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martes, 18 de septiembre de 2018

PEÑA PINTADO POR SÍ MISMO




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Cuando a Enrique Peña Nieto le avisaron que sería el Candidato de su partido a la presidencia de la República jamás pensó que terminaría como inspiración para columnistas y moneros. Acostumbrado a no ser cuestionado por sus actos y a que los suyos respondieran con un “sí licenciado” Peña materializaba el conjuro que "una bruja" había vaticinado años atrás.
El chico de la Universidad Panamericana no podía creer tanta belleza, no solo gobernaba el estado con más tradición priísta sino que ahora ocuparía Los Pinos. Tras su triunfo en la cuestionada elección, la primera bienvenida que recibió Enrique Peña, fue precisamente en su Estado natal, allí en el Valle de Toluca, territorio que gobernó y en el cual en enero de 2013 fueron hallados 13 cadáveres, la mayoría se encontraron descuartizados y embolsados. Así iniciaba su sexenio.
Casi seis años después Peña se va y no destaco en él un discurso sobrio, inteligente y realista sobre las condiciones del país. En su intervención por los 70 años de la ONU, Peña destacó que “México es una Nación plenamente comprometida con la ley, los derechos humanos y la paz.”
Con una radiografía muy limitada -que se notó en su discurso- advirtió que “Con las crecientes desigualdades, con una crisis económica mundial que no cede y con la frustración social que esto provoca, el mundo de hoy está expuesto a la amenaza de los nuevos populismos. Nuevos populismos de izquierda y de derecha, pero todos riesgosos por igual.”
Su visión de país siempre estuvo limitada a la opinión de su equipo. El país del que Enrique Peña habló fue siempre  producto del análisis maquillado, de las cifras que sacaba cuando le convenía, a la retórica priísta de principios de los noventa. Esa visión del México de Peña Nieto no existe en el vivir diario de millones de mexicanos que no tienen que comer, que no accederán a la educación, que fueron víctimas de la delincuencia organizada, o que no tienen acceso a la justicia, salud o vivienda digna.
Peña pintado por sí mismo, plantea en sus discursos un país donde los homicidios han bajado; un país donde los precios de los productos básicos se están ajustando, al igual que la gasolina, la electricidad; un país donde el acceso a la educación de calidad esta “garantizada” por el Estado; un país donde los secuestros, extorsiones, asaltos, robos en poblado, no existen. Un país donde las aprobaciones exprés a la legislación, son producto del consenso y del “amor a México”.
Hay que decir que un logro para los neoliberales es que el oriundo de Atlacomulco haya logrado consumar lo que en tres sexenios los neoliberales del PRI y del PAN no lograron y finalmente fueron concretadas y finalizadas en este sexenio.
Peña se está despidiendo y lo hace con la popularidad más baja de la historia contemporánea del país, y es que no hay razones que hagan que los mexicanos estén felices con este sexenio, que se caracterizó por el no debate, por el diálogo simulado, por la aplanadora legislativa y por el control mediático de las situaciones, los escenarios y los adversarios.
Así va terminando peña lo que algunos llamaron el despeñadero, sino revisen sus bolsillos.
Por hoy es todo, nos leemos hasta la próxima. Carpe diem