La semana pasada
nos enteramos de una noticia nada grata, la contraloría Interna del IFE encontró responsable a Fernando
Santos Madrigal -ex director ejecutivo de Administración del organismo- de un
daño patrimonial por 124 millones de pesos por irregularidades en la compra de
un inmueble a finales del año 2009.
Dicho inmueble se compró
por la pequeña cantidad de 262 millones de pesos a pesar de que el Instituto de
Administración y Avalúos de Bienes Nacionales había fijado el valor del
inmueble en 125 millones en julio de 2009. A esta insignificante cantidad hay
que sumarle 50 millones de pesos en la remodelación del inmueble, lo que da un
total de 312 millones de pesos.
Tuvieron que pasar más
de dos años y medio de indagatorias, para que el contralor Gregorio Guerrero propusiera
a los consejeros electorales inhabilitar al funcionario por cinco años y
aplicarle una sanción equivalente al daño patrimonial causado al IFE, no
obstante los consejeros cuestionaron el proyecto de la Contraloría, pues
argumentan que las acusaciones deben estar debidamente probadas, de ahí que por
unanimidad, los ocho consejeros del IFE votaran como improcedente su propuesta
de sanción al ex director ejecutivo de administración del IFE.
En su defensa los
consejeros sostienen que "Los argumentos del proyecto se basan en suponer
sin un solo elemento de prueba que el funcionario implicado convino con una
institución pública del País un avalúo por encima del costo real del
inmueble", pero esta defensa de cera cae con el simple argumento del
comparativo en los avalúos.
Ante ello el contralor
del Instituto Federal Electoral, Gregorio Guerrero, anunció que presentará ante
la PGR una denuncia de hechos por las irregularidades documentadas en el
proceso de adquisición del edificio.
Pero parece que al
Consejo General de IFE parece no importarle lo que los ciudadanos piensen de
dicha institución, pues aún no termina esta historia cuando inicia otra igual
de grave, pues resulta que las empresas que participaron en una licitación
internacional a la que el IFE convocó para la Producción y Entrega de la
Credencial de Elector, denunciaron que el concurso estuvo amañado, pues cambió
los requisitos de última hora.
Entre estos cambios
se encuentran los requisitos de seguridad como la resolución y el número de
medidas precautorias, a pesar de existir un acuerdo del Consejo General para
hacer más segura la producción de la mica. Un ejemplo de estos cambios lo
representa el que disminuyó de 12 mil 800 megapixeles a 10 mil la resolución de
la credencial lo que coloca a la credencial en una situación de vulnerabilidad,
ya que así es más fácil de falsificar.
En su defensa el
IFE argumentó que hizo el cambio con la intención de que todas las empresas
pudieran participar y que los cambios en las bases de la licitación no vulneran
la seguridad de la credencial. Pero nuevamente ese instituto flaquea en su
respuesta ya que algunas de las empresas que denunciaron estos cambios
participan en licitaciones internacionales.
En fin, este es el
IFE que nos tocó vivir, observar y vigilar; este no es el IFE que surgió con la
esperanza de ciudadanizar el ejercicio ciudadano del voto; este es un IFE donde
la calidad ética y la presencia moral de sus integrantes es una mancha que se
limpia con un buen salario. Es un IFE de cuotas, de grupos, de miedo y de sinvergüenza.
Sin autoridad creíble será difícil construir una democracia participativa y
activa.
Por hoy es todo,
nos leemos la próxima. Carpe diem.