El fin de semana
pasado se celebró el Día Internacional de la Mujer, y aunque hubo muchos
eventos, desde los institucionales hasta los políticos, en los cuales se hizo
gala de la retórica y demagogia para reconocer y ensalzar el papel de la mujer;
y de cómo nuestras vidas y el destino del país están en manos de ellas, muchos
de ellos, inclusive los que encabezaron las propias mujeres, omitieron decir
que el origen en realidad de esta celebración era conmemorar a la mujer
trabajadora.
De acuerdo con el Artículo
2, numeral 3 de la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo: “El
derecho al desarrollo según la ONU representa que “Los Estados tienen el
derecho y el deber de formular políticas de desarrollo nacional adecuadas con
el fin de mejorar constantemente el bienestar de la población entera y de todos
los individuos […]”.
Como podemos constatar
este derecho al desarrollo, en el caso de las mujeres mexicanas es una
aspiración, pues de acuerdo con datos del INEGI, en 2013, 20.2 millones de
mujeres integraron la población económicamente. El INEGI también nos
dice que el ingreso promedio por hora trabajada de la población femenina
fue de 30.8 pesos y el de los hombres 31.5 pesos (INEGI, 2013).
Pero la desigualdad
no solo se da afuera, también está dentro del hogar mismo, pues del total de
labores domésticas y de cuidados familiares las mujeres realizaron 78.8%
de ellas y los hombres participaron con 21.2% (INEGI 2014). En este mismo
sentido la numeralia nos dice que el monto económico que cada mujer contribuye
a generar es similar a aportar 41 mil 100 pesos anuales para cubrir las
necesidades del hogar (INEGI 2014). En tales términos el valor económico de las
actividades domésticas, de cuidado y no remuneradas que ellas realizan,
equivale a 15.6% del PIB (INEGI 2014).
Pero la historia no
termina ahí, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del
Feminicidio para 2012 y 2013, en 30 entidades federativas indican que en el
país cada día son asesinadas 6 mujeres y que de esos casos, al menos la mitad
son feminicidios. Lo que quiere decir, que son asesinatos motivados por el
sexismo o la misogina.
De acuerdo con la
Ley General de Acceso a las Mujeres a una vida libre de violencia, la violencia
contra las Mujeres es “Cualquier acción u omisión, basada en su género, que les
cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o
la muerte tanto en el ámbito privado como en el público” (artículo 5, fracción
IV).
No es menor lo que
se puede documentar a partir de lo que establece el artículo 18 de dicho
ordenamiento: “Violencia Institucional: Son los actos u omisiones de las y los
servidores públicos de cualquier orden de gobierno que discriminen o tengan
como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos
humanos de las mujeres así como su acceso al disfrute de políticas públicas
destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los
diferentes tipos de violencia”.
Finalmente y para
estimular nuestro pesimismo, esta ley -que fue publicada hace siete años
en febrero de 2007- establece la creación de un Banco Nacional de Datos e
Información sobre casos de violencia contra las Mujeres, (artículo 38, fracción
X) banco que hasta la fecha no ha sido creado. A pesar de que el séptimo
transitorio Dicha tarea de acuerdo con el artículo 44 fracción III “Corresponde
a la Secretaría de Seguridad Pública”.
Así las cosas sobre
lo que gravita en torno a las mujeres, motor de las naciones. Y parece que este
sexenio parece que la situación no cambiará mucho. Y continuarán las cifras
negras.
Por hoy es todo,
nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, esta es una de las tantas asignaturas pendientes en este #MéxicoLindoyHerido
Gracias por este texto, altamente reflexivo.
Un placer leerlo e intercambiar puntos de vista.
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