iusfilosofando

miércoles, 13 de julio de 2011

PROFESIÓN PELIGRO

“El abogado simplemente esta después de Dios”


He debatido por años, con ilustres y otros nos tanto, personajes, sobre el contexto en el que los profesionales del derechos nos desenvolvemos y la diferencia entre Abogado y Licenciado en derecho.
El día de ayer y por mucho tiempo he escuchado los chistes más divertidos y las bromas más pesadas que se refieren a los abogados, algunas con razón, otras con ignorante sumisión.
Y es que primariamente la gente confunde al abogado del latín advocatus, y que es el que aboga o defiende; y el Licenciado en derecho, el que está legalmente autorizado para ejercer la profesión de la ciencia jurídica.
Para ser advocatus no es necesario haber cursado la licenciatura, ni tener el permiso; lo puede ser cualquiera, en el latu sensu de la idea; de ahí la expresión común de “abogado defensor”.
No obstante, la gente ha utilizado indistintamente el término “abogado” para referirse a los que tienen la licencia para ejercer la profesión y a quienes la ejercen como oficio.
Fue a petición del Diario de México, que en 1960  Adolfo López Mateos declaró Día del Abogado, el 12 de julio, fecha con significación relevante pues es en esta, que en 1553 se impartió la primera cátedra de derecho en América, por Bartolomé de Frías y Albornoz, en la Real y Pontificia Universidad de México, hoy UNAM.
Es observable que común de la gente, sin conocimientos mínimos de la ciencia jurídica, suele descalificar prima facie, la profesión; y lo hacen más inspirados en las leyendas construidas por los abogados, (que sin tener la licencia para ejercer la profesión se ostentan como tal); que por acercarse a quien de manera metódica estudia, analiza y defiende un caso.
Las críticas que se hacen a los abogados, tienen su inspiración en la condición económica, miseria humana o tacañes del individuo; pues prefiere consultar a aquellos que podemos ver a fuera de las prisiones, los juzgados, las agencias del ministerio público, en las oficinas de trámites burocráticos, que ir de manera directa donde hay un establecimiento de abogados (de licencia).
Advierto que no es mi pretensión defender aquellos que se quedaron en el campo de egresados, los que nunca iban, los que sólo salieron, y muchos menos a quienes creen que teniendo un código en mano los hace abogados. Las críticas que se hacen pueden ser merecidas, pero su origen está en la sociedad que permite y mantiene a los “abogados” de banqueta.
Cuando se quiere descalificar a los abogados (de licencia) se hace inspirado en las acciones que los abogados (de oficio) han hecho o dejado de hacer, al que sobornó, al que estafó, al que huyó o perdió un caso.
Pero se olvida de manera lamentable a los otros abogados (de licencia), a los que están en el aula de las primarias marginadas de este país y que optaron por seguir la carrera magisterial para luchar desde ahí por mejores condiciones educativas, para los lugares apartados de México
Se olvida también a los que están en la educación superior y media superior y que desde ahí forman y creen que es asequible cambiar a este país a partir de construir mejores instituciones para la nación.
Se quiere olvidar también a los burócratas que hacen bien y de buenas su trabajo (que pueden ser pocos) pero que cumplen en sentido estricto su papel. No se menciona desde luego a los jueces honestos que no declinan su compromiso con la justicia y el derecho.
Se pasa de largo, de igual forma que existen también quienes se dedican a la protección de los derechos humanos y que defienden incluso a costa de su propia vida una causa.
Se olvida por supuesto, a los que se dedican a la investigación jurídica y que desde ahí promueven el pensamiento crítico que tanto necesita nuestro país; a ellos que investigan y promueven los cambios necesarios en las normas, instituciones y practicas jurídicas.
Se olvida a los que están formando desde el posgrado a los futuros científicos del derecho que hacen teoría y construyen derecho.
Y aunque parezca cómico, se olvida que se recurre a ellos para todo, desde el discurso de la quinceañera, hasta la carta romántica, pasando por las confesiones de alcoba.
Se olvida también, (el actual es la excepción) que parece que al país le iba mejor con un Licenciado en derecho en la presidencia, que con un economista.
En fin, no olvidemos que la profesión del Licenciado en derecho es una profesión peligro, no solo porque haya quienes piense en la carrera como la mejor forma de obtener un beneficio económico inmediato; sino porque hay personajes que desprestigian la profesión; es una profesión peligro porque día a día se abren espacios que ofertan la licenciatura y que no tienen los estándares necesarios para formar en conciencia.
La del derecho es una profesión peligro, porque a los defensores de derechos humanos que son abogados (de licencia) les ha ido muy mal, (aunque no solo a ellos aclaro) han sido amenazados, torturados y desparecidos y nadie dice nada.
Es una profesión peligro, porque mientras se le vea de forma pragmática para enriquecerse y no con vocación seguiremos conociendo de casos en los cuales no hay finales felices.
Pero no todo es trágico, la resolución de ayer de la Suprema Corte para restringir el fuero militar y que estos puedan ser juzgados en tribunales civiles, fue tarea impulsada por abogados (de licencia) defensores y promotores de derechos humanos desde hace años; y fue cosa resuelta por otros abogados, los Ministros de la Corte. Fue un buen 12 de julio.
Así que la próxima vez que se piense en hablar mal de los abogados (de licencia) cuidado!!! Nunca se sabe cuándo se necesitará de uno de ellos, uno de verdad.
Por hoy es todo nos leemos la próxima. Carpe diem.

5 comentarios:

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro,

Esta columna Iusfilosofando pondrá a varios en su lugar. Sobre todo a aquellos que vituperan a quienes ejercemos la ciencia jurídica y que somos licenciados en derecho. Los abogados son una parte de ese bagaje.

Y a través de este comentario hago un llamado para que no se olviden que somos varios los que habiendo estudiado la licenciatura en derecho, seguimos con estudios de posgrado (maestría y doctorado) y nos dedicamos con un gusto impresionante a la academia y a la investigación científica y ahí estamos tú y yo.

Un placer leerte.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Maestro:

Le felicito por su reflexión el día de hoy, en efecto no nos detenemos a pensar en los otros abogados que usted menciona y que en efecto hacen falta en el país, que yo creo son la mayoría desafortunadamente quienes la mancha son los menos.

Saludos y gracias por compartir.

Luis

Jesús López Peñuelas. dijo...

Estimado Maestro.

Totalmente de acuerdo en su reflexión, y estoy incluido en la lucha de la nueva filosofía de los Licenciados en Derecho o Abogados de título o licencia (como es mi caso), para pretender mediante las acciones profesionales basadas en la probidad y compromiso, siempre respetando una Deontología Jurídica que cada día debe ser más exigente.

Asimismo me incluyo en la generación de quienes como usted y la Maestra Bárbara cree que la investigación y formación de los nuevos profesionales del derecho debe ser cuidadosamente llevada de la mano, espero comenzar pronto con esa parte.

Un abrazo.

BENITO JUÁREZ - QUETZALCOATL dijo...

gran carrera la de las ciencias jurídicas, todas las ciencias son importantes y en algún momento los abogados necesitamos de otras ciencias,,, como las matemáticas,,, conocimientos,, conocimientos ,,malo cuando estos conocimientos se usan para pisotear al pueblo bueno cuando los conocimientos ,,, en este caso los jurídicos se usan para beneficiar al pueblo,,, a veces también se da la apariencia de beneficiarlo.. y en realidad lo perjudican,,

Jasso dijo...

Como siempre es un gran placer disfrutar de su lectura.
Es usted maestro, toda una inspiración para todos aquellos jóvenes abogados (de licencia) que hemos decidido ejercer tan noble profesión.

Total y completamente de acuerdo con usted en cada una de sus palabras.

Me sumo a los abogados de ésta nueva generación (dejando a un lado cualquier brecha generacional entre los que formamos parte de ella), en la cual la ideología del Abogado ha cambiado, se ha convertido en una posición proactiva y propositiva, además de generadora de cambios. Creo fielmente que a través del estudio y de la investigación, se puede llegar a cabo una reforma en nuestra legislación e instituciones que permitan subsanar el daño actual a tan hermosa nación.


¡Saludos!

@DonJasso