Mañana cuando Felipe Calderón despierte, no será el mismo que entro por
la fuerza -aunque por la puerta trasera- al recinto de San Lázaro para que le
fuera entregada la banda presidencial de manos de su entonces compinche Vicente
Fox.
Mañana Calderón verá que los ademanes que hace a los integrantes del
Estado Mayor Presidencial (EMP) no tendrán la misma respuesta ni prontitud que
cuando llegaba a Los Pinos en aquel
2006.
En su traslado mañanero rumbo a la Cámara de Diputados -erigida en pleno
de Congreso General- corroborará que ha perdido reflectores y que los medios ya
no hablan de él por más cadenas nacionales que de última hora se invente.
Verá las miradas esquivas que rechazan más complicidad.
Felipe comprobará que a pesar de que han transcurrido seis largo años,
habrá legisladores que le recordaran como llego al poder y más de uno le
gritaran "espurio" y "asesino".
Pero Calderón Hinojosa también vivirá en carne propia lo que significa perder el poder, y como muchos de sus compañeros de partido le darán la espalda para no saludarlo y acompañarlo cuando se retire del recinto.
Pero Calderón Hinojosa también vivirá en carne propia lo que significa perder el poder, y como muchos de sus compañeros de partido le darán la espalda para no saludarlo y acompañarlo cuando se retire del recinto.
Sin certeza laboral -aunque no sin dinero- Calderón no sólo vivirá con
el apellido manchado que heredará a sus hijos. Sino que pasará a la historia
como violento e incapaz, como retorico y poco inteligente, como quien declaro
una guerra -que siempre no fue guerra- y que dejo más de 80 mil muertos, pero también
quien perdió más integrantes de su gabinete.
A pesar de su refugio "académico" en Harvard- de sólo un año-
Calderón vivirá agazapado en la soledad de un cubículo y no podrá evitar ser
cuestionado por esa comunidad universitaria que si tiene memoria y que
recordará en la primera oportunidad las condiciones en las cuales dejo a
México.
Calderón Hinojosa, aun no puede presumir su impunidad por más pactos que
haya generado con el grupo político que mañana ocupara Los Pinos, tampoco evitar las criticas en Twitter; se dará cuenta
que los columnistas y medios que antes lo defendían, ahora se erigirán en sus más
duros críticos, en analistas imparciales, de esa realidad que ellos mismos ayudaron
a maquillar.
Lo cierto es que “haiga sido como haiga sido” Felipe dejo un país
enojado, empobrecido, desempleado, ensangrentado, sin acceso a educación y con
gobiernos estatales y municipios endeudados. Quizá por ello, lo mejor sea que hoy
decimos adiós al sexenio maldito.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
Maestro, suscribo cada una de sus palabras en esta magnífica columna.
ResponderEliminarEl futuro es borroso. Pobre #MéxicoLindoyHerido sigamos trabajando en su rescate.
Un placer leerlo.