La elección del 07 de junio –intermedia como se le conoce- será
quizá la más controvertida de los tiempos modernos de México; y será de esta
forma porque desde diversas trincheras se han estado aportando elementos para
volverla explosiva.
Allí donde se empata con elecciones locales los candidatos pasan
por un periodo de prueba no solo de los electores, sino con sus propios
militantes. Encontramos aspirantes que van de un partido a otro incluso cuando
ya habían sido nominados; otros fueron cambiados porque las encuestas de
opinión así lo pedían y unos más porque a la dirigencia partidista convino más la
coyuntura electoral, que la militancia.
Unos, más atrevidos, dejaron decidir a la tómbola las
candidaturas a diputados de mayoría, pero reservaron a los suyos las
diputaciones de representación proporcional (RP o pluris); hay quienes volaron
de la cuasiultraderecha al “centro” y quienes de la izquierda decidieron
convivir también en el centro con expanistas.
Más allá de estos datos que presento, la realidad es que asistiremos
a una elección donde los electores y ciudadanos somos bombardeados con spots
aburridos, torpes, insultantes a la inteligencia y unos más, mentirosos.
Asistimos a una elección sin propuestas reales, unas más inoperantes en el peor
de los casos, engañosas.
La elección del 07 de junio, es una elección confusa para muchos,
porque los actores políticos y sociales y ciberactivistas de Facebook –más que
los de Twitter- están divulgando sus propias dudas.
Por una parte existe un bloque de académicos y de actores
sociopolíticos que están llamando a que el día de la elección aprovechemos para
pedir #QueSeVayaPeña, una propuesta que en mi opinión no tiene
sentido práctico, y no lo tiene porque en este momento que vive al país no
podemos darnos el lujo de iniciar batallas que nos distraen de lo importante:
justicia para las víctimas de la guardería ABC; justicia para los periodistas
asesinados en Veracruz; justicia para los asesinados en Tlataya; justicia para
los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Justicia para los funcionarios del señor Peña y para él mismo
que aprovechando su ascenso a Los Pinos está cobrando los favores con inmuebles
de dudosa procedencia; justicia para los gobernadores que en su papel de
señores feudales están usando la elección para recompensar a sus
incondicionales.
Asistiremos a una elección confusa, cuando activistas
autodenominados “antisistémicos” llaman a no votar, actualizando lo obvio, no
votar legitima a este sistema corrupto, represor, injusto, neoliberal, y ahonda
las desigualdades socioeconómicas y culturales que viven millones de mexicanos.
En la elección del 07 de junio no debemos perdernos, si como
ciudadanos queremos ganarnos el respeto de los políticos a los que muchos se
empeñan en desacreditar – muchas veces con justa razón- debemos demostrar el
poder que tiene nuestro voto en las urnas y nuestra voz después de la elección.
Un primer paso para ganarnos este respeto y demostrarle a la
clase política de Los Pinos que no permitiremos que sigan
saqueando al país es “Quitarle el Congreso a Peña”. Salgamos a votar y
demostremos el verdadero valor ciudadano.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Doctor,
Magnífico texto el que nos comparte en esta columna #Iusfilosofando.
Es indudable, estamos en tiempos convulsos y si a eso le agregamos de engaño universal con miras a una de las elecciones más complejas en la historia contemporánea debido a lo que se ha y se está suscitando en este #MéxicoLindoyHerido.
Coincido con su análisis y con el llamado de no derrochar fuerzas, sino que es preciso quitarle el Congreso a Peña.
Un placer leerlo.
No coincido en que esta elección que se avecina, sea la "más compleja" de la historia política mexicana (No se compara con la de Panchito I. Madero, por ejemplo), es una más, pero sí otra oportunidad para la acción cívica y la estrategia de quitar fuerza legislativa a EPN, es una medida inteligente, aunque no suficiente. Los presidentes deben rendir cuentas y sí no desempeñan el mandato conferido, habrá que exigir al poder legislativo, haga las leyes para tal efecto, para retirarlos... Hay que perder el miedo, un presidente no es sinónimo de omnisciencia, ni de suprema eficacia, al ser un mandatario, el Pueblo Soberano, bajo el Contrato Social, le confiere facultades, pero NO para actuar en contra de los intereses de sus mandantes... Esa es la madurez que nos hace falta como ciudadanos y claro, el periodismo crítico y libre, será una fuente en la que habrá que abrevar... Saludos, felicidades por su iniciativa...
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