“La justicia es como las serpientes, sólo muerde a los
descalzos”.
Eduardo Galeano
Desde el
rompimiento de la hegemonía del PRI, el modelo económico y las condiciones de
vida de los mexicanos- la mayoría- no han cambiado nada o muy poco para su desarrollo,
en muchos casos ha ido en contrario sensu. Y uno de los temas fundamentales es
el de la justicia y el acceso a ella.
Veamos, en una
investigación realizada por Volkmar Gessner (Los conflictos sociales y la
administración de justicia en México, traducción de Renate Marsiske,
México, UNAM, 1984) en el México de mediados de los años setenta -que se
publicó en nuestro país a principios de los ochenta- el autor confirma algunas
de las suposiciones que parecen no pasar de moda.
Es muy ilustrativo
que el trabajo muestre la aversión de los particulares a llevar sus conflictos
ante instancias oficiales; y lo es porque en efecto, los mexicanos de aquellos
años y desde luego en la actualidad no se confían en la autoridad, ni tampoco
que se vaya a resolver su asunto.
Lo que los
mexicanos de ayer y hoy identifican es la influencia, la proximidad o las
distancias sociales entre las partes y como consecuencia el tipo de desenlace a
que pueden dar lugar.
Un ejemplo que
ilustra mi anterior afirmación es la que el autor expresa respecto del acceso a
la justicia: “(…) se ve claramente que las capas con mayor ingreso demanda con
mayor frecuencia”. (Gessner, p. 162.)
Lo anterior no solo
fortalece la idea de que la justicia llega a ciertos sectores, sino que parece
confirmar la expresión de que la justicia favorece a quienes más poder económico
y político tienen.
Y es que en el
México que hoy vivimos las concepciones de justicia son muy diversas; todos los
días asistimos a discursos, entrevistas y declaraciones de actores que de forma
directa o indirecta exigen “justicia” o su contrario injusticia.
En todo régimen
preciado de ser democrático –el nuestro así lo presume- existe un factor
fundamental del mismo, la existencia y cumplimiento de un Estado de Derecho, el
cual debe contener por lo menos cuatro características básicas según Elías
Díaz:
Imperio de la ley: ley como expresión de la voluntad
general; división de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial; legalidad de
la administración pública: actuación según la ley y suficiente control
judicial, y derechos y libertades fundamentales: garantía jurídico-formal y
efectiva realización material (DÍAZ Elías, Estado de derecho y
sociedad democrática)
Sin duda, falta
mucho por hacer en este rubro, y en el modelo neoliberal las cosas no cambiarán;
las reformas necesarias deben serlo porque respondan a realidades sociales
nacionales y no por los derroteros de organismos internacionales. Porque
finalmente como sostiene Chateaubriand: “La justicia es el pan del
pueblo: siempre está hambriento de ella”.
El Poder Legislativo
es solo un paso para cambiar estas condiciones, de ahí que seguiré reiterando,
este 7 de junio, quítale el congreso a Peña.
Por hoy es todo,
nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, magnífico texto el que hoy nos presenta.
La justicia es un concepto abstracto y de complejidades y como lo indica llega en diferentes medidas y a veces esta se disfraza de injusticias.
Finalmente decir que me he sumado a su llamada y la estoy replicando en mi columna #Nornilandia para que este 7 de junio quitemos el Congreso a Peña.
Publicar un comentario