"No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe".
Miguel de Cervantes
Cuando revisamos en retrospectiva las escenas
de hace algunas semanas en las que el señor Miguel Ángel Osorio Chong (hidalguense
de 50 años) sale con camisa y corbata para entrevistarse con estudiantes del Instituto
Politécnico Nacional (IPN), sin que antes estos estudiantes sean
desprestigiados y/o reprimidos, intuimos que algo estaba mal.
No es que Osorio Chong sea partidario de
exponerse ante una muchedumbre de estudiantes indignados por un reglamento; ni
que sea tan democrático como para recibir una manifestación que exige hablar
con él. Mucho menos que uno de los hombres fuertes de Peña Nieto haya aprendido
la lección de tratar con respeto a los universitarios, después del encuentro en
2012 con lo que hoy conocemos con el #YoSoy132 en la Ibero. No, no era eso.
El tiempo, siempre el tiempo, nos da la
respuesta; ahora sabemos que la benevolente actitud del exgobernador de Hidalgo
-de 2005 a 2011- no era por su altura demócrata, sino porque tenía ya detalles
de lo ocurrido en Ayotzinapa; con esos datos era más fácil asumir una postura
prodiálogo frente a un problema que podía crecer, que abrir otro flanco con
estudiantes de Guerrero, un Estado con focos rojos.
La actitud complaciente de Miguel Ángel
Osorio -diputado federal en la LIX Legislatura de 2003 a 2005- con jóvenes del
IPN no sirvió de nada, pues la Asamblea General del movimiento estudiantil del IPN
afirmó la semana pasada que la propuesta de solución al pliego petitorio es
“incompleta e imprecisa”, además de “no estar fundamentada ni motivada”. Otra vez,
el tiempo no favoreció al hidalguense.
Osorio enfrenta ahora no sólo el flanco que
el mismo abrió al entrevistarse personalmente con los estudiantes del IPN y a
hacer a un lado a Emilio Chuayffet Chemor –mexiquense de 63 años- sino que
tiene que atender el tema de los normalistas de Ayotzinapa: los muertos y los
desaparecidos. Pero quizá, esta vez no todo sea culpa suya –en su papel de
responsable de la política interna del gabinete de Peña- quizá esta vez, su
“oposición” en Guerrero -gobierno estatal y municipal del PRD- sean responsables
directos de lo ocurrido ahí, y ahora sabemos también que de forma directa se
sospecha de “Los chuchos” y su permisividad con candidatos de dudosa
reputación.
No obstantes “Los chuchos” volverán a decir
que son falibles los procesos de selección de los candidatos; Ángel Aguirre,
que buscará otra forma de poner a consideración del pueblo de Guerrero su cargo
y que mientras ofrece una recompensa para dar con los jóvenes; Osorio Chong que
se investigará hasta las últimas consecuencias; y todos esperarán a que el tiempo
sea el pretexto excelente para que nos olvidemos de lo ocurrido en Guerrero,
hasta que en algún tiempo, una Corte Internacional condene al Estado Mexicano
por estos hechos, pero entonces ya habrán pasado las elecciones de 2015 y esto
ya no importará.
Sobre el tema de Ayotzinapa, y otros más, no dejemos
que el tiempo sea olvido, no permitamos un acto más de irresponsabilidad del
Estado Mexicano, de sus partidos, de sus instituciones, de sus personajes.
Olvidar también contribuye a matar la esperanza y no podemos permitirlo.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Doctor, muy buen texto. Para la desmemoria.
Un gusto leer y reflexionar con su Iusfilosofando.
Sus textos siempre interesantes Doctor, me parece que los elementos que señalas sobre porque tan a gusto y dispuesta que se le vea a Osorio Chong, ahora ya sabemos porque.
Un gusto leerlo y compartir sus columnas.
Mayra
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