Han pasado 20 años
desde aquel primero de diciembre de 1994. ¿Recuerdan ustedes cual era el
contexto de su vida? ¿Su edad? ¿Sus actividades? Y ¿Cuáles fueron sus primeras
reacciones al enterarse de que en el sureste del país un movimiento armado se
había levantado en armas y había declarado la guerra al gobierno mexicano?
El Ejercito
Zapatista de Liberación Nacional había tomado ayuntamientos en el Estado de
Chiapas y declaraba la guerra al gobierno de Carlos Salinas de Gortari; Salinas
que era el antepenúltimo presidente priista del siglo pasado; el artífice del
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y que inicio vigencia
justamente ese primero de enero de 1994. El hijo prodigio del modelo neoliberal
que consolidaba la política económica.
Las posiciones se
dividían, los que estaban a favor de los zapatistas y los que reproducían el
mito separatista de los encapuchados. Por tierra primero y luego por aire, la
respuesta del gobierno salinista fue de violencia extrema. La prensa
documentaba como los zapatistas muertos llevaban un rifle de madera,
perfectamente bien detallado pero no disparaban. Jóvenes, niños y mujeres nos
recordaban que “más valía morir de pie que vivir de rodillas”.
Los movimientos
cívicos que habían surgido meses antes para promover derechos humanos o como
observadores electorales, eran los mismos que convocaban el alto al fuego
contra los encapuchados. Y se organizaban las caravanas para ir al lugar de los
hechos y llevar alimentos.
En los ya famosos
comunicados del Comité Clandestino Revolucionario Indígena -Comandancia General
del EZLN y firmados por el Subcomandante Marcos. El del 6 de enero decía: “No
pedimos que se esté de acuerdo con nosotros o nuestro camino, sólo que nos den
la oportunidad en la prensa de decir nuestra palabra.”
Las poéticas y
revolucionarias palabras del “submarcos” fueron desapareciendo con el tiempo; no
sin que antes el EZLN recorriera el país; no sin llegar el tiempo que llevó a
los zapatistas al DF y a la Cámara de Diputados. No sin olvidar como la PGR
desenmascaraba al “sub” pero no podía capturarlo. No sin ocultar como cientos
de organizaciones civiles de todo el mundo, exigían al gobierno el gobierno de
Salinas detener la agresión.
Terminó Salinas y
empezó Zedillo y el problema zapatista no se resolvió, ni en los 15 minutos que
Fox prometió. Más allá de las luchas justas, de las demandas entendibles, de la
sencilla petición de “autonomía indígena” de acuerdo al marco legal
internacional; los zapatistas del EZLN fueron inspiración revolucionaria
y moda comercial; pero también detonante social de una generación que hoy
ocupa, los unos un cargo en gobiernos locales de oposición, un espacio en la
academia o en la dirigencia de una organización civil.
¿Que nos dejan
estos 20 años de la aparición pública del EZLN? ¿Por qué simplemente no
borramos ese pasado bochornoso que echó a perder el festejo salinista del paso
de México al primer mundo? Porque quizá a pesar de estos 20 años el lema de
“Para todos todo, para nosotros nada” sigue vigente. ¿Ustedes que piensan?
Por hoy es todo,
nos leemos la próxima, carpe diem.
PD: Deseo agradecer
a quienes me leyeron en 2013 y los años anteriores; y a quienes en el futuro lo
harán. Les pido también que nos apertrechemos en la esquina del conocimiento y
la esperanza, para hacer frente al pensamiento único. Gran año 2014.
Doctor, sin duda estamos a un legado que es necesario analizar. A 20 años de distancia y el país sigue desmoronándose, pero es tan grande que no se ha extinguido.
ResponderEliminarSigamos siendo provocadores de cambio.
Un placer leerlo, me sumo a su llamado de combatir el pensamiento único.
leyendo iusfilosofando, me parece buen tema Dr. feliz año nuevo 2014 nos vemos en la proxima ATTE: GEEK BOY
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