Lo que inicio con la salida de
militantes destacados y luego fundadores, ha seguido con el desprestigio y
escándalos de lo que en algún momento fue el partido de la esperanza.
Hoy el PRD se asemeja más a Peña y su
equipo -pues va de escándalo en escándalo- que a los militantes fundadores de
ese partido. Hoy no solo tiene que librar una batalla interna que parece estar
siendo sofocada por la doctrina chuchista; sino que tiene una deuda
enorme, 25 millones de pago a proveedores y 235 millones por créditos
bancarios.
Este fin de semana el Consejo
Nacional del PRD aprobó la lista de candidaturas plurinominales -260 votos a
favor y 48 en contra- de esta lista fueron excluidos dos personajes relevantes
de ese partido, Marcelo Ebrard –corriente Movimiento Progresista- y el René
Bejarano -corriente Izquierda Democrática Nacional-. Quienes sí aparecen son
“los Chuchos” Jesús Zambrano y Jesús Valencia, ex jefe delegacional de
Iztapalapa, -investigado por la contraloría del GDF por conflicto de
intereses-.
Lo ocurrido el fin de semana confirma
versiones de la nueva postura de las corrientes mayoritarias, -la de
Jesús Ortega (NI) y Héctor Bautista (ADN)- “para nosotros todo, para ellos
nada”. Una política que potencializa al máximo, la tarea de quedarse a como dé
lugar con el control total del PRD.
La doctrina chuchista –practicada
como dogma por algunos- es elemental, cero diálogo, cero debate, aplanadora
automática, autodenominarse los demócratas, los pro diálogo, con el objetivo
también básico, excluir de espacios, aniquilar políticamente y segregar a
disidentes.
Lo cierto es que tres de los fieles
apóstoles de la doctrina chuchista están seguros en la próxima
legislatura, lo son: Guadalupe Acosta Naranjo, Hortensia Aragón y Jesús
Zambrano Grijalva y para amarrar “cierta votación” traen consigo a tres
dirigentes estatales: Juan Carlos Guerrero Fausto (Jalisco), Candelario Pérez Alvarado (Tabasco) y Omar Ortega Álvarez
(Estado de México). Además de Luis Maldonado Venegas (actual secretario de
Gobierno de Puebla).
Sin duda, en el PRD de la doctrina chuchista no hay mucho futuro y menos
esperanza, no puede serlo en un partido de pensamiento único, nuca ha sido así
y el PRD no será la excepción. Con la exclusión de los que piensan diferente,
se confirma su nueva tendencia, ser un partido cerrado, con dirigencia obtusa,
y de militancia naufraga.
El PRD ya no es, como lo dice la
Constitución en su artículo 41 constitucional, fracción I. “entidades de
interés público”; no ha cumplido con el fin de “promover la participación del
pueblo en la vida democrática”.
Nada bien pinta para este país, el
escenario, de cara a la elección federal de este año. No cuando se necesitan
partidos abiertos, progresistas, de crítica y debate pero también de propuesta;
y no cómodas franquicias electorales al servicio del gobierno en turno, no un
partido de alta burocracia que solo busca defender sus propios intereses tal
como lo promueve la doctrina chuchista. En fin, mientras eso ocurre, reitero mi propuesta para
transitar a un mejor escenario “quítale el congreso a Peña”.
Por hoy todo, nos leemos la próxima.
Carpe diem.
Doctor:
ResponderEliminarInteresante texto que deriva en dar a conocer esa Doctrina chuchista, seguramente cuya principal actividad es la de encorvar la cerviz al poder en turno para mantener sus canonjías.
En efecto, este partido, junto a los otros incrementa ese fenómeno de desafección de los ciudadanos hacia la política.
Magnífico análisis.
Un placer leerlo.
Amigos todos.
ResponderEliminarQuien no conozca a los chuchos, no entenderá su doctrina liquidadora de toda democracia al interior de su partido y hacia el exterior, vivir succionadora y presupuestívoramente de nuestros impuestos, legal e ilegalmente. Luego entonces, que compren la impúdica doctrina chucha.