Parece que
a la corrupta élite de este país le urge vender, no sabe la forma en cómo
sacarle mayor provecho a este sexenio. Aprobación de la reforma sin debate, promulgación
exprés en palacio nacional, como aquellas fiestas del virreinato, y una edición
vespertina del Diario Oficial de la Federación (DOF) como ya lo adenlantaba
atinadamente la Doctora Bárbara Cabrera el fin de semana pasado.
Las reformas
estructurales que no habían logrado consumar en tres sexenios los neoliberales
del PRI y del PAN, finalmente fueron concretadas y finalizadas el 11 de agosto
con la promulgación de Peña y como ya lo dije con la publicación del decreto el
DOF. Pero parece que ni la consumación de este proyecto ayuda al habitante de
Los Pinos a subir su popularidad entre los mexicanos.
Y es que no
hay razones que hagan que los mexicanos estén felices con este sexenio, que se
ha caracterizado por el no debate, por el diálogo simulado, por la aplanadora
legislativa y por el control mediático de las situaciones, los escenarios y los
adversarios.
Peña, el
candidato de los medios por excelencia, enfrentará ahora una realidad que no
puede maquillar con sus encuestas ad hoc,
verá que cada vez su “popularidad” decrece, que la pobreza se incrementa y
quienes lo flanquearon en los decretazos pronto lo irán dejando solo.
Peña el
expropiador, buscará a toda costa posesionar a su partido para así extender el
poco poder que le ira quedando en los próximos cuatro años. Buscará diputados que
continúen la dinastía de los vasallos, de los hombres al servicio del “presidente”.
Peña el expropiador, colocará a la segunda camada de hombres y mujeres que lo
favorecieron en su campaña, les dará un escaño y fuero como recompensa.
Y mientras
la clase política priísta se va reestructurando, los mexicanos todos, aquellos
que votaron por Peña y los que no lo hicimos, seguiremos padeciendo la
embestida neoliberal. Lo que es claro es que la playera, el paraguas, la
estufita o los cilindros con el logotipo del PRI no los exceptuara de los
gasolinazos ni de los decretazos de su “presidente”.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
¡Magnífico texto Doctor! que describe bastante bien lo que ocurre en la realidad de un México reformado a fuerza de imposiciones.
ResponderEliminarDaré divulgación a su texto en todas mis redes, es de imperdible lectura.
Un placer leer #Iusfilosofando e intercambiar puntos de vista.
Estimado Doctor, captura usted la verdadera esencia de este montaje amenizado al que llaman gobierno cuando en realidad es imposición al servicio del capital.
ResponderEliminarEs incoherente llamar reformas a la conformación del escenario a favor de las élites, justicia a la impunidad y democracia a la deuda pública y al despojo de un pueblo...
Excelente artículo.
Un abrazo.