El poder lo contamina todo, es tóxico. Es posible
mantener la pureza de los principios mientras estás alejado del poder. Pero
necesitamos llegar al poder para poner en práctica nuestras convicciones. Y ahí
la cosa se derrumba, cuando nuestras convicciones se enturbian con la suciedad
del poder.
José Saramago
Ayer, se imaginaba cenando caro
y bebiendo aún más caro. En compañía de incondicionales y pocos amigos en aquel
restaurante de corte mediterráneo de la nueva plaza comercial, la más cara de
la zona.
Imaginaba su nombre ocupando
las primeras planas de los periódicos, en entrevistas por radio y televisión.
Presumiendo entre sus alumnos el nuevo cargo, y lamentando que pronto los dejaría;
recibiendo de su jefe inmediato y cómplice aún más beneficios en aquella
universidad a la cual tuvo que regresar después de disfrutar de los beneficios
del presupuesto público.
Imaginaba sus
intervenciones, sus oposiciones primero y luego los privilegios. Sabía que su
nombre estaba en la lista de los propuestos, en el dictamen que se votaría en
pleno de la Cámara de diputados. No importaba quien propusiera la lista, lo
importante es que fuera su nombre. Ayer, había prometido a sus cercanos que
juntos irían al IFE y que después de ello las cosas cambiarían. Otros cuantos se
quedarían en la ciudad, promoviendo su más reciente creación, su juguete.
Pero ayer por la tarde noche
las cosas cambiaron, su rostro cambiaba a cada minuto al enterarse la forma en
como se había integrado los bloque que votarían el dictamen. Le preocupaba que
no se aprobara la propuesta donde se incluida su nombre. Y es que la terna
donde se le incluía era respaldada por las fracciones de PRI, PVEM, PT,
Convergencia y Nueva Alianza, pero no tenía certeza de que tuviera los
suficientes diputados para ser aprobada.
Su nombre corría riesgo,
pero al igual que lo manifestado el coordinador de Convergencia en la Cámara, sabía
que la integración de la terna, era producto de los vetos entre partidos y de
las relaciones personales entre los legisladores y los aspirantes, tal vez eso ayudaría.
Una llamada le advertían que
el debate seria intenso, y lo fue, Javier Corral (PAN) reclamo al PT (en
particular a su coordinador): “llama la
atención que en esta recta final, dos de los partidos que dicen combatir el
regreso de la mafia del poder terminen en coalición en la propuesta del PRI y
Peña Nieto”.
En el momento de la votación
-ya entrada la última etapa de la sesión- las manos le sudaban, recibía
llamadas de manera constante, quizá por ello cedió el teléfono para que alguien
más lo respondiera.
Voto a voto de los 430
legisladores que asistieron a la sesión, se constituía en una preocupación y después
de 10 minutos el resultado finalmente llego: 242 votaron a favor y 187 en
contra. Sabía que se necesitaba al menos 287 para alcanzar la mayoría
calificada de dos terceras partes de los diputados presentes en el pleno.
Todo se derrumbaba, los
escenarios que había construido desde que inicio la sesión en la Cámara de
diputados, los sueños, las aspiraciones, los compromisos, se habían diluido. El
rostro de sus acompañantes había cambiado abruptamente. Su molestia era
inocultable.
Después de la votación y
tras los resultados, el celular dejo de sonar. Como en la peor de sus
pesadillas, la habitación en la que estaba había sido inundada por el silencio
que en momentos asfixiaba a los presentes. Discreta pero contundentemente, pidió
a uno de sus cercanos cancelara la reservación en ese restaurante que tanto le
gustaba.
Los sueños habían sido
frustrados, las aspiraciones cortadas, los compromisos no se cumplirían. Triste,
no quedos más que agradecer a quienes se mantuvieron cercanos en esa ocasión, a
quienes contemplaron sus sueños frustrados, a quienes inflaron el momento.
Finalmente la integración completa
del IFE era lo de menos, lo importante eran sus sueños, pero no se puedo, al
menos no ayer. Así fue la triste historia de quien aspiraba a gozar de los
beneficios del IFE. Y eso valía la pena. Pero no resulto.
Por hoy es todo, nos leemos
la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Maestro:
Nos presenta en la Columna Iusfilosofando un texto magnífico. De reprente me transportó a ese escenario donde el gozo y el placer por el poder mismo se suele desmoronar en un abrir y cerrar de ojos.
Que más da señalar nombres si aplica a la perfección a diversos actores.
¡Enhorabuena!, excelente columna como las que nos acostumbra compartir.
Un abrazo.
Genial narración que dista mucho de ser imaginaria o producto de febril fantasía. Deliciosa su lectura, maestro Samuel.
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