Tras las reformas estructurales que los
mexicanos (interesados en estos temas) enfrentamos más con pena que con gloria
en año pasado. No han sido pocos los estudiosos que sostienen que esta pudiera
ser una coyuntura necesaria u oportuna para replantear la necesidad de un
constituyente que otorgue a nuestro país un nuevo ordenamiento legal.
En tal sentido se plantea que ahora que
se discuten las reformas estructurales habría que pensar en la reestructuración
del Estado Mexicano. Como se puede comprender el concepto de reestructuración
es un concepto abstracto que hace referencia al reordenamiento o a la
reorganización de estructuras en ámbitos y espacios específicos.
¿Pero significa la reestructuración?
Considero necesario iniciar con una idea de lo que se entiende por estructura.
Una estructura es un sistema organizado y jerarquizado de elementos, ideas,
nociones, personas, entre otras. Allí encontramos diferentes niveles de
jerarquía o relevancia y, lo más importante, conexiones e interconexiones. Así
pues debe comprenderse que la reestructuración no es más que el reordenamiento
o reorganización de un tipo de estructura ya existente que debía ser cambiado o
alterado debido a diferentes circunstancias, condiciones o necesidades.
A diferencia de la revolución, la
reestructuración es en la mayoría de los casos algo que se da de manera
voluntaria y planeada en consecuencia a la observación de los
resultados finales. Y es que a veces la reestructuración puede ser en el mejor
de los casos, respuesta a realidades socio-políticas o en el peor la expresión
de factores reales de poder que influyen
sobre el sistema.
De esta forma atendiendo a la teoría
contractualista influenciada en la Constitución, es el pueblo quien decide
cuándo se ha roto la confianza y tiene el poder para revertir los abusos, porque
éste subsiste como comunidad pese a la disolución del gobierno.
La doctrina del Estado de derecho
exige que el principio que inspire toda acción estatal consista en la
subordinación de todo poder al derecho. Pero esta subordinación sólo es posible
gracias al proceso histórico de constitucionalización de las normas limitantes
del poder político. Por ello, el llamado constitucionalismo moderno, es
inseparable de los fundamentos ético-políticos del Estado de derecho.
La soberanía no agota en manera
alguna el terreno del poder, pero si concentra nuestra atención en la forma más
significativa y peligrosa que el poder puede adquirir, pues no se trata de un
accesorio más que mujeres y hombres busquen; por ello la razón le asiste en
parte a Walzer cuando afirma: El poder
del Estado se ve colonizado por la riqueza material, el talento, la sangre o el
sexo; y una vez colonizado, rara vez tiene límite. De modo alternativo el poder
del Estado es en sí mismo imperialista, sus agentes son tiranos con plenos
derechos: no velan por las esferas de la distribución sino que irrumpen en
ellas; no defienden los significados sociales sino que los pisotean. (WALZER, Michael, Las esferas de la justicia. Una defensa del pluralismo y la igualdad.
1993)
Tomar en sentido estricto la
afirmación anterior puede parecer catastrófico, pero tal afirmación pervive a
través de los siglos y parece no cambiar, los factores reales de poder o
poderes facticos se hacen presentes en nuestra vida diaria. Y un ejemplo de
ello es el tema de la reforma energética.
¿Cuántas veces hemos escuchado el
discurso demagógico y desgastado de que con las reformas estructurales le ira mejor
a los mexicanos? ¿Cuántas veces nos han dicho que está asegurado no sólo
nuestro futuro, sino el de “los hijos de nuestros hijos? ¿Hasta cuándo los
mexicanos seguiremos permitiendo que sean los poderes fácticos los únicos que
impongan su voluntad al Poder Legislativo?
En ocasión de este 18 de marzo,
los mexicanos debemos tener presente la importancia que los sectores estratégicos
del país juegan en nuestra vida diaria; y el de la energía es uno de ellos.
Por hoy es todo, nos leemos la
próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, es esta #iusfilosofando un texto oportuno para este día y lo que está por venir.
Sin duda, este #MéxicoLindoyHerido debe y urge ser reestructurado.
Muy buen texto.
Un placer leerle.
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