@iusfilosofo
Estamos a casi semana y media para que un gran número de
mexicanos asistan a las urnas para elegir a sus representantes locales: presidentes
municipales, diputados locales y gobernadores. Con el paso de estos días, parecen
polarizarse las preferencias, los que están por romper el status quo, y los que
harán todo lo posible por mantenerlo; y con ello, consolidar sus privilegios.
Muy a pesar de que Manlio Fabio Beltrones afirme que en las elecciones del
próximo 5 de junio lo que está en juego “es conservar un país moderno o
regresar al pasado”.
Parece contradictorio el discurso si lo escuchamos del
dirigente más mesozoico de todos los partidos, y no me refiero a la edad sino a
las prácticas que desde su oficina de dirigente del PRI se promueven y gestan,
para “conservar un país moderno”.
El país moderno que Manlio y los suyos quieren vendernos es
el del México privatizado, donde las grandes transnacionales se establezcan con
privilegios, exploten a complacencia la mano de obra barata; acaben con
recursos naturales; contaminen al país y se vayan cuando como nación ya no
sirvamos.
El concepto de “modernidad” de Manlio, se remite al no poco
discreto enriquecimiento inexplicable de los gobernadores del PRI. Al exagerado
endeudamiento público que sus “mejores aspirantes” -hoy en el poder estatal-
han hecho de sus Estados. Al establecimiento de sus amigos, compadres,
exparejas, y financieros, en espacios de Poder, como pago al compromiso adquirido.
La modernidad de Beltrones Rivera –sonorense que en agosto
cumplirá 64 años- se remite a la desaparición forzada de estudiantes, al encarcelamiento
de defensores de Derechos Humanos; al pago de medios de información, a la
amenaza de reporteros y al asesinato –“coincidente”- de los que no se dejaron
cooptar.
Modernidad, como la cereza del pastel que está siendo (en
algunos Estados) la movilización que miles de profesores integrantes de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la
Educación (CNTE) han realizado en los Estados de Michoacán,
Chiapas, Oaxaca y Guerrero, para exigir: a) que el gobierno federal abrogue la
reforma educativa; b) detener el despido de profesores que no se presentaron a
la evaluación; y c) una mesa de diálogo
nacional.
El Manlio moderno, es el que permite a Javier Duarte no
pagar el adeudo por más de 2 mil millones de pesos a la Universidad Veracruzana.
Misma que anunció que el próximo 27 de mayo saldrá a las calles para volver a
exigir se pague la deuda que el gobierno tiene con la máxima casa de estudios de
ese Estado.
Para el originario de Villa Juárez, Sonora, la modernidad se
simboliza en la postulación de Juniors como candidatos a gobernadores – caso concreto:
Alejandro Ismael Murat, Oaxaca-; en la guerra sucia en los procesos electorales
o el turismo electoral del cual habla el titular de la Fiscalía Especial
Para la Atención
de Delitos Electorales de la PGR ,
Santiago Nieto Castillo.
Ese es el México moderno que según Manlio, algunos mexicanos
queremos detener; el del “avance progresivo” que el país están viviendo a
espaldas de sus propios habitantes. El de la casta corrupta que se enriquece en
esa asociación delictuosa con el Poder. Ese es el México moderno que miles de
mexicanos amenazan con detener el próximo 5 de junio cuando asistan a votar por
un partido que no será el PRI.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor,
Muy buena tu columna de esta semana; en cada línea, en mí mente estaban presentándose escenas de dos películas con las que identifico a personajes nocivos como Don Beltrone´: Pachito Rex y la Ley de Herodes. Y luego remato el cuadro escuchando en una estación radiofónica un comercial que “ensalza para aglutinar al sindicalismo priísta” ¡PLOP y RECONTRA PLOP!
¿Alguien que les diga a los priístas que estamos en el siglo XXI?
Un placer leer #Iusfilosofando.
La comparto en mis redes para despertar mentes y para la desmemoria.
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