El fin de la ley es obtener la mayor ventaja posible para el mayor
número posible.
Bentham
El viernes de la semana pasada nos enteramos
que Netzaí Sandoval Ballesteros presentó una denuncia ante la Corte Penal
Internacional, que es un tribunal que juzga la responsabilidad de individuos en
la comisión de los crímenes más graves en contra de la humanidad: genocidio,
crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y agresión.
Aunque la CPI no forma parte de las Naciones
Unidas, existe una relación con ella en los términos que señala el Estatuto de
Roma. Su antecedente inmediato lo encontramos en los tribunales internacionales
establecidos en Núremberg y Tokio para juzgar a los criminales de guerra de
Alemania y Japón por los delitos cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Fue
tras la Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas -celebrado
en Roma en 1998- sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional, donde
se estableció su creación en la firma del acta el día 17 de julio de ese año.
El Estatuto y la CPI inicio sus funciones el
1 de julio de 2002 y nuestro país la ratificó en 2005 e incorporó su
reconocimiento en el artículo 21 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. Que señala: “El Ejecutivo Federal podrá, con la aprobación
del Senado en cada caso, reconocer la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional”. (Párrafo octavo)
Ahora bien, los crímenes de los cuales puede
conocer la Corte están restringidos y enumerados en la parte II del estatuto, artículo
5: a) El genocidio considerado en su artículo
6; los crímenes de lesa humanidad en
su artículo 7; los crímenes de guerra en el artículo
8; y el crimen de agresión artículo 8
bis (Resolución 6 del 11/06/2010.
El recurso interpuesto por un grupo de
mexicanos ante la CPI contra Felipe Calderón Hinojosa considera la
actualización de dos de las hipótesis: a) Los
crímenes de guerra en un conflicto armado; y b) los crímenes de lesa humanidad.
Los promoventes establecen una consideración
importante que vale la pena rescatar:
(…) México no está en
condiciones de llevar a cabo la investigación y el juicio en contra de Felipe
Calderón, Joaquín Guzmán Loera, Genaro García Luna, Guillermo Galván Galván,
Francisco Saynez Mendoza y demás autoridades, militares y narcotraficantes,
debido a que en nuestra legislación penal no se han tipificado los crímenes de
guerra ni de lesa humanidad. Esto implica que en nuestro país es imposible
juzgar a cualquier persona por las conductas especialmente graves que hemos
señalado, porque no existe el tipo penal para sancionarlos. Así mismo, la falta de autonomía de la
Procuraduría General de la República y la inmunidad del Ejecutivo Federal generan
una situación en la que es prácticamente imposible juzgar dentro de las
instancias nacionales a los altos funcionarios civiles y castrenses por su
responsabilidad en esta crisis humanitaria.
Dicho lo anterior veamos cuáles son los
razonamientos que utilizaron para promover su querella ante la CPI. Sobre los crímenes
de guerra en un conflicto armado -artículo 8, párrafo 2, inciso c- se plantea:
En México se han cometido
tales actos de forma masiva. Por ejemplo, la mutilación de enemigos
–decapitaciones- es ya una práctica absolutamente cotidiana, que
lamentablemente comienza a ser empleada incluso por las fuerzas armadas
mexicanas (la ejecución de Arturo Beltrán Leyva y su mutilación con evidentes
fines intimidatorios (…)”.
Como ha sido documentado por
los diversos informes sobre derechos humanos elaborados por organismos
internacionales como Amnistía Internacional, el Ejército Mexicano también ha
llegado al extremo de asesinar y torturar a civiles completamente ajenos al
conflicto, en retenes militares y durante sus operativos. Además de forma muy preocupante, se ha
intentado encubrir estos hechos para garantizar impunidad a los responsables.
Recordemos al respecto el caso de los estudiantes asesinados en el Tec de
Monterrey el 19 de marzo de 2010, señalado por la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH) en su recomendación 45/2010.
Por su parte los cárteles de
la droga también practican terribles crímenes contra la población civil.
Reclutan niños menores de 15 años de edad para convertirlos en sicarios. Se
estima que entre 30 y 43 mil menores de edad han sido reclutados por grupos
criminales. Además, los ataques a los centros de rehabilitación de enfermos y
adictos a las drogas se han generalizado. Los arteros ataques del 26 de junio
en Durango, el 5 de diciembre y 10 de junio en Ciudad Juárez, Chihuahua –todos
en 2010– son sólo tres ejemplos.
Como observamos, el razonamiento expuesto por
los promoventes no está alejado de nuestra realidad, pues en efecto como lo
describen en sus razonamientos todos hemos sido testigos y otros actores de la sucinta
mención que se reseña.
Ahora bien, respecto a los crímenes de lesa
humanidad - descritos en el artículo 7- se menciona que esta figura:
(…) implican un ataque
generalizado o sistemático en contra de una población civil y con conocimiento
de dicho ataque, en el que se somete a las personas a esclavitud, tortura,
desaparición forzada de personas, asesinato, violación, esclavitud sexual y
prostitución forzada entre otros. En México este tipo de crímenes se cometen
cotidianamente, especialmente en contra de los migrantes centroamericanos que
tratan de llegar hacia los Estados Unidos. Lo más preocupante es que la CNDH
documentó desde 2009 que el Instituto Nacional de Migración participa de estas
ominosas prácticas por ejemplo a través de la comercialización de personas
indocumentadas.
En su reflexión final se establece una
advertencia prudente, aclaratoria, y por ello considero pertinente referirlo:
Lo que solicitamos al fiscal
de la CPI es una investigación por las desapariciones forzadas, por el
reclutamiento de niños menores de 15 años como sicarios, por las ejecuciones
extrajudiciales cometidas por soldados, por la mutilación de enemigos como
forma de intimidación, por los ataques a la población civil, por el
desplazamiento forzado de personas, por la violación sexual de mujeres y niñas,
por los actos de tortura perpetrados y tolerados por el Ejército, por los
ataques a centros de rehabilitación de enfermos, así como por el secuestro,
venta y esclavización de migrantes por parte de miembros del Instituto Nacional
de Migración.
El Jefe del Ejecutivo
Federal, sus mandos civiles y militares así como los capos de la droga son
responsables de estos crímenes. Aunque
todos ellos podrían alegar no haber cometido ningún asesinato directamente, ni
ordenado los graves crímenes que aquí se les imputan, son responsables de
encubrir y proteger a los sicarios, policías y soldados que directamente los
cometen. Con ello la brutal violencia que azota a nuestro país se ha
institucionalizado y se ha convertido en práctica cotidiana.
Lo que encontramos en los razonamientos
anteriores, son extractos de la realidad mexicana contemporánea: violencia,
muerte, corrupción, omisión, irresponsabilidad. Pero también, en el stricto sensu, el ejercicio de su
derecho para acudir a los tribunales internacionales que nuestra propia
constitución reconoce, por eso parece absurda la reacción torpe e irracional
que desde Los Pinos se ha gestado.
Ante la promoción del juicio, desde Los Pinos se responde que las
imputaciones son “falsas y calumniosas” y sostiene:
Las imputaciones al gobierno
de México son claramente infundadas e improcedentes, como lo señalan ya las
voces más autorizadas en la materia. Sin embargo, constituyen en sí mismas
verdaderas calumnias, acusaciones temerarias que dañan no sólo a personas e
instituciones, sino que afectan terriblemente el buen nombre de México, por lo
cual, el gobierno de la República explora todas las alternativas para proceder
legalmente en contra de quienes las realizan en distintos foros e instancias
nacionales e internacionales.
La respuesta intimidatoria y amenazante del
señor Calderón, va contra la bandera de “un
gobierno democrático” como se llama en el comunicado, al anunciar su pretensión
de “proceder legalmente” contra los mexicanos promoventes, por el solo hecho de
hacer uso de los mecanismos de protección de derechos, Calderón se constituye en
el pequeño dictador que reacciona violentamente, y que pretende utilizar al
derecho como instrumento de venganza contra los que no piensan igual que él.
La acción de los mexicanos que acuden a la Corte Penal Internacional,
es una acción valiente y que promueve el Estado de Derecho, por ello, si el
señor Calderón cumple sus amenazas, estará abriendo una batalla más para la
cual no está preparado, y pasará a la historia con una raya más al tigre. ¿En
verdad ya no le importa lo que se diga de él, su desgobierno y su apellido?
En fin, estemos atentos a lo que ocurrirá en las próximas horas, parece
que las instituciones jurídicas vuelven a ser protagonistas. Por hoy es todo,
nos leemos la próxima. Carpe diem.
8 comentarios:
Maestro:
Muy adecuada su aportación del día de hoy, penoso el papel de Calderón al querer reaccionar contra los mexicanos que interpusieron su denuncia en la Corte Penal Internacional, y con la cual millones de mexicanos estamos de acuerdo.
Gracias por conjuntar sus reflexiones con la exposición de la denuncia, de verdad ilustran.
Un abrazo.
Luis
Maestro:
Muy interesante su Iusfilosofando de este día.
Es muy triste la realidad que enfrentamos en México lindo y herido. Como bien dice en la realidad mexicana contemporánea impera la: violencia, muerte, corrupción, omisión e irresponsabilidad.
Sigamos con estos ejercicios intelectuales para generar el cambio y rescatar a este hermoso país.
Excelente columna.
Un abrazo.
Como bien lo dices es "un pequeño dictador" y yo agrego que en todo es "pequeño" Felicidades.
Yo soy uno de los firmante de la solicitud de investigación a Calderón y copartícipes de esta guerra tonta e inútil. Tus comentarios y puntualizaciones me rafirman en mi decisión. Es hora de terminar con tanta impunidad, a la que se ve los políticos se rsisten a renunciar. Se exhibe Calderón al reaccionar así y exhibe su estrechez de miras, indignas de alguien que tiene en sus manos la responabilidad del Estado Mexicano.
Ilustrativo texto.
Si ha caracterizado a este sexenio a sido el autoritarismo exacerbado ante el interminable discurso de las elecciones y de la seguridad, la justicia corrupta y la asfixia democrática a base en gran medida del terror a ultranza, en donde sufre la población, el reciente accidente? aereo de Blake Mora y la postura de Alejandro Poire en la secretaria de Gobernación intuyen mas un fraude electoral, que un cejo de justicia, Felipe Calderon se ha visto mas alegre que lo de costumbre y sus reacciones intolerantes a cualquier critica, ya no son impensables, si no alarmantes mientras el tiempo corre, el peligro es mas latente y no precisamente viene del todo del narco, que al parecer son solo la excusa para tratar de justificar lo injustificable. Excelente texto y reflexión, lamentable realidad del país nuestro de cada día.
Sexenio tragico y tinto en sangre, Felicidades Samy por seguirnos ilustrando con tus valiosas aportaciones
Maestro, magnifica redacción nos brinda hoy, su opinión y análisis neutral y conciso ayuda mucho a crear un criterio y reflexionar en torno al asunto citado en la publicación.
Siempre es un gusto leerlo, hoy no digo más nada y espero por lo que sucederá en las próximas horas, días.
Excelente semana, un abrazo y hasta la próxima.
Magnífica reseña de la querella en contra del Jefe del Ejecutivo, excelentes reflexiones e interrogantes que seguramente tienen una repuesta, el valemadrismo de Calderón.
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