Samuel
Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Menos que gris, desangelado,
bajo la protección de medios incondicionales que siempre lo ponen en sus
primeras planas, con un discurso sin credibilidad, bajo escenarios ad hoc para brillar, pero que terminan
siempre en lo común, con iniciativas de ocurrencia que rayan en lo burdo como
comerse una torta a “mano limpia” y no con cubiertos como los otros
exsecretarios de hacienda. Con antecedentes oscuros del lado paterno y materno,
Meade Kuribreña es el aspirante a candidato presidencial de un partido al que
no pertenece.
José Antonio Meade -que el
27 de febrero cumplirá 49 años- es un “no priísta” que práctica muy bien la
cultura del priísmo, se ha beneficiado con las tradiciones más añejadas del
periodo de la hegemonía política, por ejemplo, mantener en secreto los ingresos
y los bienes de Juana Cuevas, su esposa y socia de la empresa Kubre, S.A. de
C.V. creada en abril de 1994 -antes de casarse con la señora Cuevas-.
Meade, el aspirante a candidato
presidencial del priísmo, es presentado como alguien diferente sin realmente serlo,
es un burócrata de la tecnocracia habilitado como político, un neoliberal que
practica muy bien la doctrina de la desigualdad social, un “no priísta” que no
llena plazas, un aspirante que busca refuerzos en la banca contraria, sabedor
de que no aguantará las andanadas de la campaña y por ello consigue al porro
Javier Lozano Alarcón para que le sirva de defensa.
Meade es el “no priísta” de
quien no se sabían sus ingresos, pues mantenía oculta sus declaraciones patrimoniales,
y que hoy sabemos ascendían a 208 mil pesos mensuales de acuerdo a datos que
proporcionó a la Secretaria
de la Función Pública
(SFP) apenas en mayo del año pasado.
Pepe como quiere que lo
llamen, se reúne y abraza a pobres -que son acarreados a sus actos- y les
dirige una sonrisa fingida; el personaje con bronceado de oficinista se deja
tocar por los pobres y los mira a veces con indiferencia y otras tantas con
desprecio. ¡Por fin conoce a los pobres de México!, esos que por mucho tiempo
se ha negado a aceptar, los pobres de México que quiso ocultar en sus
estadísticas.
Siendo Meade “diferente”, pide que lo hagan suyo, pero
lo dice frente al sindicalismo más atrasado del país. Meade aspira a ser el candidato
de los pobres, esos que tienen un ingreso de apenas 37 pesos diarios (de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional
de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2016.) Pepe quiere gobernar para
mantener el statu quo, para seguir
aplicando la misma doctrina neoliberal que mantiene las desigualdades sociales,
desde hace más de cuatro décadas.
Sin duda Meade aspira a
ser el candidato de los pobres, también de los pobres priístas que no
encontraron entre sus filas a nadie que pudiera hacer frente a Andrés Manuel,
ni a la alianza PRD-PAN-MC. Ese es Meade, el candidato de los pobres, a quien
Anaya ayer le llamo la “Semana Santa”, porque “no se sabe si va a caer en marzo o en abril.”
Primer columna de 2018. Lo
mejor para todos los que me leen y para los que no también. Por hoy es todo,
nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, ¡gran texto con el que inicia este caótico y complejo 2018!
Es imprescindible intensificar llamadas, acciones y proporcionar elementos de análisis como este.
El 1 de julio digamos NO al PRI ¡votemos para botarlos!
Comparto esta columna en mis redes.
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