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jueves, 6 de diciembre de 2018

NO TENGO DERECHO A FALLAR






Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo


El distintivo del neoliberalismo es la corrupción.
Suena fuerte, pero privatización ha sido en México sinónimo de corrupción.
Andrés Manuel López Obrador


El fin de semana inició una nueva era, no sólo porque el PRI volvió a perder la presidencia de la República -ahora frente a su archienemigo político Andrés Manuel-, sino porque la derrota del pasado 2 de julio también les quitó el control en el Congreso de la Unión esto es la Cámara de Diputados y la de senadores, así como el control en la mayoría de las legislaturas locales. López Obrador ganó en todos los estados del país salvo en Guanajuato, lugar donde se impuso  Ricardo Anaya, con 40% de los votos frente al 30% de AMLO.

Finalmente, después de más de una década de lucha, Andrés Manuel López Obrador llega a la presidencia de la República con un respaldo social sumamente importante: 53.1% de los votos fueron ganados por él; es decir, más de 30 millones de ciudadanos vieron en el tabasqueño la esperanza para transformar al país, para construir mejores oportunidades de desarrollo para todos y generar condiciones de justicia social.

El sábado pasado AMLO como también es conocido en las “benditas redes sociales” asumió la presidencia de México y así se convirtió en el Presidente número 57 del país. Ya desde los primeros minutos López Obrador había mostrado su estilo, un sello personal con el que se ha conducido los últimos años; llegó al recinto de San Lázaro en su propio vehículo y sin la compañía del Estado Mayor presidencial.

Andrés se abrió paso en el Jetta blanco, sus únicas escoltas eran los cientos de reporteros que seguían su caravana. El oriundo de Macuspana, Tabasco se trasladó desde su domicilio hasta el recinto donde recibiría la banda presidencial, saludando a todos los que le gritaban “¡Presidente!” O “Es un honor estar con Obrador”. En su discurso, -Ya como presidente- enumeró a tres adversarios: la corrupción, la pobreza y el neoliberalismo. Del cual sostuvo: “la política económica aplicada durante el periodo neoliberal, de 1983 a la fecha, ha sido la más ineficiente en la historia moderna de México.”.

AMLO se convirtió en todo un fenómeno, superó el rating de audiencia televisiva, su toma de protesta fue más vista que la final del mundial: 12.38 millones de AMLO contra 12.30 millones de la final mundialista. Y por si fuera poco 9.55 millones vieron la entrega del bastón de mando que los pueblos originarios le entregaron en el zócalo de la ciudad de México.

Las expectativas que los mexicanos tienen de Andrés Manuel son gigantes, López Obrador tiene un gran reto ante sí pues representa la esperanza de millones de mexicanos de todas las edades y condiciones socioeconómicas. Por eso quizá, ha identificado a su enemigo principal y contundente afirma: “si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad.” Y continuó: “El otro distintivo del nuevo gobierno será la separación del poder económico del poder político. El gobierno ya no será un simple facilitador para el saqueo, como ha venido sucediendo.”
Son nuevos tiempos, y la minoría irracional que se opone sistemáticamente a estos nuevos tiempos deberá aprender a ser oposición, su papel desde ese lado de la historia deberá ser inteligente, de lo contrario se irán al baúl de los recuerdos más temprano de lo que piensan. Me quedo con la parte final de su intervención: “Trabajaré 16 horas diarias para dejar en seis años muy avanzada la obra de transformación, haré cuanto pueda para obstaculizar las regresiones en las que conservadores y corruptos estarán empeñados.”

La cuarta transformación ha iniciado, dispongámonos a participar en ella. López obrador se ha comprometido: “No tengo derecho a fallar”. Y como ciudadanos tampoco podemos fallarles a las próximas generaciones. Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.



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martes, 27 de noviembre de 2018

GOODBYE “BOMBÓN”





Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

"Yo sentí una vez un temblor que nadie más sintió"
Enrique Peña Nieto

Enrique Peña Nieto, vive sus últimas horas con fuero, y a diferencia de otros sexenios no fue un Ejecutivo poderoso en personalidad, ni decisorio en la contienda interna de su partido. En escala de grises superó sin duda a Ernesto Zedillo y lo único que pudiera unir a este par de personajes es que ambos impusieron a un candidato priista que a la postre perdería la presidencia de la República.

A diferencia de otros sexenios Peña no fue perdiendo poder año tras año quizá porque nunca lo tuvo. Enrique no tuvo un último año desangelado, tal vez porque nunca tuvo ángel; rodeado de tecnócratas que le impusieron agenda, el hasta ahora habitante de Los Pinos, marginó a quienes pudieron apoyar su labor a cargo del Ejecutivo, marginó a los políticos del PRI y se quedó con quienes le prometieron estabilidad económica pero le generaron inestabilidad política.

Así, aunque la cereza del pastel fue la visita de Donald Trump, hay temas que simplemente no tienen ni olvido ni perdón cómo lo es Tlatlaya, Ayotzinapa, entre otros igual de graves como la fuga de “El Chapo Guzmán” y la expansión del Cartel de Jalisco Nueva Generación.
Peña Nieto está desgastado políticamente, físicamente disminuido, con una familia a punto de desmoronarse, sin un lugar importante en la historia, con la peor popularidad en la vida contemporánea del país, pues de acuerdo con los resultados de Consulta Mitofsky el mexiquense alcanza apenas el 24% de aprobación en el ocaso del sexenio, resultados que contrastan con el 66% en el caso de Carlos Salinas en 1994; 59% de Ernesto Zedillo en 2000; el 56% de Vicente Fox en 2006; y el 53% de Felipe Calderón, en 2012.
Enrique se convirtió en el hijo pródigo de Atlacomulco, llegará a fin de sexenio más gris que cuando dejó la gubernatura, entregará un país más inseguro, con mayor delincuencia, con altos índices de violencia, con escandalosos números de desapariciones, con apabullante desempleo, y con una pobreza lacerante. Un sexenio donde los derechos humanos no fueron prioridad; en el que los jóvenes que fueron icono de su rechazo simplemente no tuvieron eco, y por el contrario fueron criminalizados.
Con Peña se materializaron las promesas de Carlos Salinas, llevar a cabo las llamadas reformas estructurales que abrieron un amplio abanico para acabar con la soberanía nacional; Enrique fue un instrumentalista que logró acabar con el PRD, a través del Pacto por México. También fue un indiferente con la prensa, no solo por ser factor decisivo en el caso de Carmen Aristegui, sino porque durante su sexenio la muerte de periodistas y reporteros no mereció una respuesta contundente para esclarecerlos.
Peña pago también los favores, en su sexenio surgieron 150 estaciones de radio. Fue un joven dinosaurio maniatado, no fue el súper presidente, tampoco el jefe de su partido y ni siquiera el líder del Congreso como en los tiempos hegemónicos del su partido, no tuvo la capacidad de pararse por el Congreso de la Unión para entregar su informe.
No podemos olvidar el escandaloso tema de la Casa blanca, una mansión valuada en 7 millones de dólares. Con Peña nos fuimos al lugar 135 de 180 países evaluados en el Índice de percepción de la corrupción, realizado por Transparencia Internacional. El gasolinazo será la herencia maldita de Peña Nieto, como lo será la violencia y la relación de sometimiento a Donald Trump.
En el fin de sexenio las mujeres fueron una víctima más, sobre todo en el estado de México -gobernado por su primo- en donde siguen sufriendo violencia de género; son las mujeres en cuyo sexenio no tuvieron mejores oportunidades de desarrollo personal. A pesar de que en campaña el grito femenil de batalla fue “Peña bombón te quiero en mi colchón”. Hoy si acaso merece un goodbye “bombón”.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 30 de octubre de 2018

EL VALOR DE LAS CONSULTAS




Samuel Hernández Apodaca

@iusfilosofo


La democracia no es el silencio,
es la claridad con que se exponen los problemas
 y la existencia de medios para resolverlos.
Enrique Múgica Herzog

En estos días, todos opinan sobre el proceso de consulta al que convocó el gobierno electo que encabezará Andrés Manuel López Obrador a partir del primero de diciembre de este año, para saber el destino que correría el proyecto de Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Ahora bien, los opositores a una consulta abierta, de participación ciudadana de alcance nacional, y que no costo al erario público, pueden opinar, manifestar su abierto desacuerdo, minimizar el valioso ejercicio, menospreciar la voluntad popular o simplemente decidir no participar.

Los opositores a la consulta pueden dividirse en dos, los que sostienen que los ciudadanos no saben nada de aviación y consecuentemente no tendrían una opinión; y los que se oponen sistemáticamente por militancia, es decir, son aquellos que no votaron por Andrés Manuel y se opondrán a todo lo que el gobierno electo proponga, aunque ello represente dañar el bienestar del país.

Los opositores a la consulta, pero que apoyaban la opción de Texcoco, no cesaron en sus esfuerzos para desacreditarla, primero argumentaban que la consulta no tenía legitimidad pues no la organizaba ningún organismo oficial, después participaron votando más de una vez, mostrando así su falta de ética, más que las fallas de los organizadores de la consulta.

No debemos olvidar los históricos esfuerzos que la sociedad mexicana impulsó a través de las consultas, un caso que ilustra el valioso ejercicio de la consulta, fue el de 1993, el 21 de marzo, cuando un grupo pluripartidista de asambleístas del entonces Distrito Federal convocaron a realizar una consulta sobre el gobierno en esa ciudad. 1. ¿Está de acuerdo en que los gobernantes del D.F. sean elegidos mediante el voto directo y secreto de los ciudadanos?, 2. ¿Está de acuerdo en que el D.F. cuente con un poder legislativo propio? y, 3. ¿Está de acuerdo en que el Distrito Federal se convierta en un estado de la federación? fueron las preguntas, los participantes en aquella histórica consulta fueron 320 mil ciudadanos.

El segundo ejercicio, en esta ocasión de carácter nacional fue el realizado por Alianza Cívica en febrero de 1995. El contexto era la irrupción zapatista y la presencia del ejército mexicano en el territorio chiapaneco y la devaluación de diciembre de 1994. En ese ejercicio las preguntas fueron: 1. ¿Debe investigarse y en su caso sancionarse a Carlos Salinas de Gortari por su responsabilidad en la crisis económica? 2. ¿Debe rechazarse el crédito ofrecido por el gobierno de los Estados Unidos? 3. ¿Debe retomarse la vía del diálogo y la paz y desecharse la vía militar para resolver el conflicto de Chiapas? Los participantes sumaron más de 600 mil ciudadanos.

Meses después, en agosto de ese mismo año se realizó la Consulta por la Paz, convocada por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y organizada por Alianza Cívica, el objetivo de esa consulta era preguntar a los ciudadanos si estaban de acuerdo en que el EZLN dejara las armas y se convirtiera en una fuerza política, los participantes sumaron más de un millón de ciudadanos.

Años más tarde en Julio de 2008, el movimiento que encabezaba Andrés Manuel solicitó a Alianza Cívica y a Propuesta Cívica realizar una consulta nacional. El objetivo era enfrentar la reforma petrolera, en dicha consulta se rebasó el millón de participantes.

Tres años después, en marzo de 2011 ocurrió una consulta más, esta de carácter abierto a la ciudadanía, pero dirigida fundamentalmente a militantes de los partidos políticos del Estado de México (PAN y el PRD). El objetivo era consultarles si estaban de acuerdo en una alianza de ambos partidos en las elecciones de gobernador, los participantes de aquel ejercicio fueron más de 250 mil ciudadanos.

Como podemos ver, las consultas en este país son más comunes de lo que se piensa, desconocer esa parte del ejercicio cívico histórico debe llevarnos a una relectura de las páginas de participación ciudadana en México, pues se han utilizado para un sinfín de objetivos como ya se enumeró.

La participación ciudadana siempre ha sido el factor determinante en la toma de decisiones, por eso debemos darle el valor que en realidad tienen y no descalificarlas prima facie. Los opositores a las consulta deben entender que vivimos tiempos diferentes y quizá hacerse a la idea de que quienes votamos por Andrés Manuel queremos participar en la transformación que el país necesita. Los derrotados el pasado 1 de julio, los textos servidores, los voceros de los poderes fácticos, deben entender que “la democracia en los bueyes de mi compadre” no funciona ya. Vivimos tiempos diferentes y las nuevas prácticas legaron quizá para quedarse.

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.




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martes, 23 de octubre de 2018

PEÑA, EL VULGAR ENRIQUECIMIENTO




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Mientras se acerca el final del fatídico sexenio peñista, los problemas que había escondido bajo la alfombra empiezan a surgir, desde los actos más inmorales de sus colaboradores más cercanos, hasta los aliados coyunturales que encontró durante su mandato. Esto sumado a los temas de interés nacional que van surgiendo poco a poco y que lastiman día a día la vida nacional del país; Ayotzinapa, la Casa blanca, el incremento de los desaparecidos, la fuga del Chapo.

Por si esto fuera poco, hay un tema fundamental que pocos mexicanos alcanzan a dimensionar, de acuerdo con un reporte de VICE.COM cuando Enrique Peña Nieto llegó a Los Pinos contaba con 14 millones de pesos en el banco, casi seis años después tiene ahorros por 22 millones, es decir un incremento de 60% a su fortuna en tan solo seis años, lo que representa un ahorro de 1.3 millones de pesos por año.

La forma en la cual el oriundo de Atlacomulco ha incrementado su fortuna no es menos que vulgar, sobre todo si se considera que durante los seis años que Enrique Peña ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo, se añadieron dos millones de pobres en nuestro país, es decir, cada mes se sumaron 105 mil personas, esto de acuerdo con el índice laboral del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

No obstante los datos que el peñismo maneja son diferentes, pues de acuerdo con datos del Coneval los pobres disminuyeron de 55.3 millones a 53.4 millones en tan solo 2 años, de 2014-2016, el problema radica en que la información del Coneval tomo como base los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y de acuerdo a Julio Boltvinik Kalinka, están manipulados.

Boltvinik no está muy lejos de la realidad, pues basta hacer memoria, para recordar que José Antonio Meade entonces Secretario de Hacienda, postuló a su incondicional y protegida Paloma Merodio, -joven tecnócrata egresada del ITAM y a quien conoció en la Sedesol- para que ocupara el cargo de vicepresidenta del Inegi, lo cual le permitiría al futuro candidato priista, administrar la cifra de pobres durante su campaña.

De acuerdo con VICE.com con el ingreso que tiene el 79 por ciento de la población mexicana económicamente activa (PEA) necesitaría dos mil años de trabajo y un ritmo de ahorro de siete por ciento de sus ingresos mensuales para sumar la cantidad que Peña Nieto tiene actualmente como ahorro. Lo más grotesco del guardadito de Peña, es que para lograrlo operó desde su oficina. Veamos: el fondo de inversión que se incrementó de 10 millones, en 2013, a 15 millones, en 2018. El seguro de separación individual aumentó de 41 mil pesos a 3 millones de pesos. Su cuenta de ahorros también tuvo un aumento de 150 mil a 500 mil pesos.

¿Sería posible que cualquier mexicano que votó por Peña pueda gestionar su propio retiro en cualquier empresa que trabaja? ¿Será posible que Peña Nieto cumpla su promesa de vivir en el Estado de México tras su retiro de los Pinos, como lo anunció en su mensaje de Sexto Informe? ¿Es viable que el titular del Ejecutivo con menos popularidad en la historia política del país pueda mantenerse en el territorio nacional sin los privilegios que gozó durante seis años? Muchas son las preguntas que podemos plantearnos en relación al vulgar enriquecimiento de Enrique Peña Nieto.

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.


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martes, 16 de octubre de 2018

DIFÍCIL TRANSICIÓN



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Tras los resultados de la elección del pasado 1 de julio, la ridícula minoría que se ha beneficiado con negocios, espacios, protección y muchos más. No ha parado de atacar sistemáticamente al candidato ganador y a la coalición.

Esta ridícula minoría, olvida que fueron millones de mexicanos los que decidieron mandarlos al desagüe del olvido, no solo porque saquearon por años el patrimonio histórico, natural y cultural del país, sino porque se aprovecharon de la miseria que ellos mismos generaron al mantener en la marginación a millones de mexicanos, muchos de los cuales tuvieron que votar por el PRI, porque era condición para mantenerlos en los programas sociales que tiene el gobierno.

La resistencia y ataques que esta ridícula minoría emprendieron desde antes del triunfo de Andrés Manuel, se ha mantenido gracias a los medios de comunicación incondicionales al viejo sistema, así como de aliados coyunturales que sabedores del final sus canonjías en el próximo sexenio, no han dudado en otorgar un espacio para atacar al próximo gobierno; a estos hay que sumar sin duda a los opinadores de aluvión, que sin recibir nada a cambio replican a los agoreros de la desgracia.

Por si esto fuera poco, el próximo gobierno enfrentará al sindicalismo más atrasado desde el establecimiento del partido hegemónico; hay que agregar a esta contingencia las deudas históricas de los estados donde el PRI deja el poder; o aquellos donde el PRI fue desplazado, pero la historia del endeudamiento se repitió.

También están temas fundamentales para el país: la inseguridad pública, el desempleo, el acceso a la educación, el tráfico de drogas, la delincuencia organizada, los desaparecidos, los desplazados, la privatización del agua, temas de corrupción, migración, entre otros más.
Como se puede ver, la transición será difícil. Hay que ser conscientes de lo que ello representa, acabar con un modelo político que corrompió las instituciones del país, y abrir paso a un futuro diferente para las generaciones que vienen. Millones de jóvenes que votaron por la esperanza de un mejor país, y millones de niños que alcanzarán la mayoría de edad antes de que concluya el sexenio de Andrés Manuel.

Las transiciones son difíciles, pero no imposibles, el país necesitaba ya cambio fundamental, no solo del quehacer político, sino de políticas económicas y sociales. La transición va, debemos estar prestos a los cambios que se avecinan y estar atentos para saber como podemos contribuir.

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 2 de octubre de 2018

50 años




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Ha pasado medio siglo de los hechos sangrientos en la plaza de las tres culturas, aquel 2 de octubre la tarde se pintó de rojo. La sangre de los caídos ese día, representa todo lo que un gobierno no debe ser; las causas, las luchas, las razones por las cuales los jóvenes salieron a la calle aquellos meses son el antecedente de las libertades que hoy gozamos.
Alzar la voz, manifestarnos, tomar postura, ocupar los espacios públicos, desobedecer, no puede entenderse sin la lucha previa que nos antecede en los años sesenta y que culmina con las manifestaciones de 1968.
50 años después de aquellas jornadas históricas todo parece más sencillo, los medios diversos, la prensa plural, los micrófonos abiertos, la pluralidad de voces, las redes sociales, los blogs, los podcast, la radio por Internet, la televisión que tiene que ser incluyente por competencia.
Medio siglo después la historia es otra, los golpeados, los perseguidos, los encarcelados, los etiquetados como revoltosos hoy están en el gobierno, en el Poder Legislativo, o formarán parte del Poder Ejecutivo. Nadie en aquellos años hubiera creído que la historia cambiaría, que los presos políticos ocuparían una curul, que en el Congreso de la Unión se les reconocería, con letras de oro en el muro de honor de la cámara de diputados y con una placa en el senado de la República.
Los tiempos han cambiado, las placas que llevan el nombre de Díaz Ordaz en el metro de la cuidad de México se han retirado, voces piden cambiar el nombre a calles, avenidas, estadios.


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martes, 18 de septiembre de 2018

PEÑA PINTADO POR SÍ MISMO




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Cuando a Enrique Peña Nieto le avisaron que sería el Candidato de su partido a la presidencia de la República jamás pensó que terminaría como inspiración para columnistas y moneros. Acostumbrado a no ser cuestionado por sus actos y a que los suyos respondieran con un “sí licenciado” Peña materializaba el conjuro que "una bruja" había vaticinado años atrás.
El chico de la Universidad Panamericana no podía creer tanta belleza, no solo gobernaba el estado con más tradición priísta sino que ahora ocuparía Los Pinos. Tras su triunfo en la cuestionada elección, la primera bienvenida que recibió Enrique Peña, fue precisamente en su Estado natal, allí en el Valle de Toluca, territorio que gobernó y en el cual en enero de 2013 fueron hallados 13 cadáveres, la mayoría se encontraron descuartizados y embolsados. Así iniciaba su sexenio.
Casi seis años después Peña se va y no destaco en él un discurso sobrio, inteligente y realista sobre las condiciones del país. En su intervención por los 70 años de la ONU, Peña destacó que “México es una Nación plenamente comprometida con la ley, los derechos humanos y la paz.”
Con una radiografía muy limitada -que se notó en su discurso- advirtió que “Con las crecientes desigualdades, con una crisis económica mundial que no cede y con la frustración social que esto provoca, el mundo de hoy está expuesto a la amenaza de los nuevos populismos. Nuevos populismos de izquierda y de derecha, pero todos riesgosos por igual.”
Su visión de país siempre estuvo limitada a la opinión de su equipo. El país del que Enrique Peña habló fue siempre  producto del análisis maquillado, de las cifras que sacaba cuando le convenía, a la retórica priísta de principios de los noventa. Esa visión del México de Peña Nieto no existe en el vivir diario de millones de mexicanos que no tienen que comer, que no accederán a la educación, que fueron víctimas de la delincuencia organizada, o que no tienen acceso a la justicia, salud o vivienda digna.
Peña pintado por sí mismo, plantea en sus discursos un país donde los homicidios han bajado; un país donde los precios de los productos básicos se están ajustando, al igual que la gasolina, la electricidad; un país donde el acceso a la educación de calidad esta “garantizada” por el Estado; un país donde los secuestros, extorsiones, asaltos, robos en poblado, no existen. Un país donde las aprobaciones exprés a la legislación, son producto del consenso y del “amor a México”.
Hay que decir que un logro para los neoliberales es que el oriundo de Atlacomulco haya logrado consumar lo que en tres sexenios los neoliberales del PRI y del PAN no lograron y finalmente fueron concretadas y finalizadas en este sexenio.
Peña se está despidiendo y lo hace con la popularidad más baja de la historia contemporánea del país, y es que no hay razones que hagan que los mexicanos estén felices con este sexenio, que se caracterizó por el no debate, por el diálogo simulado, por la aplanadora legislativa y por el control mediático de las situaciones, los escenarios y los adversarios.
Así va terminando peña lo que algunos llamaron el despeñadero, sino revisen sus bolsillos.
Por hoy es todo, nos leemos hasta la próxima. Carpe diem

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martes, 28 de agosto de 2018

EL CONGRESO QUE GANAMOS



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo
"A partir de ahora empezará a funcionar en México
el sistema previsto en la Constitución:
una república representativa y democrática"

Porfirio, Muñoz Ledo

Pocos recuerdan como hace 21 años la hegemonía política en la Cámara de Diputados se perdía, el partido que había mantenido el control del Congreso de la Unión finalmente era derrotado, en esas elecciones el PRI obtenía el 39% de los votos y alcanzaba 239 diputados (47.8%); el PRD ganaba el 25% de los votos y obtenía 125 diputados (25%); el PAN lograba el 24.2% de los votos, y ganaría 121 diputados (24.2%); el PVEM con un 4% de votos, tendría 8 diputados (2%); y el PT con 3% de los votos, contaba con 7 diputados (1.4%).

Estos resultados facilitaron a la oposición hacer un frente ante el PRI y obligarlo a instaurar nuevas reglas, sin antes recibir amenazas de los priístas de no presentarse a la instalación de la Cámara y así dar de facto un golpe de Estado Parlamentario. Así la LVII Legislatura tuvo, por primera vez, una mayoría opositora en la Cámara de Diputados.

En esa elección, la de 1997 en el Senado, el PRI también perdía la mayoría calificada necesaria para aprobar reformas a la Constitución, pues obtenía solo 77 de los 128 senadores (60%). Lo mismo ocurría con la elección en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas candidato del PRD obtenía el 48.11% de los votos; Alfredo del Mazo  candidato del PRI lograba el 25.59%; y Carlos Castillo Peraza candidato del PAN, alcanzaba apenas el 15.53% de los votos. Lo mismo ocurría con las gubernaturas de seis que se disputaban el PAN ganaba dos Querétaro y Nuevo León.

Pero un dato que marcaba el principio del camino de la derrota priístas en 2000 fue la pérdida de la mayoría de la población localmente gobernada, es decir, de los 2 mil 378 ayuntamientos del país, el PRI gobernaría en 1 mil 755; el PAN lo haría en 311 y el PRD en 251. En las capitales el PRI también tendría una pérdida de las 31 sólo tendría 15, el PAN, 14, el PRD, 1 y el PT, 1.

Porfirio Muñoz Ledo era elegido como presidente de la Cámara de Diputados, y respondería el III Informe de Gobierno de Ernesto Zedillo. En su histórica intervención Muñoz Ledo afirmaba frente a Zedillo: “A partir de hoy esperamos que para siempre en México ningún poder quedará subordinado a otro.”

Siete legislaturas y 21 años después Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, de 85 años, volverá a presidir la Mesa Directiva de San Lázaro, pero en esta ocasión forma parte de la mayoría parlamentaria, la de Morena, será quien reciba el informe de Peña Nieto y quien coloque la banda presidencial a López Obrador.

Con la designación por parte de sus compañeros diputados, para presidir la Mesa Directiva, Porfirio será la voz no solo de su fracción parlamentaria, sino la de millones de mexicanos que votaron por la alternancia política, por la esperanza en construir un mejor país, por darle a la izquierda representada en Morena, la oportunidad de dirigir el país y acompañar a López Obrador con un Congreso de su lado. Este fue el Congreso que ganamos los mexicanos. El mismo que le da a Morena 246 legisladores, 191 Diputados y 55 senadores.

En 1997 Porfirio iniciaba su discurso: “Este acto encarna sueños y simboliza aspiraciones democráticas de los mexicanos. Es condensación de historia. Aquí desembocan y toman nuevo cauce luchas perseverantes y aun sacrificios en contra del poder absoluto, de sus arrogancias y excesos, y en favor de la libertad y la dignidad de nuestros compatriotas. Aquí se reafirma la esperanza de un cambio pacífico y profundo que nos conduzca, por la continuidad del esfuerzo emancipador, a la instauración de una República justa y soberana”.

¿Qué sorpresa nos dará el viejo lobo parlamentario en su discurso 21 años después? Estemos atentos a ello.

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 14 de agosto de 2018

EL PANANAYA



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Como si nada hubiera ocurrido, como si las cosas estuvieran de maravilla, como si ellos hubieran ganado la elección el pasado 1 de julio con un margen que cualquiera envidiaría pues tendrán mayoría en las cámaras legislativas, como si su candidato fuera el ganador contundente de la pasada elección y mereciera una ovación a su entrada, así recibieron los panistas a Ricardo Anaya, mejor conocido entre los informados como “Riquín Canayin”.

Acuerpado por sus incondicionales, el derrotado exaspirante presidencial llegó al Auditorio Manuel Gómez Morín, para asistir al consejo nacional de su partido y “reflexionar para reconocer errores”. Como si el ejercicio de reflexión fuera una característica de los derrotados en la pasada campaña.

Al tener el control de su partido, Ricardo sigue viviendo una fantasía, pero más engañados están quienes lo respaldaron como candidato y lo ovacionan como el gran triunfador, cuando la realidad es contraria, pues el exdirigente nacional del PAN llevó a su partido al inframundos de los resultados electorales, el peor candidato, con el peor resultado de los tiempos modernos.

Los aplaudidores albiazules olvidaron que días antes gobernadores, diputados federales, y panistas reconocidos expresaron, en una carta la necesidad de refundar al PAN y su oposición a que el derrotado Ricardo Anaya regrese a dirigirlos. Los aplaudidores olvidaron que en las sombras de la hipocresía, Marko Cortés y Rafael Moreno preparan todo para controlar al partido en el que militan.

El PAN de 2018 no es el mismo de hace 20 años, no puede erigirse  como defensor de la cultura democrática y del dialogo, no puede presentarse como la bisagra de la transición, no puede asumirse como el partido balanza en el Congreso de la Unión, y no puede serlo cuando su candidato fue el que más violencia verbal demostró en campaña, contra quien hoy ocupara la silla presidencial.

Pensar que el PAN de Anaya es necesario en el sexenio que viene, es un error, asumir que el PAN derrotado en la pasada elección buscará sumarse a la reconstrucción nacional, es vivir una ilusión. El PAN de Anaya, es un partido resentido, es un espacio de mediocres que siguen con su discurso de campaña, sosteniendo que “la mayoría” no votó por Andrés Manuel a pesar de que la realidad electoral demuestra todo lo contrario.

El PAN de Anaya o PANANAYA es igual que el PRI de Ochoa Reza o  René Juárez, vulgares porros de campaña que solo son útiles para golpear al adversario, cínicos declarantes de mentiras “vamos a ganar” “estamos en segundo lugar” “daremos la sorpresa” decían estos últimos. El PAN de Anaya, es igual que el PRD de “los chuchos”, un espacio donde se afilan navajas para una lucha interna que les permita quedarse con las migajas de un partido que cada elección tiene peores resultados.

El PAN de Anaya está perdido, la autocomplacencia y el autoengaño parecen ser su bandera actual, hacia dentro no cabe la crítica, hacia fuera no tienen una gran representación. Hacia el futuro es necesario cambiar ¿lo harán?

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 7 de agosto de 2018

PERDIDOS



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Acostumbrados a los excesos, a los actos grotescos, al abuso de poder, al dispendio a cargo del erario, a ganar a toda costa, al arrebato del triunfo cuando perdieron en urnas, a la “unidad”, a cumplir los caprichos del “Señor presidente”, a imponer su voluntad, a reprimir cuando quieren, a “robar y dejar robar”,  a servirse con la cuchara grande, a la Roque señal cuando aplican la aplanadora, a la plata o plomo con los medios incomodos, a comprar, chantajear o reprimir a los disidentes, los priistas viven hoy su peor momento y nada de lo anteriormente enumerado se volverá a repetir al menos en los próximos seis años.

El viejo PRI y el nuevo PRI nunca tuvieron una lucha, después de la derrota de 1997 en la que perdieron el control de la Cámara de Diputados, se empeñaron más en generar un discurso de cambio, que en aplicar acciones por democratizar sus filas. El viejo PRI y el nuevo PRI no entendieron el primer aviso, tampoco después de la pérdida de la presidencia frente a lo más atrasado de la derecha en el año 2000. El viejo PRI y el nuevo PRI no pelearon, cohabitaron a cambio de espacios, porque entendieron que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

Tras su derrota el pasado 1 de julio, el PRI y sus aliados tienen cerrado completamente los suministros financieros que pudieran darle vida artificial, esa que les permitiría aguantar tres o seis años hasta que la presidencia les llegara de nueva cuenta a sus manos. Pero a diferencia de otras elecciones en esta ocasión no ganaron ninguna gubernatura que pueda mantener esperanzas de recuperar el terreno perdido. No pueden pedirle al próximo gobernador que opere el gobierno con estructuras partidistas.

Pero los priistas parecen no entender, pierden todo, y en lugar de promover cambios internos que les dé un respiro, los dinosaurios van por las migajas de lo que quedo, así Manlio Fabio Beltrones, Claudia Ruiz Massieu (que dirige al PRI), René Juárez Cisneros (que será el coordinador en la Cámara de Diputados), Rubén Moreira Valdés (habilitado como secretario general del PRI) Miguel Ángel Osorio Chong (próximo coordinador en el Senado) Beatriz Paredes y Ochoa Reza, se anclan en los cargos políticos para asegurar impunidad y gozar de privilegios.

De acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky el 52.2% de los encuestados considera al PRI como el perdedor; un 34.8% considera que desaparecerá; el 71.3 % de los que simpatizan con ese partido consideran que el cambio debe venir de nuevos miembros con ideas frescas; un 47.3 % de los de simpatía priísta afirma que debe cambiar su imagen y su nombre; y aunque esta es la opinión pública, el establishment priísta se aferra a ocupar los cargos que les garantice vivir del presupuesto.

El futuro inmediato del PRI es incierto, y aunque saben bien que necesitan aires frescos y un cambio, para los que actualmente controlan a este partido, saben que hacerlo sería ceder lo poco que les queda. La alternativa más viable es escenificar una farsa democrática de consulta a las bases que permee en la ingenua militancia que aun poseen. Es decir un cambio a la gatopardo.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 24 de julio de 2018

DESPUÉS DE LA ELECCIÓN



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Apenas rebasamos las tres semanas desde la jornada electoral y muchos de los derrotados en aquella épica elección, no han podido superar el triunfo del tabasqueño. Columnas, memes, fake news, todo lo que pueda contribuir a seguir la “guerrita” de desprestigio contra quien obtuvo el triunfo.
Los del PRI esperaban otro escenario, quizá un milagro, como el de 1988 o el del 2006, ese que le diera un empujoncito para llevar al “triunfo” a su abanderado. En el lado panista las resistencias de aceptar su derrota se vieron manifiestas. Mientras el caso más lastimoso es quizá el del PRD, un partido cuya dirigencia mostró su incapacidad para generar una transición democrática.
Más allá de eso, hay que decir que los niveles de popularidad de AMLO son muy altos, según una encuesta de Consulta Mitofsky titulada “MÉXICO: DESPUÉS DE LAS ELECCIONES”. Realizada en este mes, justo diez días después de la elección indican que el 62.4% siente “alegría” con el triunfo, contra un 25.8% que siente “tristeza”. Sobre el tema de la “felicidad”, 62.7% se siente “feliz”, respecto del 23.5% que se siente “enojado”; 59.0 % siente “confianza” en él, mientras un 27.6% muestra “desconfianza”.
El documento de 15 páginas (consultable aquí http://cort.as/-8V9-) aporta algunos otros elementos, verbigracia: el 57.7% dijo que la victoria de Andrés Manuel le da "seguridad"; el 59.0% afirma tener "confianza" y al 59.6% le inspira "tranquilidad", el triunfo del candidato de MORENA.
También la encuesta arroja que el 61.1% considera que los cambios deberán observarse hasta con un margen de 1 año después de que López Obrador asuma la presidencia de la República.
Así, mientras Andrés Manuel sigue causando amplias expectativas, no solo en el nivel nacional sino en los escenarios internacionales; se dan algunas resistencias a los cambios, en algunos Estados los cacicazgos quieren amarrar a sus incondicionales, mientras otros endeudan a sus habitantes, unos más simplemente saben que es el “año de Hidalgo” y hay que llevarse lo que se pueda.
¿Y ustedes como viven los cambios en su Estado? ¿Cómo están actuando sus gobernadores? Y desde luego, ¿Que expectativas les genera López Obrador a unos meses de que tome posesión? Cierto es que después de la elección, una inmensa mayoría de ciudadanos verán de forma diferente la figura presidencial.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 10 de julio de 2018

YA SUPÉRENLO




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Mientras día a día, Andrés Manuel se reúne con los sectores económicos del país para comentar y compartir su propuesta. Los derrotados en la jornada electoral no pierden tiempo para criticar acciones que no puede realizar porque no tiene aún el control de la nación.
Este tiempo después de la elección, no ha pasado día sin que los recorridos de Andrés Manuel sean acompañados de una marejada de prensa nacional e internacional, y de gente que pide fotografías, da cartas, entrega recuerdos, lucha por verlo de cerca, o simplemente corre atrás de él para presenciar como el vehículo blanco en el que viaja el presidente electo se pierde entre la nube de cámaras y motos.
Ha pasado poco más de una semana en que nos enteramos de que el candidato del PRI, – ese que se empeñó en decirnos que no era del PRI, pero actuaba como el más vil de los priístas; cuyo primer acto fue con lo más atrasado del PRI, en el que pidió “háganme suyo” –salió a aceptar su derrota y con ello fulminó la esperanza de los dinosaurios de ese partido de llegar al Senado o a la Cámara de Diputados y así obtener fuero por tres o seis años y así evitar ser investigados por sus fechorías o negocios turbios.
En las críticas a Andrés Manuel, se esconde un rencor por verse derrotados, una impotencia porque no mantendrán sus privilegios; en la reproducción de estos mensajes se alberga la mezquindad sustentada en la apatía, les es más fácil criticar al candidato ganador de MORENA, que investigar su propuesta y analizar la plataforma. El discurso de odio que sostiene que “la mayoría no lo quiere” tiene sus bases en la ignorancia, pues Andrés ganó con más del 53% de los votos, y es el candidato más votado de las últimas tres décadas, sostener lo contrario es querer vivir en la ignorancia.
En efecto, los mexicanos optaron por decirle adiós al PRI, pero también por aislar al PRD y al PAN y de paso fulminar a Nueva Alianza y Encuentro Social. Así, respaldar a Ricardo Anaya le costó muy caro al PRD, o mejor dicho su obstinación les salió costosa a Los chuchos. En la elección presidencial el partido del sol azteca obtuvo 1 millón, 602 mil, 715 votos, mientras que la votación en el senado fue de 2 millones, 984 mil, 861 votos y para diputados federales 2 millones, 984 mil, 861 votos. El PRI, como partido, obtuvo en la elección presidencial 7 millones, 677 mil, 180 y el PAN 9 millones, 996 mil, 514 votos. Mientras que MORENA como partido obtuvo 25 millones, 186 mil, 577 votos.
Con esos resultados no había como no aceptar su derrota, y quizá lo que mejor aplica son las palabras que Enrique Peña dio a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa: “Quiero convocarles para que con su capacidad, con su compromiso con su estado, con su comunidad, con sus propias familias, hagamos realmente un esfuerzo colectivo para que vayamos hacia delante y podamos realmente superar este momento de dolor”.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

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martes, 3 de julio de 2018

HICIMOS HISTORIA




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Después del domingo el país es otro, una gran cantidad de personas abarrotaron las casillas como nunca se había visto, quizá muy similar a la elección de treinta años atrás, donde hasta muy tarde la gente seguía formada en espera de ejercer su voto; en mi memoria están grabadas esas imágenes. Treinta años después, el fenómeno es muy similar, pero con una gran diferencia, esta vez los jóvenes fueron los protagonistas del cambio, fueron los que decidieron ser los soldados de la transformación y ponerse muchos de ellos al servicio del general Andrés Manuel, su arma un Smartphone.

Treinta años después los jóvenes se convierten en factor de cambio, ellos que han sido los más afectados por el neoliberalismo, -termino que quizá muchos de ellos no conocen, pero que enfrentan día a día- cuando la desigualdad, la miseria, el desempleo y la inseguridad entre otras muchas cosas más, los convierte en protagonistas de esta política. Muchos nacimos y crecimos con ese modelo que se vio consolidado con los gobiernos del PRI y del PAN.

Los ciudadanos han ganado saliendo a las urnas para derrotar a un régimen que los mantuvo subyugados por mucho tiempo, un régimen que los engañó, que los utilizó, que los empobreció, en pocas palabras que los traicionó cuando les dijo a los ciudadanos que las reformas estructurales eran por el bien de México, cuando en la práctica la canasta básica de los ciudadanos se vio ampliamente disminuida.

Los ciudadanos han ganado demostrando al poder político y económico que todo tiene un límite, han ganado porque entendieron el valor real de su voto y porque se cansaron de ser traicionados primero por Fox, seguido por Calderón y luego por Peña Nieto. Andrés Manuel ha ganado y lo ha hecho de forma aplastante, entendió que había que consensuar, que era necesario hacer a un lado las diferencias, que era fundamental generar rupturas en el poder político y económico.

Las paradojas de la elección son crueles para muchos, el gran perdedor es el PRI, partido en el poder, pues pierde los distritos electorales federales donde tenía el control, hasta en Atlacomulco, terruño de quien hoy vive en Los Pinos. Fue derrotado pues su votación alcanzó los 6 millones 157 mil 156 votos. El otro derrotado es el PRD, partido fundado por quien ocupará la presidencia, y que solo obtuvo 1 millón 307 mil 665 votos. La derrota es terrible porque con toda la estructura política del partido que gobierna la Ciudad de México, resulta que Heliodoro Rodríguez, candidato independiente, obtuvo 2 millones 339 mil 431 votos.

Y precisamente, los otros grandes perdedores fueron los candidatos independientes, pero de ellos hablaré en otro momento. Por lo pronto hicimos historia con la elección, pero lo más importante aún viene, nada se entrega de forma gratuita y permanente, para citar a Rousseau “Un pueblo que no abusa jamás del gobierno. No abusaría jamás de su independencia. Un pueblo que gobernara siempre bien. No tendría necesidad de ser gobernado.” Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.


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martes, 26 de junio de 2018

HAGAMOS HISTORIA




Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

La noche del domingo o quizá madrugada del lunes sabremos quién ocupará la Presidencia de la República los próximos seis años. Que si es la elección más grande de la historia contemporánea del país, sí, lo es; Que si es la más cara; sí, también lo es. Cierto es también que la elección a la que asistimos es en la que más estrategias de guerra sucia se han implementado, particularmente contra el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

Esta es una elección nada sencilla, hay millones de mexicanos que asisten a las urnas por primera ocasión, y esos son los mexicanos jóvenes que han sido víctimas de la delincuencia, la inseguridad, el desempleo, la falta de acceso a servicios públicos básicos, a la educación y con un futuro inmediato nada alargador.

Parece sencillo decirlo, pero los más afectados con la política neoliberal que hoy vivimos son los que nacimos bajo este régimen que se ha empeñado en usar como bandera de su gobierno a las reformas estructurales. Esas reformas que han utilizado las privatizaciones para consolidar la desigualdad que vivimos hoy. Esas reformas que han hecho de nuestro país un México donde pocos deciden sobre millones y en el que millones no pueden decidir sobre su propio destino.

Muchos de los mexicanos que irán a las urnas este domingo no conocen del todo al PRI, crecieron con un primitivo hombre de botas que gobernaba bajo los influjos del prozac y con la tutela de la mojigata de Marta Sahagún; esos electores padecieron los gobiernos del PAN, quien en su política económica es lo mismo que el PRI. Ellos fueron los que vieron a Calderón Hinojosa declararle la guerra al narco, los que han visto como se asesina, secuestra y desaparece a estudiantes; y son también los que han visto en Peña Nieto y su partido, a los fulminadores de sus sueños.

En esta elección PRI y PAN representan lo mismo, votar por cualquiera de los dos significa contribuir a mantener el statu quo otros seis años y consolidar el establishment;  significa también permitir que siga la depredación nacional a través de las reformas estructurales; esas que posiblemente no alcancen a entender pero que todos los días las padecen.

De cara a la elección, Andrés Manuel y el equipo de mujeres y hombres que lo rodean, es el único que representa una alternativa real para transformar al país, es quien ha plasmado un proyecto de nación y  quien ha presentado a su futuro gabinete. No es el caso de los otros candidatos que se han ocupado más en atacar al puntero que en decirle a los electores quienes podrían formar parte de su gabinete en caso de ganar la elección.

Andrés Manuel es quien mejor conoce al país, lo ha recorrido incansablemente, sabe de su problemática, entiende las necesidades de sus regiones. Ha logrado conjuntar a los sectores más diversos del país, incluirlos en el programa de nación o P18 que busca “construir un país justo que procure el desarrollo de todas las personas.” Propuesta a la cual me sumo porque considero una necesidad impostergable.

Andrés Manuel, es el rival a vencer y a pesar de que el candidato del tercer lugar diga que va en segundo, en el fondo sabe que está perdido y que junto con su equipo han hecho una inútil campaña; mismo caso ocurre con Ricardo Anaya, el político a quien sus excompañeros acusan de traicionero.

Andrés Manuel representa la esperanza de millones de mexicanos para cambiar el rumbo del país. Un rumbo necesario que construya mejores posibilidades de desarrollo para todos; su experiencia de gobierno le da ventaja sobre sus competidores.

López Obrador simboliza la posibilidad del cambio verdadero que no ofrecen los demás, un cambio que implica que ese 50 % de la población que vive en condiciones de pobreza mejore sus condiciones de vida. López Obrador abre la posibilidad de construir legalidad y combatir la corrupción, recuperar la paz, construir un gobierno austero, pues como afirma “no puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre”.

Desde luego, votar por Andrés Manuel no implica dejarlo solo, pues es necesario que la propuesta y el programa se materialicen a través de las acciones del Poder Legislativo, de ahí que sea necesario acompañarlo con legisladores que representen en el Congreso de la Unión ese proyecto. Un voto por López Obrador tampoco es la panacea, el cambio verdadero debe venir con una sociedad organizada, exigente, que alce la voz cuando sea necesario y que empuje cuando se requiera. La transformación del país no termina con el voto el primero de julio, ese día apenas inicia. Hagamos historia.

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.




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martes, 19 de junio de 2018

TOLERANCIA CERO



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

Futbol, campañas, discursos, mentiras, promesas, guerra sucia, fanatismo, violencia electoral, inseguridad, desempleo, pobreza, y mucho, mucho más ocurre de este lado de la frontera mientras la política impulsada por Donald Trump separa a miles de niños de sus familias, entre ellos niños mexicanos.
La política de terror impulsada por el hombre 324 más rico del mundo (de acuerdo con Forbes, 2016) ha causado indignación internacional, los responsables de tras de esta iniciativa son Stephen Miller, asesor de Donald Trump y John Kelly, jefe de gabinete; fue anunciada en abril por Jeff Sessions, el procurador general, y su implementación está en manos de la Secretaria de Seguridad Interna, encabezada por Kirstjen Nielsen.
El argumento del neoyorquino de 72 años es que los niños son utilizados como pretexto para ingresar a Estados Unidos, por ello defendió: “¿Alguien ha estado viendo los crímenes que ocurren al sur de la frontera?. Es histórico, algunos de esos países están entre los más peligrosos en el mundo. No ocurrirá en Estados Unidos.”
Mientras eso ocurre, los candidatos a la presidencia mexicana no han fijado una postura seria al respecto, ni el “amigo” de Trump, Luis Videgaray (alias el buitre) quien hoy ocupa la elefantesca Secretaria de Relaciones Exteriores, han fijado posicionamiento sobre los acontecimientos. Aun cuando ayer la ONU pidió al gobierno de Estados Unidos terminar con la política de separar a los niños migrantes de sus padres.
Y es que no debemos callar, ni normalizar los acontecimientos, por más que a nosotros no nos ocurran. Imaginen ustedes una amplia y siniestra instalación dividida en secciones, ocupada por jaulas, en cada sección desembocan zonas comunes donde hay baños portátiles, acompañadas de luces en los techos encendidas las 24 horas.
Y mientras Trump culpa a los demócratas y dice que su gobierno solo está aplicando leyes ya existentes, aunque eso no sea cierto, seguiremos esperando la sesuda respuesta, del ex aspirante a la candidatura del PRI a la presidencia de la república y quien tuvo que conformarse con una secretaria, muy a pesar nuestro, con la de Relaciones Exteriores.
¿Qué pasara los próximos días? Estemos atentos, por lo pronto exijamos al Secretario de Relaciones Exteriores fijar postura sobre la política de “tolerancia cero” y hagamos lo propio con quienes pretenden gobernar este país.
Por hoy es todo nos leemos la próxima. Carpe diem.


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