Resignado a que su partido ya no ocupara Los Pinos,
Felipe Calderón recorre el país y visita el extranjero en esta penúltima semana,
para lavar su rostro, “limpiar su apellido” y autoelogiarse por su trabajo
realizado.
No obstante la realidad exhibe a Felipe Calderón, pues
su guerra que siempre no fue guerra, no solo aumento la violencia e inseguridad, sino que la
supuesta lucha contra el crimen organizado genero un efecto multiplicador del
número de carteles.
En sus intervenciones
Calderón insiste en que no se le puede responsabilizar por los 80 mil muertos por actos violentos durante
su gobierno, ya que de cualquier manera hubieran ocurrido los asesinatos, pero
con la diferencia, sostiene él, de que Estado estaría sometido a los carteles
de la droga.
Sumado a esta ola de violencia y muerte hay que
recordarle a Felipe Calderón los desastrosos números con el empleo, no solo
llevó a la secretaria del trabajo a un defensor de los patrones, sino que ese secretario
del trabajo cerro fuentes laborales.
Irónico y contradictorio, Calderón no solo no fue “el
presidente del empleo”, sino que fue amigo y benefactor de empresarios que
aportaron en su campaña o defendieron su postulación. Negoció y protegió a ultranza
a los poderes fácticos y minimizó las muestras de manifestación de sus
disidentes, “unos cuantos” refería.
Lo cierto es que Felipe a pesar de sus enojos y autoelogios de sus pírricos logros; los
mexicanos tendrán presente lo sangriento del sexenio y que durante este mandato
perdieron su empleo o simplemente no lo recuperaron como prometió. Que decir
del acceso a la educación y de los rechazados de educación universitaria en
todo el país.
Tampoco olvidaran las casas que compraron con tanto
sacrificio y que a los pocos meses se empezaron a agrietar, pero que sirvieron
para promocionar como el “gobierno federal” daba casas a más mexicanos. O que
decir de los gastos superfluos, los del centenario y bicentenario; y de la
estela de luz, o el más reciente, el avión presidencial.
No perdamos la memoria, no
olvidemos cual es la herencia de calderón a los mexicanos, porque muy
probablemente con lo que afrontaremos estos seis años por venir, lo hecho por
Calderón será minúsculo. Ya veremos.
Por hoy es todo, nos leemos
la próxima. Carpe diem.
Maestro:
ResponderEliminarMagnífica columna, la que hoy nos presenta.
Sin duda, sumamente analizable el sexenio que está por terminar.
¿Las expectativas para el siguiente? sin duda el futuro sigue siendo borroso.
Un placer leerle.
La herencia #HERENCIA DE #CALDERÓN será un paseito a lado de lo q' está por venir.
ResponderEliminar@BenitoJuarezG
Lo de menos es lo material. Lo q nunca se olvidará será a conocidos, amigos y/o familiares muertos
ResponderEliminar@EgoGolden
@iusfilosofo como siempre atinado y acertado en los comentarios de tu columna, fenece el régimen del terror, quizás sea #ElBuenFin lo peor, esta por venir, asistiremos como circo romano a un espectáculo de sangre y muerte que se avecinan con el pRi la herencia de Calderón es una herencia maldita, el fecalato nos deja dolor y muerte, ni hablar sólo nos queda resistir
ResponderEliminarÓscar Sánchez
@iusfilosofo excelente articulo! saludos
ResponderEliminarMaria Isabel Arévalo
@iusfilosofo creo que si, asistiremos a espectáculos dantescos, los cuales serán atizados por hambre y violencia, nos queda resistir
ResponderEliminar