iusfilosofando

lunes, 25 de julio de 2011

¿REVOLUCIONARIO O CONSERVADOR?

El revolucionario más radical se convertirá en un
 conservador el día después de la revolución.
Hannah Arendt

Hannah Arendt es una de las más grandes pensadoras del siglo XX, de origen judío nació en Hannover en 1906. Fue discípula de Heidegger, Husserl y Jaspers. Vivió en Alemania hasta 1933 y, en 1941, tras la ocupación alemana de Francia se estableció en Nueva York. Fue profesora de las Universidades de Berkeley, Princeton, Columbia y Chicago. Ocupó su vida a la reflexión más honda sobre un tiempo lleno de contrastes como fue el siglo XX y siempre se mostró activamente en la esfera pública interesada en la dignidad del quehacer republicano.
Parte de su vida intelectual la dedicó a tratar de entender las causas morales y políticas del surgimiento del nazismo y otros regímenes autoritarios del siglo veinte. Entendió que el lugar propio de la política no era el aparato estatal sino la esfera pública y sus instituciones representativas. Por ello en Los Orígenes del Totalitarismo, creó polémica al trazar paralelos entre el régimen nazi alemán y el stalinismo de la Unión Soviética
Arendt analizó la política con una perspectiva pluralista; rescata el antiguo concepto griego de política, que supone actuar entre otros en el ámbito de lo público. En su obra La Condición Humana sostiene que la acción es la:
(…) única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de pluralidad, al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten el mundo. Mientras que todos los aspectos de la condición humana están de algún modo relacionados con la política, esta pluralidad, es específicamente la condición (…) de toda vida política. (La condición humana: Paidós: 2002)

Las tres ideas centrales de este discurso que están presentes en el pensamiento de la autora, se vinculan a nuestro tema de análisis: acción, hombre y política. Cuando Arendt sostiene que las instituciones y las leyes preconizadas por el pensamiento liberal no son nada sin el poder de la acción conjunta, sin una noción participativa de ciudadanía, sumerge en un profundo cuestionamiento a la concepción liberal de la política.
Como sostiene la autora:
La política trata del estar juntos y los unos con los otros de los diversos. Los hombres se organizan políticamente según determinadas comunidades esenciales en su caos absoluto o a partir de un caos absoluto de las diferencias. (¿Qué es la política?: Paidós: 1997)

Tal vez esto se entienda mejor si recordamos un elemento central del discurso de la condición:
Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se convierten de inmediato en una condición de su existencia. (…) Cualquier cosa que entra en mantenido contacto con la vida humana asume de inmediato el carácter de condición de existencia humana. De ahí que los hombres, no importa lo que hagan, son siempre seres condicionados. (La condición humana)

La idea de libertad en Hannah Arendt es clave para comprender su insistencia en esta esencial pluralidad de lo público-político. Si no se entiende la libertad sólo como un fenómeno de la voluntad, como liberum arbitrium o libertad de elección entre alternativas ya dadas. Dice Arendt:
(…) para la libertad no es necesaria una democracia igualitaria en el sentido moderno sino una esfera restringida, delimitada oligárquica o aristocráticamente, en que al menos unos pocos o los mejores traten los unos con los otros como iguales entre iguales. (¿Qué es la política?)

Quizá esta afirmación sea uno de los elementos centrales de la justificación a la desobediencia civil que Arendt plantea, y como bien señala la autora, la desobediencia civil  significativa será por eso la practicada por una comunidad de personas que posean intereses en común.
Con los elementos anteriormente planteados es entendible que en este país hay millones de mexicanos que poseen intereses comunes, de un mejor país, una mejor familia, sociedad, personas.
El punto es que no nos organizamos para buscar causas comunes a largo plazo, sino que nos limitamos a luchas personales, de día de coyuntura, actuamos sólo en función de que algo nos afecta de manera directa y a veces ni eso. Nos involucramos sólo cuando somos afectados, no para proteger los derechos de los demás.
Y al fin cuando triunfamos, cuando ganamos una lucha o cuando pensamos que la ganamos, bajamos la guardia y olvidamos (en el plano general) que la vida es una lucha constante. Y pasamos entonces como dice Arendt de revolucionarios a conservadores.
La visión de Arendt ha sido objeto de análisis desde la perspectiva de género,  pero me parece necesario llevarla más allá de esa esfera, más bien es necesario estudiarla, compartirla, exponer su pensamiento, saber que si actuamos, que si nos organizamos podemos cambiar nuestro entorno, que no estamos condenados a él. ¿Lo hacemos? O simplemente  pasamos de revolucionarios a conservadores.
Por hoy es todo nos leemos la próxima. Carpe diem.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Maestro:

Excelente manejo de la autora, me parece que presenta a Arendt y la expone de manera que podamos entender como sirve conocer la teoría para actuar y cambiar al mundo, gracias por su texto.
Un abrazo

Luis

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro, su Columna Iusfilosofando de este día es motivo de una reflexión profunda a todos los ciudadanos. Es lamentable como algunos olvidan que la participación ciudadana proactiva y sin interés particular es lo que requiere de manera urgente este México lindo y herido.
Necesitamos más participantes desinteresados y menos Sicilias que de unas semanas a la fecha tiene su propósito personal muy bien definido.

Saludos.

Jasso dijo...

Es todo un gusto leer y digerir la información de manera tan sencilla, como solo usted logran transmitir.
Increíble forma de exponer a Arendt y completamente cierto la reflexión en síntesis con la situación de nuestro país.

Saludos.
@DonJasso

Anónimo dijo...

siempre es un placer leerte, excelente columna, a mi humilde opinión, es cuestión de educación, un abrazo Samuel
Oscar Sanchez.

Anónimo dijo...

Los "indignados" harían bien en leer a Arendt.
Román Luzán

Anónimo dijo...

Las crisis tienen la virtud de unficar ciertas percepciones en la clase trabajadora, entonces vienen los cambios. Artíc ilustra
Juan Nelson Enríquez

Anónimo dijo...

Samuel, Colega, muchas gracias por compartir tu columna, siempre un honor y un placer leerla, Interesantisima!!! Saludos.


MARIO MAYANS OLACHEA

Anónimo dijo...

Pues si, la revolución debe ser contínua, pararse es detener el impulso libertario. #revolucionario o #conservador . Saludos.

rafael ortiz
@

David dijo...

Una columna para pensar, reflexionar e idear, cambiar, comenzar y no dejar de hacer para seguir enfocados al bienestar común. Tenemos problemáticas personales que van más allá de lo individual, por lo tanto tenemos que hacernos a una conciencia colectiva.

Muy buena columna la de hoy, como siempre un texto desarrollado de excelente manera con citas muy útiles.


Buen día y un afectuoso saludo!

Anónimo dijo...

Gracias a ti por que me has hecho saber que algunos conocen bien sus oficio y entre ellos estás tú. Como siempre, muy atinada tu columna aplica a todo tipo de sociedades que como la nuestra cae en el vicio de la inmediatez.

Yolanda Guzmán