Han pasado los "Días santos" y a la sazón de este periodo
vale la pena detenernos en la política que Felipe Calderón nos ha suministrado
durante casi 6 años. Lo que he determinado en llamar su evangelio.
La palabra Evangelio proviene del latín evangelĭum, vocablo de origen griego que significa “buena nueva”. El
término evangelio hace referencia a la doctrina y los milagros de Jesucristo; y
eso es precisamente fue lo que Felipe Calderón Hinojosa quizo, reproducir con
su política sexenal.
Con la ilegitimidad a cuestas, bajo una toma de protesta agitada;
Calderón entró y salió en 2006 por la puerta chica a la sesión del Congreso de
la Unión, donde tomaría protesta de “cumplir y hacer cumplir la Constitución y
las leyes que de ella emanen”.
Pero lejos de eso, de cumplir y hacer cumplir la Constitución,
Calderón es un personaje Iracundo, con deseos desbordados de venganza, con
explosiones de violencia verbal -incluso contra sus propios colaboradores- en
aquel 2006 Felipe sabía que más de la mitad de los mexicanos dudaban de su
triunfo electoral; que tenía la certeza que no reaccionar desdibujaría su
mandato y mancharia su apellido.
Detestaba que lo llamaran "espurio", que caricaturizaran su
imagen, que lo calificaran por su estatura. Y así, como en los viejos tiempos,
Calderón recurrió al ejército para iniciar una guerra - que luego negó fuera
guerra- contra la delincuencia y el crimen organizado.
Ocupado en legitimarse y construir una imagen diferente, Felipe centro
su evangelio, en ser el presidente del empleo, pero acabo con Luz y Fuerza del
centro, desahució a Mexicana e implementó, con Lozano Alarcón una política
laboral flexible y que vulneraba derechos laborales; con Alonso Lujambio
mantuvo el estatus quo en la educación, cedió espacios de subsecretaria en la
SEP a su gran impulsora Elba Esther, quien coloco a su yerno. Con Ernesto
Cordero impulsó la gran política económica de los seis mil pesos que todo
mexicano tiene mensualmente y que alcanzan para todo.
Pero Calderón implementó, por encima de todas las cosas, su política
de seguridad pública a manos de su discípulo García Luna; el que todo lo graba,
el que todo lo espía, quien monta escenarios para acusar, el que crea, dirige y
produce televisión de entretenimiento familiar en el que hace aparecer al FBI,
una agencia menor comparada con la policía federal de nuestro país.
Calderón no podía ser menos que cualquier neoliberal que lo antecedió,
salvo por una razón poderosísima: los muertos. Casi, más o menos de 60 mil
muertes en esta guerra que no es guerra.
Seis años después
Calderón confiesa en privado y fuera del país, lo que es un secreto a voces en
México, que el narcotráfico ha comenzado a remplazar las funciones del Estado.
El evangelio según Calderón, se caracteriza por una batalla donde la
esencia principal es la sustitución de la inteligencia por las armas; la violencia
por el diálogo; el odio por la reconciliación; la miseria y pobreza por el
desarrollo social.
Yo me resisto a repetir ese evangelio seis años más, pero advierto que
el futuro no esta en el pasado corrupto.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
Maestro:
ResponderEliminar¡Amén! Como librepensadora me opongo a vivir y ser partícipe del evangelio según Calderón. Jamás he reconocido su legitimidad como presidente, aunque la legalidad diga lo contrario.
Necesitamos un cambio verdadero, en nuestras manos está.
Un placer leer sus excelentes textos es Iusfilosofando.
Un abrazo.
creía que era idea mía esa de ver a calderón con un tono de voz revanchista siempre en sus discursos; y si el cree ser el único desesperado porque se acabe su sexenio,mas vale aclararle que no es así que ya los mexicanos estamos hartos de tanto absurdo y farsa... y ojala eso se refleje a la hora de los votos y nosotros mismos nos dejemos de engañar..
ResponderEliminarcomo siempre un placer leer la columna #abrazojarocho
Lorena Jannet
Estimado Samuel, imposible no estar de acuerdo con tus apreciaciones. El señor Espurio Consticional afirmó que él no hubiera sido presidente si Dios no hubiera querido, y nadie lo señaló como "el mesías tarasco". Así que no me sorprende ahora encontrarme con su evangelio.
ResponderEliminarHola, buenos días. Seguramente Calderón es la reencarnación del Mítico Jesucristo (no hay pruebas históricas de su existencia) en un episodio de su vida: cuando destruye los puestos de comerciantes dentro del templo de jerusalen. Felipillo acaba con los comerciantes de drogas, pero solo de aquellos que no le son convenientes; sin importar los"daños colaterales" que provoque, es decir, " haiga sido como haiga sido ".
ResponderEliminarRespetable miguel angel blanco perdone la intromision, pero resulta que Sí existen pruebas del jesús histórico, en cuanto al Cristo de la fe pues en eso solo queda; y su usted dice que "...es la reencarnacion del mítico jesucristo" luego entonces si existe.
EliminarEstimado profesor disciento del titulo de su articulo ya que no es Evangelio sino DISANGELIO según Calderon.
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