iusfilosofando

martes, 27 de febrero de 2018

NEOLIBERALISMO, EDUCACIÓN Y CAMPAÑAS



Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo

“Para el neoliberalismo económico es prioritario formar
buenos consumidores antes que buenos ciudadanos.
El consumidor es un cliente; el ciudadano es una persona.”
Antonio Franco

Mis contemporáneos y los que me siguieron, representamos a la generación de la crisis, todos estos años en que el modelo económico neoliberal se ha adueñado de nuestras vidas, ha sido la prueba del fracaso de este modelo, desde Miguel de la Madrid hasta el actual ocupante de Los Pinos no se han preocupado por proponer una forma diferente del quehacer político, por el contrario se han vuelto voceros del modelo en América Latina.
Dicho modelo ha ido ocupando espacios en todos los ámbitos, uno de ellos sin duda es el educativo, y en consecuencia la implementación de políticas trazadas por los organismos internacionales que financian nuestras deudas: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM).
Recuerdo la llegada del CENEVAL a las instituciones de educación superior, las facultades de algunas universidades públicas opusieron resistencia, argumentaban y con razón, que antes de ser objeto de evaluación externa, era necesario revisar otras necesidades estructurales y de apoyo académico. Algunas críticas, se centraban en que la evaluación externa era incompleta, ya que no considera peculiaridades nacionales, variaciones regionales, formaciones locales y sistemas educativos estatales.
Los debates en los consejos académicos para aceptar al CENEVAL fueron intensos, en mi Alma Mater, la Universidad Veracruzana, mi facultad, fue la última en ceder. En aquellos tiempos y extrañamente sociología fue una de las primeras en aceptarlo. Las presiones de carácter financiero hicieron acceder a los más resistentes, y finalmente el examen del CENEVAL, como método exclusivo en la selección de ingreso de los estudiantes a la universidad, fue un hecho.
¿Qué problema hemos enfrentado desde 1994 a la fecha con el acceso a la educación superior? Pues bien, a lo largo del territorio nacional año con año, las Universidades estatales y la Universidad Nacional, dejan fuera de sus aulas a miles de jóvenes que pierden la oportunidad de acceder a la educación, jóvenes que debaten entre ponerse a trabajar para contribuir al ingreso del hogar o convertirse en eso que plácidamente han decidido llamar “Ninis”.
24 años después el modelo CENEVAL no ha conseguido colocarnos en los estándares internacionales, los egresados del bachillerato con puntajes altos en el examen de ingreso no necesariamente son los que tienen mejores trayectorias en la Universidad, y muchos de los no aceptados tuvieron una brillante trayectoria en el bachillerato.
De acuerdo con Teresa Moreno (El Universal) en 2016 la UNAM celebró dos concursos de ingreso a la licenciatura, en ambos recibió 195 mil 918 solicitudes de jóvenes y dejó fuera a 178 mil 960, lo que representa que el 91.34% fue excluido del acceso a la educación (http://eluni.mx/2admMmy). La misma autora, un año después nos proporciona números nada alentadores. En su primer concurso de ingreso a la UNAM, 131 mil 589  de los 144 mil 061 quedaron fuera, es decir solo el 8.6% de los solicitantes pudo ingresar. (http://eluni.mx/2nXfXuJ).
En el ámbito local tampoco estamos bien posicionados, de acuerdo con datos de El Informador, en el calendario 2015-A y en el 2016-A, sólo fue admitido el 47.30% y el 45.25% respectivamente. En el calendario 2016-A sólo 15 mil 528 aspirantes, de 34 mil 314, fueron admitidos, es decir el 45.25%. En 2017 de los 47 mil 631 aspirantes solo pudieron ingresar 17 mil 530, es decir el 36.8%. (http://bit.ly/2EW9QAt)
Pero por si este escenario no fuera desalentador, nos enfrentamos a otro caso en la educación básica, aun cuando la Unicef México (http://uni.cf/2ogiU5J) advierte que “La cobertura en educación primaria en México ha llegado a ser casi universal” lo cierto es que en muchos casos no se considera a los niños desplazados de sus lugares de origen por los temas de la inseguridad, tampoco a las escuelas fantasma de Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, en donde los niños han dejado de asistir para no ser víctimas de algún levantón.
Tras la Reforma Educativa promulgada en 2013, los resultados no son los que prometieron los agoreros del progreso educativo, pues entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), nuestro país tiene el peor desempeño en ciencias, lectura y matemáticas. A eso hay que sumarle las malas condiciones en las escuelas, la capacitación a los maestros, el control de la disidencia sindical y la segregación de estudiantes indígenas.
Con este escenario, asistimos a la elección presidencial de julio de 2018. Será necesario revisar detenidamente la propuesta de los candidatos presidenciales en materia educativa y analizar si efectivamente son asequibles esas propuestas. Los invito a que lo hagamos.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.





1 comentario:

@BarbaraCabrera dijo...

Gran texto el que nos presentas en esta ocasión Doctor Samuel. Definitivamente en México, la educación ha estado al margen del verdadero progreso. De hecho las reformas planteadas y aprobadas están dirigidas para controlar y no para hacer pensar.
Está en manos de aquellos que nos hemos formado diferente y roto paradigmas ayudar a aquellos que están sumidos en el actual y simulado sistema educativo.

Muy buena columna. La comparto.