Si el hombre se diera cuenta de que es contrario a la naturaleza del
hombre obedecer leyes injustas ninguna tiranía haría presa en él.
Gandhi
El 30 de enero, mientras se dirigía a su
habitual rezo de la tarde, fue asesinado Mohandas Karamchand Gandhi, hombre
formado en estudio del derecho en el University
College de Londres, y que tuvo que retar al derecho propio para proteger los
derechos de sus connacionales, convirtiéndose así en el luchador social
pacifista más importante del mundo.
Quiero hacer un alto a la coyuntura nacional,
para recordar el asesinato de este hombre que sin duda dio grandes enseñanzas a
los movimientos que hoy en día luchan por las causas democráticas más
fundamentales.
Londres, la ciudad donde Gandhi se formo,
tuvo que verlo partir pues al intentar ejercer como abogado en Bombay no tuvo
un exitoso arranque, por tal razón viajó a Sudáfrica, donde se encontró con que
era tratado como miembro de una raza inferior, segregado, reprimido por la
negación generalizada de las libertades civiles y de los derechos políticos de
los inmigrantes indios en Sudáfrica; de ahí que pronto se involucró en la lucha
por la defensa de los derechos fundamentales de sus compatriotas.
Para su lucha por los derechos civiles, Mahatma,
acuñó el término, Satyagraha (abrazo de la verdad), método de acción social
directa, basado en los principios del coraje, la no-violencia y la verdad. Satyagraha
promovía la no-violencia como el método más apropiado para alcanzar objetivos
políticos y sociales. Por ello satyagrahi era el no-violento.
Sumado al Satyagraha, Mohandas desarrolló
toda una estrategia que dividió en tres pasos. La Protesta. Que consistió en un
movimiento de silencio, un silencio de muerte, que paralizaría el país entero.
Los indios no tenían siquiera que violar la ley, ni desafiar las porras de la
policía. Sólo que la India entera se inmovilizara, es decir, que sus opresores
oyeran el mensaje de su silencio. La no-cooperación. Los indios iban a
boicotear todo lo que fuera inglés. Los alumnos boicotearían las escuelas
inglesas, los abogados los tribunales ingleses, los funcionarios los empleos
públicos. Los indios que ocupaban cargos públicos dimitieron, los organismos
gubernamentales y los tribunales de justicia fueron boicoteados y los niños
abandonaron las escuelas públicas. Y finalmente la desobediencia civil. En esta
etapa aconsejó a los campesinos ponerse en huelga y a los habitantes de la
ciudad a no respetar las leyes británicas.
Uno de los principales iconos de la lucha de
resistencia del movimiento pacifista de Gandhi lo constituye la rueda de madera,
instrumento que utilizó para combatir el mercado inglés y atacar las máquinas
de las fábricas. De esta forma comenzó a usar una rueca como símbolo de la
vuelta a la sencilla vida campesina. Así, la rueca y el tejido nacional se
convirtieron en símbolo de revolución pacífica, en un desafió al imperialismo
occidental en la unidad nacional.
Sin embargo, la tarea de Mahatma no fue nada
fácil, primero despertó la solidaridad de todos los indios de credos y castas
diferentes para la resistencia no-violenta. 64 años después de su asesinato,
vale la pena preguntarnos si en nuestro contexto nacional y de cara al proceso electoral
al que asistiremos el primer domingo de julio existe un actor social o político
que bien puede jugar el papel de unir los diferentes intereses y necesidades
que los mexicanos necesitamos: justicia, seguridad, empleo, educación entre
otros.
Gandhi no sólo despertó nuestro derecho a
combatir el statu quo, sino que
encabezo una lucha para derrocar ese statu
quo, por ello vale la pena hacer el alto y pensar en ello, recordarlo en
este aniversario luctuoso.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.