iusfilosofando

martes, 21 de agosto de 2012

FANATISMO RELIGIOSO



“(…) hemos sido muy prudentes, que por no violentar la vida en esa comunidad, hemos sido tolerantes, pero que no confundan tolerancia con debilidad; actuaremos y yo les pido a las personas que conducen espiritualmente esa comunidad que actúen para pacificar esa situación; si no, con todo respeto, tendremos que actuar conforme a la ley”
Fausto Vallejo
En 1973 Gabina Sánchez testimonió que la “Virgen del Rosario” se le apareció, le ordenó ir en busca del cura de Puruarán -Nabor Cárdenas Mejorada- la nombró su vidente. El objetivo era que juntos, construyeran una comunidad religiosa: La Nueva Jerusalén.
Esa fanática historia, sirvió para que a partir de entonces Gabina Sánchez y Nabor Cárdenas adoptaron los nombres de Mamá Salomé y Papá Nabor. La Nueva Jerusalén,  es un poblado ubicado en el municipio de Turicato, en la región conocida como Tierra Caliente.
La fundación de este “paraíso terrenal” nos remonta a un pasado histórico que pocos quisieran repetir, pues las características de vida, tenían –siguen vigentes- como eje de convivencia social la prohibición.
Aunque en artículo tercero garantiza que “Todo individuo tiene derecho a recibir educación (…)” Y que ésta “será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa” la realidad es diferente.
En este paraíso terrenal esta prohibido: las escuelas, las clínicas de salud, autoridad local, la votación por cualquier partido político distinto al PRI, el noviazgo, la diversión, el uso de prendas “inapropiadas”, entre otras actividades consideradas como atentatorias de la moral. Dadas las características de dicho poblado, la iglesia católica se desmarcó.
Como toda historia cuasi mítica, los fundadores murieron, Mamá Salomé en 1998 y Papá Nabor en 2008. Reemplazar a la primera no fue problema, sin embargo, sustituir a Nabor no fue igual, largas disputas por el nombramiento del nuevo patriarca se desataron en la comunidad, en parte eso permitió que un grupo disidente llevara escuelas a La Nueva Jerusalén preescolar, primaria y telesecundaria.
Finalmente Agapito Gómez Aguilar -supuesto vidente- ocupó el lugar de Nabor, por un lapso pequeño pues murió el mismo año de su nombramiento. Tras ese hecho el cura Antonio Lara se rebautizó como San Martín de Tours, y ocupo el lugar de Agapito. Para evitar los problemas del pasado Lara - San Martín de Tours- integro al poder a Rosa Gómez Gómez, hija de Agapito Gómez Aguilar.
Y como hace 39 años, la aparición de la Virgen del Rosario, es la responsable del nuevo conflicto, pues según Rosa Gómez el pasado 6 de julio de 2012, dicha virgen le ordenó la destrucción de la escuela Vicente Guerrero, la única de la comunidad.
Tras la destrucción de la escuela, los habitantes disidentes del fanático religioso, -quienes además lo acusan de abusos contra las mujeres- habilitaron una vivienda que iba ser provisionalmente el aula que impartiría educación laica pero los simpatizantes de San Martín de Tours impidieron el paso y eso desató el enfrentamiento.
Este problema educativo no es el único, apunto de cumplir 40 años de su fundación, La Nueva Jerusalén lleva consigo una vida de violencia contra quienes piden educación laica, contra los que disienten del pensamiento único.
Expulsados, casas quemadas e incluso el asesinato de Bartolo Eugenio Cruz en 2005, -quién denunció a Gómez Aguilar por acopio de armas, tráfico de drogas, secuestro y violación- son una particularidad de este paraíso terrenal llamado La Nueva Jerusalén.
Así, cobra vigencia la expresión “el infierno y el paraíso son terrenales” pues dicha población reúne esa condición. Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

2 comentarios:

  1. Maestro:

    Este México de los contrastes y las desigualdades más presente que nunca en esta magnífica columna que hoy nos presenta.

    Oportunos datos para generar y provocar un cambio necesario.

    Un placer leerle.

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  2. lamentable lo que ocurre en esa comunidad, y lamentable que se vulneren derechos sin que la autoridad intervenga.

    Buena columna maestro un saludo.

    Carlos

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