El capital no es un mal en si mismo. El mal radia en su mal uso.
Gandhi
La semana pasada conocimos la noticia de que México al igual que Brasil ocupan
el segundo lugar -de 20 países- de América Latina y el Caribe los que otorgan
más facilidades financieras al sector privado para los proyectos
públicos-privados.
Según la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPALl) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
México tienen calificación de 72 puntos, sólo superado por Chile que tiene 79.
La Cepal con estadísticas del BID, sostiene
que en el apartado normativo México consiguió sólo 56 puntos frente a 84 de
Chile y 71 de Brasil. Respecto a la
calificación institucional calificó con 58. En el ámbito de la madurez
operativa consiguió 54 puntos, Brasil 87 y Chile 72. Respecto del clima de
inversión tuvo 56 puntos frente a 85 de Chile, 72 de Colombia y 58 de Brasil.
Detengámonos ahí. ¿Qué representa que la
CEPAL considere con datos en mano que nuestro país da facilidades a la IP para
invertir? Quizá una muestra de ello sea el sorpresivo crecimiento de ciertas
empresas internacionales y otras nacionales con el apoyo y facilidades del
gobierno.
El dato parece alagador, pero contrastándolo con
la realidad social y económica de nuestro país, no sirve de nada. Y no sirve de
nada porque a pesar de las facilidades que se dan desde el gobierno las fuentes
de empleo siguen siendo el punto flaco de este sexenio que ya se encuentra
moribundo.
No es para presumir tampoco, que mientras se
facilita la inversión para las grandes trasnacionales – o ellas incentivan a
ciertos funcionarios con dadivas- se complica, burocratiza y desalienta el
apoyo para los pequeños iniciadores.
Que este sexenio facilite la inversión, no
sirve de nada si la inseguridad, la pobreza y la pobreza alimentario están peor
que al inicio del sexenio. Con estas facilidades, el sexenio calderonista no
esta haciendo otra cosa más que facilitar un paraíso obrero a las grandes
cadenas que explotan a los mexicanos.
Contratados por outsourcing, sin derechos laborales, sin garantías de empleo
duradero, chantajeados y acosados por sus contratantes los mexicanos que
finalmente consiguen un empleo de bajo salario viven el día a día la zozobra del
que pasará mañana.
México se encamina a un México IP (iniciativa
Privada) donde el gobierno financia a través de Nafin ciertos proyectos cercaos
a él. Lo mismo que hizo Calderón con los vástagos de Marta Sahagún.
¿Que le espera a México si el modelo
neoliberal continua con su política? ¿Qué decir de un gobierno que apoya a la
IP a cambio de nada? ¿Cómo definir a un gobierno que da facilidades a la IP
pero no piensa en la educación? ¿Cambio verdadero o continuismo? Ese es el
dilema del 1 de julio. Yo prefiero lo primero.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.