“Somos miles los mexicanos
que no nos sentimos representados,
miles los mexicanos que
queremos una democracia participativa,
miles de mexicanos que
levantamos la voz y pedimos
ser tomados en cuenta en los
asuntos públicos (…)”
Elena Poniatowska
Algo están haciendo mal los Peña
boys, fracasaron en su intento por negociar de forma directa con los
jóvenes del IPN, por más que ofrecieron un pliego de respuestas, los
politécnicos dijeron que las propuestas de solución al pliego petitorio era
“incompleta e imprecisa”, además de “no estar fundamentada ni motivada”. Una
derrota de Osorio Chong.
Paralelamente resurgió el tema del
“avión presidencial” –un Boeing Dreamliner 787, que comenzará a funcionar a
partir de septiembre de 2015- pequeño regalo que Calderón solicitó desde 2011
para Peña Nieto y que tendrá un costo total de 6,769.9 millones de pesos, pero
que ya atrajo la atención de los ciudadanos interesados en el tema; su excusa,
una bobada, culpar a Calderón de la compra, ¿Y las adecuaciones al avión? ¿Y el
servicio de mantenimiento para una aeronave de estas características? Problemas
para Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la defensa.
Apenas querían cerrar ese tema y
explotó el caso Ayotzinapa. El control de daños que había iniciado en la
Segob sobre este tema no fue suficiente y no puede serlo cuando se trata de la
lamentable desaparición de los 43 estudiantes de una escuela normal rural de
Guerrero; un Estado que históricamente ha salido respondón al gobierno federal,
que no calla y que llega al límite.
Lo más actual sobre este tema, es que
padres de familia y compañeros de los 43 estudiantes de la Normal “Raúl Isidro
Burgos” rompieron con la Procuraduría General de la República (PGR) y exigieron
que sea el propio Peña Nieto quien los reciba, cosa que podría ocurrir si el
señor de Los Pinos desea tomar la iniciativa y recuperar unos puntos
de su maltratada imagen. Pero sabe que recibirlos puede ser contraproducente y
perder más puntos. Derrota de Jesús Murillo Karam.
Por si fuera poco el asunto económico
tampoco está congraciado con Don Peña, pues la SHCP pronostica el precio del
petróleo en 79 dólares para 2015, un precio inferior en tres dólares al
estimado en la iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación enviada por Don
Peña a la Cámara de Diputados el 5 de septiembre, y en dos dólares al precio
estimado en la minuta aprobada por la Cámara de Diputados el pasado 16 de
octubre pasado, una derrota de Luis Videgaray Caso.
Y mientras Ángel Heladio Aguirre
Rivero –el guerrerense y expriista de 58 años- presenta su renuncia a cambio de
impunidad; las revistas The Economist y The New Yorker sitúan
a Peña Nieto en su realidad, esa que no se oculta con sus spots, ni
con desplegados, y tampoco con entrevistas en programas rosa. Esa realidad que
vemos los mexicanos todos los días y que los Peña boys no
pueden controlar.
Insisto, algo están haciendo mal
los Peña boys, que contrario a sus pronósticos, AMLO les llenó
el zócalo el pasado fin de semana y eso los molesto tanto, que hicieron que sus
operadores mediáticos reprodujeran “en todas sus plataformas”, la crítica de
Camacho Quiroz y Jesús Zambrano contra Andrés Manuel.
El señor de Los Pinos se
desinfla, y el control de daños no está funcionando del todo. Lo malo para él,
es que en esta ocasión sus aliados de la “izquierda” –los chuchos- están
involucrados directamente como protectores del prófugo presidente municipal de
Iguala, responsable directo de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa
y de forma más directa el chucho más visible: Carlos Navarrete, es señalado
como beneficiario directo del apoyo económico –para su campaña- de José
Luis Abarca.
El tema debe preocuparnos, un bostezo
de Peña Nieto puede hacer que este país se vaya a la borda y los afectados
seremos todos. Menos, desde luego los Peña boys que saldrán
huyendo del país como lo han hecho en sexenios pasados.
Por hoy es todo, nos leemos la
próxima. Carpe diem.