Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Han
pasado más de cinco meses desde la toma de posesión del Presidente Andrés López
Obrador, en este tiempo se han distinguido varios momentos de una nueva forma
de gobierno que van desde recorrer todos los estados del país, hasta
presentarse todos los días a las 7 am frente a la prensa nacional e
internacional permitiendo preguntas directas y sin filtro. Desde luego hay
otros más, como fijarse una meta tremenda: cambiar la historia de este país.
En
este tiempo, todos hemos visto los intentos de una minoría por querer dañar la
imagen del Presidente, cuestionando el más mínimo de sus actos. Y es que los anuncios
que hizo López Obrador desde el inicio de su administración movieron los intereses
de más de uno; el más importante fue sin duda el relacionado con los recursos
que se entregaban a los medios de comunicación, desde la Presidencia de la República.
El
acto más reciente fue el del pasado 5 de mayo, cuando un grupo de mexicanos se
manifestaron contra el gobierno de Andrés Manuel. Es gratificante observar como
un grupo de ciudadanos se manifiesta. En un país de libertades es la mejor
forma de constatarlo. Pueden ser una minoría pírrica, locuaz, desinformada, manipulada
y patrocinada pero manifestarse es su derecho. Ese es quizá un logro relevante
del gobierno de la 4T.
Aunque
en esta segunda manifestación fueron más los asistentes, siguen siendo pocos en
relación a la cantidad de mexicanos que por mucho tiempo protestaron contra las
políticas neoliberales de los gobiernos priístas y panistas; los que lo
hicieron contra los desaparecidos, contra los feminicidios, contra la política calderonista
que le declaró irracionalmente la guerra al narco.
Es
gracioso ver como una manifestación que exige respeto termina insultando a
quienes votaron por quien ocupa la Presidencia; cómico es también observar como
el expanista secretario del trabajo y hoy promotor del priísmo poblano: Javier
Lozano, tuiteó fotos de una manifestación de años atrás para ilustrar –según él–
lo concurrido de la manifestación del pasado domingo. Parecía irresistible no
responder a los grupos de chat que hablaban de cientos de miles de
manifestantes que repudiaban a la política del gobierno actual, cuando los
medios daban cuenta de la real asistencia a dicha manifestación.
Es
de celebrarse que la oposición se manifieste y fije postura, pero esa mezcla de
panismo ultraconservador y priísmo trasnochado, no tiene mucho futuro. Sobre todo
si se piensa que algunos perredistas en la orfandad se han sumado a la crítica
y forman parte de esa “oposición”. Esta oposición, celebra el triunfo de la
manifestación del domingo pasado, pero en la práctica no tiene futuro, pues no
tiene agenda de país, está ideológicamente huérfana, carece de estructura
organizacional, los une más el odio por el Presidente que los intereses por
construir un mejor país.
En
fin, es muy poca oposición para el tamaño de Presidente que tenemos, son muy grandes
necesidades que vive el México y merece una oposición seria, propositiva, capaz
y no un conjunto de violentos verbales que desconozcan la realidad del país. Quizá
por eso fueron derrotados el 1 de julio del año pasado, porque no entendieron
la realidad.
Hay
que entender que algunos seguirán publicando en sus medios, posturas de añoranza
al pasado, seguiremos viendo titulares que ataquen al Presidente López Obrador,
observaremos portadas de semanarios tipo alarma. Seguirá la mezquina crítica de
café, el beligerante comentario de Twitter, la desinformada publicación de
Facebook, el resentido comentario en WhatsApp. Pero tendrán que entender que aún
no llegamos a los seis meses y son seis años de este gobierno, hago votos
porque en este tiempo se construya una oposición seria e ilustrada.
Por
hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe
diem.