iusfilosofando

viernes, 4 de noviembre de 2011

EL FANTASMA DE LA REELECCIÓN (3)





El que quiera la Silla (presidencial) que se forme
Elías Calles

Pretendo exponer en este apartado el origen del mito que se ha construido a partir del debate de la no reelección inmediata de legisladores, en las sesiones que ha tenido la Cámara de Diputados en las semanas pasadas; de uno y otro lado se han presentado ideas, unas como argumentos y otras como reproducción de mitológica del discurso de los años treinta del siglo pasado. Sé que no habrá espacio necesario para agotar el tema, así que probablemente tendrá que agotarse en una entrega más.
Agradezco los comentarios de tod@s los lectores, incluso de los que en su daltonismo, han confundido mi posición respecto al tema; al “creer” que soy opositor a la reelección. Nada más falso que esa, su realidad.
Pasemos al contenido, el 4 de marzo de 1929, Elías Calles consuma una idea que Portes Gil había planteado, conjuntar a los caudillos de la Revolución y someterlos a control. Pero tenía que ser un control eficaz, de compromiso, que permitiera detener la lucha o levantamiento alguno.
Estas fueron las razones que llevaron a Elías Calles a fundar el Partido Nacional Revolucionario (PNR), lo cual le permitiría consolidar la incipiente estabilidad del país y regular el acceso al poder de los principales caudillos revolucionarios, de esta forma cambiaría la lucha de las armas por las luchas por el poder político.
Así el PNR surge como un gran acuerdo político donde convergen las corrientes posrevolucionarias armadas que disputaban territorialmente el poder. Sostiene Dworak y Hill:
Con la aparición del PNR, una de las prioridades del proyecto político del General calles fue la de centralizar en una institución, el poder, que se encontraba  disperso en una constelación de organizaciones y personalidades regionales. Esto le permitiría ejercer un control férreo sobre la gran mayoría de los puestos de elección popular. (Dworak y Hill: “La reelección legislativa en México, 1812-1933”:1998)

De esta manera el PNR se apuntala como una organización electoral para obtener la presidencia en las elecciones extraordinarias de 1930 y para administrar el acceso a puestos en la cámara de Diputados y en el Senado.
En octubre de 1932, el Partido Nacional Revolucionario celebró en Aguascalientes su Convención Nacional. Dicha Convención inició el camino hacia la adopción definitiva del principio de no reelección presidencial, pero condujo también a la prohibición para que los integrantes del Poder Legislativo puedan volver a ocupar sus curules en el periodo inmediato al de su ejercicio como miembros de la legislatura.
En dicha Convención se impulsa la limitación contenida en la fracción II del artículo 116 constitucional, que hace extensivo a los diputados de las legislaturas estatales el principio de no reelección relativa.
Las discusiones de la Convención del PNR, fueron plasmadas en una iniciativa que  fue sometida a la consideración de la cámara de Diputados el 16 Noviembre de 1932, aprobada por 115 votos a favor y 101 votos en contra. Posteriormente dicho dictamen fue turnado al Senado, el 20 de diciembre del mismo año, el cuál la aprobó por unanimidad con 39 votos. El 20 de marzo de 1933 durante una sesión extraordinaria del Congreso quedo aprobada dicha reforma.
El texto fundamental que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 29 de abril de 1933, y la reforma se justificaba en los términos siguientes:
Desde los principios de la vida independiente de México la No Reelección es una tendencia nacional, representa un anhelo de libertad, porque la tesis contraria se ha traducido a través de nuestra historia en el continuismo de un hombre o de un grupo reducido de hombres en el poder, que hacen degenerar a los gobiernos en tiranías absurdas e impropias de una organización democrática, con la consecuente alteración de la paz pública (…) (Gamboa Montejano: Reelección inmediata de legisladores:  México: 2006)

¿Qué fue lo que origino que la Convención del PNR se preocupara por la no reelección presidencial? Quizá ni los mismo convencionistas de 1933 tengan idea. Pero quien si la tenía era Elías Calles, que era quien estaba de tras de esa iniciativa, la razón era sencilla, prohibir la reelección presidencial. Este sencillo movimiento le permitiría tener un control absoluto del Ejecutivo y no volvería a pasar lo que ocurrió con Obregón Salido, que se olvidó de él y busco la reelección. Con esta reforma el presidente se convertía en el “dador”, personaje supremo, que repartía cargos de diputado o senador y a quien se le debería de rendir pleitesía.
Atinadamente Martínez Báez afirma sobre estas reformas:
(…) no fueron objeto de ningún debate público amplio, ilustrado y sereno, en el que participaran los representantes de diversos grupos sociales; esas reformas trascendentales tuvieron su origen en la convención extraordinaria del Partido Nacional Revolucionario reunida en Aguascalientes en el mes de octubre de 1932, y cuyas resoluciones, emanadas de una asamblea extraconstitucional, fueron aprobadas apresurada y fielmente por el complejo órgano legislativo encargado de modificar la Ley Suprema de la Nación en el brevísimo lapso de un mes. El Congreso de la Unión fue convocado a sesiones extraordinarias, el día 2 de marzo de 1932 y ya el 29 del mismo mes y año hizo la promulgación de tan importantísimas reformas constitucionales, previo el cómputo de la aprobación dada por las legislaturas de los estados (…) (Martínez Báez, “Los diputados frente a la Constitución”, en Excélsior: 08 de enero de 1965).

La pregunta inmediata, que varios alumn@s y actores políticos se plantean ¿Porque un partido político toma la decisión de desechar la experiencia de los legisladores en aras de satisfacer sus aspiraciones pragmáticas de control? La respuesta inmediata es sencilla, el poder por el poder. La concentración del poder en manos de quien no podría traicionarlo, el presidente.
Sobre ¿Quién fue el responsable de la reforma? y ¿Porque precisamente se dio bajo ciertas circunstancias? Martínez Báez es contundente al señalar:

Fue una asamblea extraordinaria de un partido político con fuerza incontrastable, el órgano extralegal que sin consulta alguna de carácter democrático “dicto”, bajo la pasión creada por los acontecimientos políticos de 1928 y de 1932 y bajo la influencia y aun la sombra de los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, las caprichosas e ilógicas reformas a la organización del congreso Federal, olvidando tanto las doctrinas de la ciencia del derecho político, como la experiencia revelada en algunos periodos brillantes del parlamentarismo mexicano. (Ídem)

Al aparato burocrático que ahora era el administrador de los espacios de poder político que el presidente otorgaba, construyó un discurso justificador de la reforma, es así que en su sesión del 20 de marzo de 1933, el Presidente de la Comisión Permanente  de la XXXV Legislatura del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, Medrano Federico V. expuso:
En el Comité Ejecutivo del Partido Nacional Revolucionario, respetuoso del sentir nacional claramente expresa en la Convención que se reunió en la ciudad de Aguascalientes el mes de octubre último, envió a las Cámaras de la Unión un proyecto que reforma los artículos 51, 56, 58, 59, 83, 84, 85 y 115; las fracciones V y VI del 55; la fracción XXVI del 73, que adiciona con una fracción cada uno de los artículos 55 y 79 de la Constitución Federal, en el sentido de establecer en el Pacto Supremo el principio de la No Reelección, de una manera rígida para el Ejecutivo de la Nación y los Ejecutivos de los Estados y en forma restringida para los presidentes municipales, regidores y síndicos de los Ayuntamientos del país, diputados y senadores al Congreso Federal y diputados a las Cámaras locales; y que, finalmente amplía el período de actuación de los miembros del Poder Legislativo (Diario de los debates XXXV Legislatura, Período Extraordinario 20 de marzo de 1933)

Manuel Ferre Muñoz, comparte los argumentos expuestos para argumentar la aprobación de dicha reforma, sostiene que en su intervención el diputado Ezequiel Padilla advirtió “la Cámara próxima, con la No Reelección va a ser una Cámara verdaderamente peligrosa, si no tiene frenos en la nación”, y señaló el poder invasor de las cámaras, que todo lo conquista. Esa “fuerza omnipotente del Parlamento” podría verse privada de frenos si fallaba la revisión del pueblo, y eso porque sus miembros, que no necesitarían ya merecer la aprobación de sus comitentes –seguros como estaban de no volver a comparecer en unas elecciones- se impermeabilizarían a las demandas populares. (Manuel ferre Muñoz, Op. cit.)
El texto reformado quedo plasmado de la siguiente forma:
El artículo 59.-Los senadores y diputados al Congreso de la Unión no podrán ser reelectos para el periodo inmediato.
Los senadores y diputados suplentes podrán ser electos para el periodo inmediato con el carácter de propietarios, siempre que no hubieren estado en ejercicio; pero los senadores y diputados propietarios no podrán ser electos para el periodo inmediato con el carácter de suplentes. (Diario Oficial, sábado 29 de abril de 1933, sección primera, tomo LXXVII, número 44, p.694)

Ferre Muñoz explica que el dictamen que presentaron al Congreso la comisión primera de Puntos Constitucionales y la primera de Gobernación, de la que "no hay antecedentes en nuestra historia", obedecía a una poderosa demanda social ante la que no cabía hacer oídos sordos: "un clamor insistente [...] pide la renovación absoluta de hombres en el Poder Legislativo". (Ídem).
Así se cerraba, así se argumentaba y consolidaba la omnipotencia del presidente de la república, bajo la argumentación de combatir los poderes locales. Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

4 comentarios:

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro:

Una frase significativa con la que abre la última entrega de este ciclo dedicado a la Reelección en su Columna Iusfilosofando.

¿Quién no quisiera tener el poder? esa es una pregunta que pocos seguro han reflexionado. Las respuestas, en su mayoría creo serían en sentido positivo.
Magnífico texto que aborda datos relevantes para el conocimiento colectivo.

PD. Por cierto, muy buena imagen que enmarca la columna, aunque es un político del pasado, parece que veo reflejados a varios de los “actuales”, de esos que se autodenominan: “El nuevo PRI”

Anónimo dijo...

Maestro:

Excelenete aportación la que hoy nos entrega, la verda me ayuda a tener un panorama diferente de lo que ahora se discute, saludos y gracias por sus aportaciones.

Luis

Anónimo dijo...

Mientras no haya en Mex. 1 Democracia real y Efectiva, una Democracia Participativa, no podemos discutir siquiera la reelección.

Oscar Sanchez.

Anónimo dijo...

Sus entregas hacen ver claramente, lo que sabemos de por sí, a los partidos políticos no les interesa el bienestar de la comunidad, solo quieren; “títeres levanta manos” que obedezcan a sus amos, mismos que actúan de acuerdo a sus muy particulares intereses y hacen a un lado el beneficio común… Por ello se oponen a la Reelección, ya que les resulta mejor cambiar legisladores en cada periodo y seguir teniendo el control de sus decisiones.

La partidocracia que se ha establecido en nuestro país es la verdadera enfermedad y muy probablemente sea terminal, ya que la democracia es algo muy distinto a lo que nos quieren vender los partidos políticos en la actualidad.

En verdad agradezco sus textos, mientras usted escriba, yo leyendo…

@morfeo1mx