Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Muy a su estilo, los priistas han repetido hasta el cansancio que han
cambiado, que los mexicanos deben darle otra oportunidad, que los perdonemos,
que serán transparentes y que combatirán la corrupción. Que llegaran, hasta
donde tengan que llegar, para demostrarle al pueblo de México que estos duros
golpes –propiciados por el nuevo PRI- dados a los estados saqueados por sus
gobernadores, no se volverán a repetir.
Los priistas saben que fracturados en su interior, divididos públicamente,
mermados con sus financiadores y expuestos en sus triquiñuelas, son un fracaso
como opción electoral. Elección tras elección, los dirigidos por Ochoa Reza – el
michoacano que próximo primero de septiembre cumplirá 45 años- pierden votos y
espacios políticos, a pesar de que han incrementado sus formas de ganar una
elección.
Los casos más contemporáneos de fractura priista son la Corriente Democrática,
que propicio la creación del PRD en 1989; luego vino el incómodo Camacho Solís
y la elección de 1994, que los priistas apenas y ganaron con la promoción del “voto
de miedo”. Tiempo después en la elección del 2000, Roberto Madrazo y su campaña
“Dale un madrazo al dedazo” llevaron al botudo guanajuatense a los Pinos. Seis años
después no le permitieron al PRI, -dirigido por madrazo- recuperar la presidencia;
la disputa entre la normalista Elba Esther y el Tabasqueño Madrazo Pintado
permitieron el ascenso de Felipe Calderón.
Hoy, con un “presidente” débil, quien no parece tener como prioridad en
su agenda la candidatura priista, los dinosaurios y neodinosaurios levantan sus
armas en búsqueda de apoderarse de la nominación. Ya algunas voces han
manifestado su interés porque la elección de su candidato presidencial sea de
consulta abierta entre militantes y ciudadanos, pero desde luego eso pone en
desventaja otros intereses que más bien proponen poner candados a las
nominaciones.
Razones para tener miedo no son pocas, cuando Enrique Peña llego a Los
Pinos, su partido gobernaba en veinte estados, hoy se ha quedado con catorce: Campeche,
Colima, Coahuila, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, estado de México, Oaxaca, San
Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas. Pues Chiapas lo
tiene en alianza con el PVEM. Por si fuera poco, en la última elección, las
entidades de Coahuila y el Estado de México, fueron una gran pérdida de votos y
de recursos con resultados no tan alentadores.
Lo cierto es que dada la tentación de un grupo para favorecer a José
Antonio Meade, hay otras voces que han manifestados su plena oposición, entre
ella la de Claudia Ruiz Massieu. Esta desde luego Manlio Fabio Beltrones y sus
fans, este personaje ha visitado cuantas puertas se han abierto, incluidas las
de un grupo del PRD, los autodenominados galileos, allí manifestó que no hay
problema quien gana, incluso si el propio Andrés Manuel ganara.
Así, los priistas se lavan la cara en discursos de honestidad, ensalzan
la inclusión, la lucha contra la corrupción y la pobreza. Pero lo que los
priistas omiten decir, es la necesidad de una autocrítica plena, que elimine la
protección a sus gobernadores y exgobernadores corruptos y parece que se les
olvida. Todo indica que veremos en estos días al mismo PRI con piel de oveja. O
¿ustedes se creen el cuento?
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, magnífico texto el que ésta semana nos compartes. Definitivamente el PRI es así un lobo rabioso hambreado de poder que se come hasta su disfraz de oveja.
Ellos (los nuevos y los viejos) caminan bajo la sombra del caduco dinosaurio que se mantiene con las instituciones que ellos han creado y cooptado.
Importante continuar con llamados como los que haces en tus textos para que en 2018, no se repita la historia.
Un gusto leer #iusfilosofando.
La comparto en mis redes.
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