“Me dirán
que la ropa sucia se lava en casa; pues sí, pero cuando la casa es privada. En
este caso, el IFAI es una casa pública. Es propiedad de todos los mexicanos, no
de los comisionados”.
Ángel
Trinidad Zaldívar
Cuando más se necesita de instituciones fuertes,
que consoliden el Estado democrático de Derecho, que garanticen y defiendan
derechos, que den certeza de los procesos de transparencia del ejercicio de
gobierno; es cuando más fallan, cuando tambalean, justamente es cuando se
desatan luchas intestinas que amenazan con la perversión de estas instituciones
que nacieron al calor de la democratización del ejercicio del poder.
Un caso que ilustra el comentario anterior es el
IFAI y sus comisionados. Y no lo es por la elección de su presidente -tema que
de por sí daría elementos para el análisis- sino que lo es porque una de sus
consejeras y sus ansías de pedir información, la llevaron incluso a presentar
recursos de revisión bajo los seudónimos María González Cejudo y Alberto Vital
Rall. Vulnerando así, la certeza e imparcialidad de su desempeño.
Por eso y más, ayer los comisionados comparecieron
ante el Senado de la República, para explicar la cadena de acontecimientos que
se han venido dando al seno del IFAI, acontecimientos de los cuales Sigrid Arzt
ha sido protagonista.
Ante senadores, Jacqueline Peschard y Ángel
Trinidad Zaldívar -dos prestigiados académicos- demostraron y exhibieron los
comportamientos de la consejera Wanda Sigrid Arzt Colunga, incluso investigó en
la Secretaría de la Función Pública (SFP) la sanción que le correspondería por
esa falta.
En su defensa, la ex secretaria técnica del Consejo
de Seguridad Nacional negó ser la autora de dichas solicitudes e insistió en
que los sistemas informáticos del Instituto fueron vulnerados. Acusó a la
Dirección General de Tecnologías de la Información del IFAI de tener conflicto
de intereses porque no incluyó una opinión de un órgano especializado en la
materia.
Otro de los tópicos álgidos fueron los viajes e
informes de los comisionados, particularmente el de la comisionada María Elena
Pérez-Jaén quien realizó un viaje de tres días a Macao –un centro de apuestas
estilo Las Vegas– y sólo remitió 11 renglones para detallar su estancia.
Pérez-Jaén reclamó al senador Pablo Escudero, que haya ventilado los reportes
sobre los viajes que realizó, con “la campaña que hizo el viernes puso en tela
de juicio el trabajo de los comisionados”. Pero dicha comisionada ha erogado
513 mil pesos.
En la comparecencia de ayer, quedo demostrado que
los chicos de Felipe Calderón no son los más aptos para estar en el IFAI,
Gerardo Laveaga Rendón – que antes estuvo en el INACIPE- trae a cuesta el haber
sido defensor de Felipe Calderón ante la Corte Penal de la Haya. Pero además no
conoce a fondo al Instituto que dirige, no sabe de protocolos, no conoce
procedimientos, desconoce la vida interna y las dinámicas del IFAI. Con 50
años, Laveaga no sólo es poco productivo al acular 291 casos pendientes de
resolución, sino que no tenía experiencia previa en materia de transparencia, como
para presidir el IFAI.
En el caso de la consejera Wanda Sigrid Arzt
Colunga de 49 años, y consejera del IFAI desde el 2009, hay que decir que fue
asesora en materia de seguridad de Felipe Calderón cuando este era candidato
presidencial en 2006. Su recompensa, haber sido secretaria técnica del Consejo
de seguridad Nacional de 2006 a 2009. Antes fue suplente del polémico consejero
del IFE, Virgilio Andrade de 2003 a 2006.
Lo cierto es -para citar a Peschard- que “Lo que se
quebró en el IFAI fue la dinámica de colegialidad”. Siguen trabajando pero
están lastimadas sus relaciones. Y la pregunta es, ¿Un IFAI así sirve?
Reflexionemos.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe
diem.