Samuel
Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Manchado por un pasado que
algunos se niegan a reconocer, pero cuyas consecuencias vemos todos los días,
el candidato del PRI -que siempre se dijo no priista- finalmente soltó el
mensaje que ya se sabía desde hace algunos días y del cual únicamente se
esperaba confirmación, el porro Enrique Ochoa Reza se fue como llegó a la
dirigencia nacional del PRI, sin pena ni gloria.
Manchado por su pasado y
presente tecnócrata, José Antonio -el autodemominado no priísta- afirmó que fue
él quien tomó la decisión de que Ochoa dejara la dirigencia del PRI y ya
envalentonado sostuvo que en breve anunciará cambios en su equipo de campaña, y
también a su estrategia de comunicación. ¿Pensará en comprar más bots?
Empujado por su astigmatismo
político, sigue sosteniendo que ganará la elección presidencial el próximo 1 de
julio, a pesar de que está a 31 puntos de Andrés Manuel López Obrador. Sabedor de su derrota
inminente, el autodenominado no priísta, no ha invertido el tiempo que le dan
los medios para hablar seriamente de su propuesta, sino que se ha ocupado de
atacar al puntero en las preferencias electorales.
Desangelado y bajo la
protección de medios incondicionales que siempre lo ponen en sus primeras
planas y en sus titulares informativos –hoy mermado porque su más fiel
testaferro Ricardo Alemán ha sido echado de dos medios informativos- Meade
Kuribreña ve como un privilegio que el más atrasado de los priistas René Juárez
Cisneros, sea el nuevo dirigente del PRI.
El candidato de “Todos por
México” no ha ganado un solo round, pidió durante semanas debatir con Andrés
Manuel y este simplemente lo ignoró, quiso tomar la delantera con un 7 de 7 y
sencillamente fue intrascendente, utilizó el debate para atacar a AMLO y su
estrategia no le resulto. Él y los suyos ahora utilizan una estrategia de miedo
para amenazar a los electores de los riesgos de votar por “El peje”.
El destino de Meade
Kuribreña parece ser solo uno, perderá la elección y dejará de vivir de la
administración pública, acabará su vida de burócrata de primer nivel que le han
servido de fachada para hacer negocios a él y su familia. Pasará a la historia
como el candidato del tercer lugar, ese que a pesar de contar con el apoyo de
la presidencia, perdió la elección.
Sin gracia y como un
verdadero personaje gris, Meade sigue sin encontrar la fórmula ganadora, aun en
los foros ad hoc, no levanta
simpatías, va a la televisión y le preguntan si tiene un libro y responde que
sí pero que no sabe el título, su “voy derecho y no me quito, hasta la victoria”
no lo convence ni a él mismo. Los días políticos de Meade están contados, sin
pena ni gloria terminará el candidato que le pidió a lo más atrasado del
sindicalismo mexicano que lo hiciera suyo. Adiós Meade.
1 comentario:
Adiós Meade. Adiós PRI, me saludan a nunca vuelvan. ¡Gran columna estimado Doctor! la comparto en mis redes.
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