El que quiera la Silla (presidencial) que se
forme
Elías Calles
Pretendo
exponer en este apartado el origen del mito que se ha construido a partir del
debate de la no reelección inmediata de legisladores, en las sesiones que ha tenido
la Cámara de Diputados en las semanas pasadas; de uno y otro lado se han
presentado ideas, unas como argumentos y otras como reproducción de mitológica del
discurso de los años treinta del siglo pasado. Sé que no habrá espacio
necesario para agotar el tema, así que probablemente tendrá que agotarse en una
entrega más.
Agradezco
los comentarios de tod@s los lectores, incluso de los que en su daltonismo, han
confundido mi posición respecto al tema; al “creer” que soy opositor a la
reelección. Nada más falso que esa, su realidad.
Pasemos
al contenido, el 4 de marzo de 1929, Elías Calles consuma una idea que Portes
Gil había planteado, conjuntar a los caudillos de la Revolución y someterlos
a control. Pero tenía que ser un control eficaz, de compromiso, que permitiera
detener la lucha o levantamiento alguno.
Estas
fueron las razones que llevaron a Elías Calles a fundar el Partido Nacional Revolucionario (PNR), lo
cual le permitiría consolidar la incipiente estabilidad del país y
regular el acceso al poder de los principales caudillos revolucionarios, de
esta forma cambiaría la lucha de las armas por las luchas por el poder político.
Así
el PNR surge como un gran acuerdo político donde convergen las corrientes
posrevolucionarias armadas que disputaban territorialmente el poder. Sostiene Dworak
y Hill:
Con la
aparición del PNR, una de las prioridades del proyecto político del General
calles fue la de centralizar en una institución, el poder, que se
encontraba disperso en una constelación
de organizaciones y personalidades regionales. Esto le permitiría ejercer un
control férreo sobre la gran mayoría de los puestos de elección popular. (Dworak
y Hill: “La reelección legislativa en México, 1812-1933”:1998)
De esta
manera el PNR se apuntala como una organización electoral para obtener la
presidencia en las elecciones extraordinarias de 1930 y para administrar el
acceso a puestos en la cámara de Diputados y en el Senado.
En octubre de 1932, el Partido
Nacional Revolucionario celebró en Aguascalientes su Convención Nacional. Dicha
Convención inició el camino hacia la adopción definitiva del principio de no
reelección presidencial, pero condujo también a la prohibición para que los
integrantes del Poder Legislativo puedan volver a ocupar sus curules en el
periodo inmediato al de su ejercicio como miembros de la legislatura.
En dicha Convención se impulsa la
limitación contenida en la fracción II del artículo 116 constitucional, que
hace extensivo a los diputados de las legislaturas estatales el principio de no
reelección relativa.
Las discusiones de la Convención del PNR,
fueron plasmadas en una iniciativa que fue
sometida a la consideración de la cámara de Diputados el 16 Noviembre de 1932,
aprobada por 115 votos a favor y 101 votos en contra. Posteriormente dicho
dictamen fue turnado al Senado, el 20 de diciembre del mismo año, el cuál la
aprobó por unanimidad con 39 votos. El 20 de marzo de 1933 durante una sesión
extraordinaria del Congreso quedo aprobada dicha reforma.
El texto fundamental que se publicó en
el Diario Oficial de la
Federación el 29 de abril de 1933, y la reforma se
justificaba en los términos siguientes:
Desde los principios de la vida independiente de
México la No Reelección es una tendencia nacional,
representa un anhelo de libertad, porque la tesis contraria se ha traducido a
través de nuestra historia en el continuismo de un hombre o de un grupo
reducido de hombres en el poder, que hacen degenerar a los gobiernos en
tiranías absurdas e impropias de una organización democrática, con la
consecuente alteración de la paz pública (…) (Gamboa Montejano: Reelección inmediata de legisladores: México: 2006)
¿Qué fue lo
que origino que la
Convención del PNR se preocupara por la no reelección
presidencial? Quizá ni los mismo convencionistas de 1933 tengan idea. Pero quien
si la tenía era Elías Calles, que era quien estaba de tras de esa iniciativa,
la razón era sencilla, prohibir la reelección presidencial. Este sencillo
movimiento le permitiría tener un control absoluto del Ejecutivo y no volvería
a pasar lo que ocurrió con Obregón Salido, que se olvidó de él y busco la
reelección. Con esta reforma el presidente se convertía en el “dador”,
personaje supremo, que repartía cargos de diputado o senador y a quien se le
debería de rendir pleitesía.
Atinadamente Martínez Báez afirma sobre estas
reformas:
(…) no fueron objeto de ningún debate público
amplio, ilustrado y sereno, en el que participaran los representantes de diversos
grupos sociales; esas reformas trascendentales tuvieron su origen en la
convención extraordinaria del Partido Nacional Revolucionario reunida en
Aguascalientes en el mes de octubre de 1932, y cuyas resoluciones, emanadas de
una asamblea extraconstitucional, fueron aprobadas apresurada y fielmente por
el complejo órgano legislativo encargado de modificar la Ley Suprema de la Nación en el brevísimo
lapso de un mes. El Congreso de la
Unión fue convocado a sesiones extraordinarias, el día 2 de
marzo de 1932 y ya el 29 del mismo mes y año hizo la promulgación de tan
importantísimas reformas constitucionales, previo el cómputo de la aprobación
dada por las legislaturas de los estados (…) (Martínez Báez, “Los diputados
frente a la Constitución”, en Excélsior:
08 de enero de 1965).
La pregunta inmediata, que
varios alumn@s y actores políticos se plantean ¿Porque un partido político toma
la decisión de desechar la experiencia de los legisladores en aras de
satisfacer sus aspiraciones pragmáticas de control? La respuesta inmediata es
sencilla, el poder por el poder. La concentración del poder en manos de quien
no podría traicionarlo, el presidente.
Sobre ¿Quién fue el
responsable de la reforma? y ¿Porque precisamente se dio bajo ciertas
circunstancias? Martínez Báez es contundente al señalar:
Fue una
asamblea extraordinaria de un partido político con fuerza incontrastable, el
órgano extralegal que sin consulta alguna de carácter democrático “dicto”, bajo
la pasión creada por los acontecimientos políticos de 1928 y de 1932 y bajo la
influencia y aun la sombra de los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías
Calles, las caprichosas e ilógicas reformas a la organización del congreso
Federal, olvidando tanto las doctrinas de la ciencia del derecho político, como
la experiencia revelada en algunos periodos brillantes del parlamentarismo
mexicano. (Ídem)
Al aparato burocrático que
ahora era el administrador de los espacios de poder político que el presidente otorgaba,
construyó un discurso justificador de la reforma, es así que en su sesión del 20
de marzo de 1933, el Presidente de la Comisión Permanente
de la XXXV Legislatura
del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, Medrano Federico V. expuso:
En el Comité Ejecutivo del Partido Nacional
Revolucionario, respetuoso del sentir nacional claramente expresa en la Convención que se
reunió en la ciudad de Aguascalientes el mes de octubre último, envió a las
Cámaras de la Unión
un proyecto que reforma los artículos 51, 56, 58, 59, 83, 84, 85 y 115; las
fracciones V y VI del 55; la fracción XXVI del 73, que adiciona con una
fracción cada uno de los artículos 55 y 79 de la Constitución Federal ,
en el sentido de establecer en el Pacto Supremo el principio de la No Reelección , de
una manera rígida para el Ejecutivo de la Nación y los Ejecutivos de los Estados y en forma
restringida para los presidentes municipales, regidores y síndicos de los
Ayuntamientos del país, diputados y senadores al Congreso Federal y diputados a
las Cámaras locales; y que, finalmente amplía el período de actuación de los
miembros del Poder Legislativo (Diario de los debates XXXV Legislatura, Período
Extraordinario 20 de marzo de 1933)
Manuel Ferre Muñoz, comparte los argumentos
expuestos para argumentar la aprobación de dicha reforma, sostiene que en su
intervención el diputado Ezequiel Padilla advirtió “la Cámara próxima, con la No Reelección va a
ser una Cámara verdaderamente peligrosa, si no tiene frenos en la nación”, y
señaló el poder invasor de las cámaras, que todo lo conquista. Esa “fuerza
omnipotente del Parlamento” podría verse privada de frenos si fallaba la
revisión del pueblo, y eso porque sus miembros, que no necesitarían ya merecer
la aprobación de sus comitentes –seguros como estaban de no volver a comparecer
en unas elecciones- se impermeabilizarían a las demandas populares. (Manuel
ferre Muñoz, Op. cit.)
El texto
reformado quedo plasmado de la siguiente forma:
El artículo
59.-Los senadores y diputados al
Congreso de la Unión
no podrán ser reelectos para el periodo inmediato.
Los senadores y diputados suplentes podrán ser electos para el periodo
inmediato con el carácter de propietarios, siempre que no hubieren estado en
ejercicio; pero los senadores y diputados propietarios no podrán ser electos
para el periodo inmediato con el carácter de suplentes. (Diario Oficial, sábado
29 de abril de 1933, sección primera, tomo LXXVII, número 44, p.694)
Ferre
Muñoz
explica que el dictamen que presentaron al Congreso la comisión primera de
Puntos Constitucionales y la primera de Gobernación, de la que "no hay
antecedentes en nuestra historia", obedecía a una poderosa demanda social
ante la que no cabía hacer oídos sordos: "un clamor insistente [...] pide
la renovación absoluta de hombres en el Poder Legislativo". (Ídem).
Así
se cerraba, así se argumentaba y consolidaba la omnipotencia del presidente de
la república, bajo la argumentación de combatir los poderes locales. Por hoy es
todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
4 comentarios:
Maestro:
Una frase significativa con la que abre la última entrega de este ciclo dedicado a la Reelección en su Columna Iusfilosofando.
¿Quién no quisiera tener el poder? esa es una pregunta que pocos seguro han reflexionado. Las respuestas, en su mayoría creo serían en sentido positivo.
Magnífico texto que aborda datos relevantes para el conocimiento colectivo.
PD. Por cierto, muy buena imagen que enmarca la columna, aunque es un político del pasado, parece que veo reflejados a varios de los “actuales”, de esos que se autodenominan: “El nuevo PRI”
Maestro:
Excelenete aportación la que hoy nos entrega, la verda me ayuda a tener un panorama diferente de lo que ahora se discute, saludos y gracias por sus aportaciones.
Luis
Mientras no haya en Mex. 1 Democracia real y Efectiva, una Democracia Participativa, no podemos discutir siquiera la reelección.
Oscar Sanchez.
Sus entregas hacen ver claramente, lo que sabemos de por sí, a los partidos políticos no les interesa el bienestar de la comunidad, solo quieren; “títeres levanta manos” que obedezcan a sus amos, mismos que actúan de acuerdo a sus muy particulares intereses y hacen a un lado el beneficio común… Por ello se oponen a la Reelección, ya que les resulta mejor cambiar legisladores en cada periodo y seguir teniendo el control de sus decisiones.
La partidocracia que se ha establecido en nuestro país es la verdadera enfermedad y muy probablemente sea terminal, ya que la democracia es algo muy distinto a lo que nos quieren vender los partidos políticos en la actualidad.
En verdad agradezco sus textos, mientras usted escriba, yo leyendo…
@morfeo1mx
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