos de paz y
convivencia para que construyamos un México más justo y fraterno”. No debería
reproducir prácticas de adoración de la edad media. Porque mientras calla las
muertes de los caídos en esta guerra que no es guerra; las limosnas de origen
dudoso siguen llegando; porque mientras admite (silenciosamente) y consecuenta
la pobreza en nuestro país, sus arcas se mantiene llenas, aunque sus iglesias vacías;
porque mientras en las calles del país los limosneros crecen (niños, ancianos,
discapacitados) las viandas y los vinos siguen llegando sin ningún problema a las
mesas de sus sacerdotes, arzobispos y cardenales.
En fin, mientras los
mexicanos tendrán por cuatro meses, circo y religión, el tiempo no se detendrá;
como tampoco lo hará la delincuencia (organizada y desorganizada), la crisis económica,
los niveles de miseria, la degradación del medio ambiente, ni los incrementos
mes a mes de la gasolina.
Mientras los mexicanos,
asistan con fe (término propio de la religión que se refiere al acto de creer
ciegamente en algo) para adorar las reliquias de un muerto, habrán muerto en el
país más mexicanos que engrosaran los números del sexenio del “presidente de la
mano firme”; del “presidente del empleo”.
Por hoy es todo, nos leemos
la próxima y no, nos vemos en las reliquias. Carpe diem.
Maestro:
ResponderEliminarFuerte y contundente señalamiento que es una triste realidad en México lindo y herido.
Cuando escuché la noticia de que las reliquias de quien fuera líder de la iglesia católica, antes del actual de nombre: Joseph Aloisius Ratzinger; sentí escalofrío. Y me lleva a comprobar la tesis que ya tenía: vivimos un mundo al revés, donde en lugar de avanzar en conocimientos que coadyuven al progreso, vamos en franco retroceso. ¿Qué hacemos para avanzar? ¡¡líbrenos la investigación científica de adorar reliquias!!
Excelente columna Iusfilosofando.
Un abrazo.
Maestro:
ResponderEliminarGenial texto que sin rodeos expone la realidad de la lastimada, ciega y soñadora sociedad mexicana.
La que se alimenta con fe a falta de pan. Lo felicito por su texto. Un abrazo.
Luis
De risa loca la visita de las reliquias del papa que se dedicó a desmantelar los mínimos avances del Concilio Vaticano II y permitió la sumisión del mundo al neoliberalismo feroz a cambio de liberar a su Polonia Amada del yugo soviético. Patética la fijación del catolicismo por lo muerto: aunque digan que es la "resurrección" la razón de existir, lo que adorna sus templos es un lastimado cadaver. Por lo tanto el paseo de las reliquieas es pura congruencia con su ideología necrofílica. Saludos, Samuel.
ResponderEliminarYo ya vi esa película... Harry Potter y las Reliquias de Juan Pablo II... ¿Qué no?...
ResponderEliminarEn un pueblo sumergido en la ignorancia, donde impera la impunidad y la violencia es el pan nuestro de cada día, inteligente movimiento por parte de "Jelipe", el traer las reliquias de quien en vida fuera un gran hombre, (sin caer en fanatismos), una nación que no tiene memoria, y que prontamente es distraída, no es de sorprender que ahora caiga en rituales medievales, (como usted bien menciona) y se olviden por ese lapso de tiempo en el que estarán de visita las reliquias de JP II, de todas las atrocidades que golpea, y seguramente que golpearán más a nuestro país.
Me gustó mucho la columna del día de hoy.
Saludos.
@DonJasso
Qué mayor prueba que esto para darse cuenta que el gobierno de Calderón simple y sencillamente ve al pueblo al que gobierna, ese que lo "eligió" como un simio al que puede amaestrar y engañar a su antojo en el circo que ha hecho de su gestión.
ResponderEliminarUna columna concisa. Cómo dirían por acá en mi pueblo: "Duro y a los huevos" Con todo respeto.
ResponderEliminarHoy nos da su punto de vista, el cual comparto a totalidad, acerca del espectáculo mediático del Ejecutivo y la iglesia.
Pienso que Juan Pablo II fue un hombre respetable, que iba por la vida haciendo lo que él creía con convicción.
El hecho de lucrar con sus pertenencias y restos mortales, me parece grosero, pero en el sistema en el que vivimos, principalmente el consumismo y capitalismo, no existen sentido común que se interponga ante un buen negocio o algo así. El fin justifica los medios, dicen, y el producto final de esto, para el Gob. Federal y la Iglesia se justifica muy bien.
Vergonzoso que a estas alturas de la civilización se siga cayendo en estos circos como en la antigua roma.
Esto, como ya lo venimos observando, no es exclusivo de México, en España por ejemplo, se recibe al Papa con dinero del estado. La diferencia, es que allá sí se manifiestan las masas, acá no porque se van al infierno.
Una excelente publicación nos ha brindado hoy Maestro. Excelente para la reflexión y la crítica.
Que pase un muy agradable fin de semana, un afectuoso abrazo y hasta la próxima!!
...Y es que, la educación está tan, de la porquería, es tan pésima, puede decirse que no hay programa educativo en México, nadie sabe nada, y todos creen que saben, y como dice Chomsky "ni siquiera saben que no saben"...
ResponderEliminarA toda esa bola de fanáticos religiosos, ignorantes.. se les puede poner un pedazo de caca a recorrer el país, y decir que es de Wojtyla o juampablo segundo... y como este pendejo que fue papa está santificado entonces el pedazo de caca también está santificado, y luego toda esa bola de mochos, víctimas de los pésimos programas educativos,, agacharan la cabeza ante la caca..
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