Samuel
Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Si
ayudo a una sola persona a tener esperanza,
no
habré vivido en vano.
Martin
Luther King
Han pasado sólo cinco semanas desde que el presidente Andrés
Manuel López Obrador rindió protesta ante el Congreso de la Unión, en la
memoria de algunos mexicanos pareciera que ha pasado más tiempo. Pero lo cierto
es que no, y seguramente esa es la percepción porque después de las elecciones
de julio del año pasado Peña Nieto quedó completamente desdibujado. Cierto es también
que en la memoria de los derrotados de la jornada electoral, AMLO lleva más de
un año en el gobierno.
El tiempo juega cruelmente con la memoria de muchos que han
empezado a exigirle acciones a López Obrador desde el primer día de su mandato.
Muchos de los exigentes son: políticos con privilegios limitados porque ya son
oposición; senadores o diputados cuyo cargo es el último reducto de lo queda de
su partido; actores políticos con mayoría local pero limitados en lo nacional
-como el caso de MC-; presidentes municipales o diputados locales que buscan
reflectores en la crítica hacia el presidente; texto servidores de toda índole
al servicio de los intereses políticos y económicos que fueron derrotados el 1
de julio.
Están también los medios de comunicación tradicionales y
digitales que crecieron a la sombra de los sexenios pasados; “medios
informativos” que perdieron sus privilegios en publicidad gubernamental; desde
luego hay que incluir a los que se refugian en el anonimato de alguna red
social para replicar las publicaciones que llevan por título “todo México” y
agregan una crítica contra el presidente actual, cuando en realidad son una
ridícula minoría que se asume como mayoría; desde luego no podría faltar la
derecha reaccionaria y sus bots que
aprovechan cualquier espacio para hacer tendencia un tema y atacar en redes al
nuevo gobierno.
Solo han pasado cinco semanas y millones de mexicanos lo saben,
por eso el ataque en medios y de algunos medios, la guerra sucia en redes
sociales, los opinólogos “independientes” no ha permeado en la opinión pública
como se pensaba. Las “benditas redes sociales” han sido el brazo difusor de las
actividades presidenciales, eso está haciendo transparente y cercano el
ejercicio de gobierno pues en directo nos enteramos no solo de los eventos sino
de las conferencias matutinas y de los posicionamientos que se dan desde
Palacio Nacional.
En estas primeras semanas la seguridad, las obras y la batalla
contra el huachicol han sido las notas relevantes, también lo han sido las
propuestas legislativas que en las Cámaras se han aprobado. En general, hay un
ambiente de esperanza para este año, la gente se siente más feliz, pero también
existe en micro rencor de quienes fueron derrotados en las urnas, esos que como
Gargamel seguirán el ataque contra Andrés Manuel aunque sea lo último que
hagan, lo último que hagan.
Por hoy es todo nos leemos la próxima Carpe diem.
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