iusfilosofando

miércoles, 27 de julio de 2011

LAS OTRAS MINORÍAS

                               El desobediente civil comparte con el revolucionario el deseo de  cambiar el mundo, y el cambio que desea realizar puede ser, desde luego, drástico.
Arendt

Señale en mi colaboración anterior, parte del pensamiento de Hannah Arendt, con relación a la necesidad de organizarnos, de participar, de no bajar la guardia. He considerado dar mayores elementos sobre su pensamiento, a petición y debido al interés de algunos lectores.
Debo advertir que lo que comparto el día de hoy está asociado sólo a una parte del pensamiento de la autora y su opinión sobre la desobediencia civil. Dicho lo anterior, existe una advertencia que bien vale la pena mencionar:
Los desobedientes civiles son en realidad, minorías organizadas unidas por una opinión común  más que por un interés común  y por decisión de adoptar una postura contra la política del Gobierno, aunque tenga razón para suponer que semejante política  goza de apoyo de una mayoría. (Crisis de la República)

Es aquí donde la presencia cívica juega un papel determinante, ya que la desobediencia civil, hemos afirmado que es un tipo especial de negación de ciertos contenidos de la legalidad por parte de algún ciudadano o de grupos de ciudadanos.
Dice la autora:
La desobediencia civil surge cuando un significativo número de ciudadanos ha llegado a convencerse o bien de que ya no funcionan los canales normales de cambio y de que sus quejas no serán oídas o no darán lugar a acciones ulteriores, o bien, por el contrario de que el gobierno está a punto de cambiar y se ha embarcado y persiste en modos de acción cuya legalidad y constitucionalidad quedan abiertas a graves dudas. (Ibídem. p. 82)

Es decir, la desobediencia civil, es ejercida por personas conscientes y comprometidas con la sociedad -es lo que Hannah Arendt denomina minorías cualitativamente importantes-, lo cual les lleva a ser tan activas como críticas respecto a ciertas decisiones políticas que se han transformado en ley.
Arendt perfila:
El desobediente civil, aunque normalmente disidente de una mayoría, actúa en nombre y favor de un grupo; desafía a la ley y a las autoridades establecidas sobre el fundamento de un disentimiento básico y no porque como individuo desee lograr una excepción para sí mismo y beneficiarse de ésta. (Ibídem. p. 83)

La actividad desplegada por aquellos que ejercen la desobediencia civil es tan intensa y de tal naturaleza que desbordan los cauces tradicionales de formación y ejecución de la voluntad política. Los ciudadanos que practican la desobediencia civil son capaces de imaginar un orden social mejor y en su construcción la desobediencia civil se convierte en un procedimiento útil y necesario.
Existe una idea que vale la pena citar para cerrar la concepción que Arendt tiene sobre el papel de la desobediencia civil, la autora señala:
Si la desobediencia civil ha venido para quedarse, como muchos han llegado a creer, resulta de importancia primordial la cuestión de compatibilidad con las leyes; la respuesta puede ser muy bien decidir si las instituciones de libertad demostraran o no ser suficientemente flexibles para sobrevivir a la arremetida del cambio sin una guerra civil y sin revolución (Ibídem. p. 90)

Es evidente que no le debemos obediencia a un orden político en el que el gobierno vulnera los principios sobre los que se sostiene el Estado de Derecho -fundamento inexcusable del Estado democrático-, en el que no funcionan los frenos y contrapesos que limitan la absolutización del poder, en el que la ley es elaborada fraudulentamente convirtiéndose en arma de guerra o en el que los adversarios políticos son despojados de sus derechos y son perseguidos por el poder.
La existencia de la desobediencia civil así como su hipotética justificación ponen de manifiesto que incluso en democracia sigue abierto uno de los problemas políticos más viejos: el de la legitimación del poder.
Y los ejemplos son muy claros, no solo el de la elección presidencial de 2006 que llevo a Calderón a la presidencia, sino los que se distribuyen de manera vergonzante por el territorio nacional.
De ahí como dice Arendt, la importancia de construir minorías cualitativamente importantes, que socialicen conocimiento, divulguen información; que organicen, que construyan conciencia cívica; que ayuden a transformar este país, en una patria para tod@s.
Así que no evadamos más la responsabilidad; construyamos las otras minorías, unas minorías que sean y que se transformen en mayoría, construyamos un mejor país. Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

11 comentarios:

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro, ¡necesitamos más desobedientes civiles!

México lindo y herido nos aclama.

Magnífica Columna, gracias por compartir.

Anónimo dijo...

Gracias. Importante arma social la desobediencia civil.

Juan José Rodes

Anónimo dijo...

Maestro:

Muy bueno su texto para hoy, me gusto mucho el manejo que hace de la autora y la forma en como nos convoca a crear minorías que influyan y que generen los cambios. Gracias por despertar conciencias.

Luis

Anónimo dijo...

Buen día Maestro. Excelente articulo. Un abrazo fraternal.

Hugo Ocampo Uribe

Anónimo dijo...

Gracias Colega, siempre enriquecedor leerte, Saludos.

MARIO MAYANS OLACHEA

Anónimo dijo...

te leo con interés, muy buenas tus reflexiones de los temas actuales...
Liz Santibañez

Jesús López Peñuelas. dijo...

excelente la invitación a generar esas minorías importantes que conforme las acciones se volverán mayorías, el País lo necesita. Saludos.

Jasso dijo...

Ya lo dijeron por ahí pero lo reitero;

Más desobedientes civiles es lo que le hace falta...

Excelente, interesante e ilustrativa columna.

Que grato es leerlo.

¡Saludos!

@DonJasso

David dijo...

Vaya columna!! Inspiradora al menos para mí.

Como siempre se agradece el excelente desarrollo del texto para la mejor comprensión de la lectura y las citas muy útiles.

Por lo comprendido, creo que la desobediencia social es un pilar para los que queremos cambiar a México hacia un país mejor.

Seguimos aquí y vamos siempre hacia adelante, creando conciencia colectiva y tomando como propios los ideales para un México mejor.

Buen día Samuel, un afectuoso saludo. Excelente publicación.

alvaro dijo...

Gracias. la verdad es que me ha encantado el artículo. filosofía y política con toda la actualidad y frescura.
No te miento si digo que al ir finalizando su lectura pensaba en decir algo así como que esas 'minorías cualitativas' tienen que hacerse mayorías. Al decirlo vd. ya tengo que decir algo más.
Efectivamente, para que no exista esa llamada 'dictadura de las minorías' y el juego democrático funcione perfectamente, si existe un sustrato social sano (canales de información, libertad de expresión real, etc.)el conocimiento y crítica de las conciencias más despiertas se ha de trasladar a la sociedad.
La oposición a comulgar con el sistema en forma de 'desobediencia civil', igualmente.

El cambio siempre tiene un punto de partida y está en las conciencias más preparadas y más dinámicas.

Las instituciones siempre tienen el peligro de petrificarse sin dar el servicio a que están destinadas, en medio del espíritu acomodaticio o del interés de quienes es principio están destinados a preservarlas y a hacerlas vehículo de interés gral.

Por ese motivo la crítica y la desobediencia civil constituyen una forma de revisar y depurar permanentemente el sistema, de ahí su enorme utilidad.

Un saludo y le felicito por la grata compañía elegida como compañera de viaje para su post', Hannah Arendt

@alvareld

JOEL GUSTAVO dijo...

Pues si es muy buena toda está información el problema es el uso ínfimo de los descalificatívos que los medios de comunicación usan en contra de todo tipo de manifestación publica y es un verdadero problema ya que el PRI como partido del poder y como Partido a punto de regresar al poder siempre utiliza infiltrados e informantes al respecto, de cualquier movimiento que suceda en las calles, creo que lamentablemente y en ese sentido no somos Europa en dónde nació todo esto... Recordemos que el camino democrático ha sido muy difícil y el PAN ha hecho todo menos democratizar al país... Felicidades muy buen texto y un mejor ejercicio de reflexión saludos.