Al comenzar y dirigir una guerra no es el derecho lo que importa, sino
la victoria.
Adolf Hitler
Ese pareció ser el lema de batalla de quien
encabeza hoy el destino del país desde Los Pinos, cuando decidió llevar a
México a esta guerra que no es guerra y que hoy padecemos.
En su segundo tratado sobre el gobierno civil,
Locke sostiene que la monarquía ha pretendido justificar su dominio con
argumentos de tipo religioso sin reconocer que la sumisión a un gobierno es un
acto de libertad y consentimiento, e imponiendo así, de hecho, un poder más
arbitrario que la misma esclavitud. Locke sostiene que:
La libertad ante el poder
arbitrario, absoluto, es tan necesaria para la preservación del hombre, y a
ella tan estrechamente unida, que de aquélla no podrá separarse sino
circunstancias que conllevaren pérdida de su derecho a la preservación y vida a
un tiempo. (LOCKE: Ensayo sobre el gobierno civil)
Como puede observarse, para el autor, la
sociedad se ha constituido de otra manera, introduciendo de esta forma el
concepto de estado de naturaleza, en la cual la libertad absoluta se garantiza
con el derecho de cada uno de castigar al ofensor y está determinada por dos
poderes o capacidades: preservarse a sí mismo y a otros en los límites de la
ley natural; y castigar los crímenes cometidos contra esa ley.
Este estado de naturaleza desaparece por el
surgimiento de un estado de guerra,
originado en el derecho de cada cual al repeler los ataques contra sí mismo,
generándose una condición de enemistad, malicia, violencia y destrucción.
Eso es lo que estamos contemplando en estos
días, el señor Calderón ha justificado su guerra que no es guerra, con
argumentos casi de tipo religioso, al pretender limpiar el territorio de la
delincuencia organizada y sacar a las fuerzas armadas, lo que ha logrado es
exponenciar el número de carteles, su presencia violenta en territorio nacional
y la gran aportación de su sexenio hasta el momento, más de 50 mil muertos.
El señor Calderón entregará a los mexicanos
en este año, esa cantidad de bajas por una parte, pero también una gran
cantidad de mujeres muertas por otra, y esas cuentan aparte. De igual forma entregará
-el oriundo de Michoacán- un frágil estado de derecho, al permitir que el ejército
salga a las calles, vulnere garantías, y reparta mamporros a culpables e inocentes
de manera indiscriminada.
Sumado a este estado de guerra que nos ofrece el señor Calderón, -casi al cierre
de su sexenio- podemos encontrar a empresas paraestatales casi desmontadas,
vulneradas y a un paso de la privatización, me refiero a CFE y PEMEX. No menos
debo dejar de mencionar la desaparición de Luz y Fuerza del Centro; y la
administración que Javier Lozano ha hecho de la presunta quiebra de la aerolínea
Mexicana.
El estado
de guerra que vivimos hoy, está siendo soportado y a veces abonado, por
autoridades corruptas que en coalición con los carteles, han mantenido el
control territorial de diferentes estados del país. Sólo así se puede explicar cómo
en este año, hemos presenciado un ejercicio tremendo de barbarie en las calles
de este país, los casos de Veracruz, Sinaloa y Jalisco son un ejemplo reciente
de ello.
El estado de guerra al cual es señor Calderón
suele defender con mucho ahínco, ha sido en nicho necesario para que los otros señores,
los de la droga, practiquen muy bien lo que ya Hobbes sostenía hace siglos:
La condición del hombre (…)
es una condición de guerra de todos contra todos, en la cual cada uno está
gobernado por su propia razón, no existiendo nada, de lo que pueda hacer uso,
que no le sirva de instrumento para proteger su vida contra sus enemigos. De
aquí se sigue que, en semejante condición, cada hombre tiene derecho a hacer
cualquiera cosa, incluso en el cuerpo de los demás. (HOBBES: Leviatan)
Así, por dura que sea la afirmación, parece
que el estado de guerra que hoy
vivimos no tiene puerto. Lo que sí está a punto de llegar a su fin, es el
sexenio del promotor de la guerra que no es guerra; y eso con seguridad será tomado
en cuenta por los ciudadanos al momento de decidir su voto la próxima elección
presidencial en julio del año venidero.
Reitero, en lo que no parece haber certeza,
es el fin del estado de guerra que
hoy vivimos –como dice @rechercher7- en “México lindo y herido”. No obstante, de
lo que estoy cierto es que de cara a la próxima elección presidencial, el futuro no está en el pasado. Por hoy
es todo, nos leemos la próxima. Carpe
diem.
2 comentarios:
Maestro:
Como cada entrega de su Columna Iusfilosofando, leo con atención su certero análisis conjugado con elementos de crítica al poder con una investigación que se agradece.
Este México lindo y herido (¡gracias por mencionarme en su texto!) lo vivimos y padecemos de manera constante.
Como bien advierte, parece que lo único que se terminará es el sexenio de la guerra la cual dice el preciso “no es guerra”
El país se nos desmorona cada vez más rápido, ante ello hay que trabajar mucho más fuerte para rescatarlo.
Excelente columna.
Un abrazo.
¿Qué pensarán en sus encuentros consigo mismo estos personajes? ¿Reconocerán sus yerros y sentirán vergüenza? ¿Aceptará que cometen un error enorme pero que por orgullo no pueden aceptarlo? ¿O se percibirán "maestros" en su remedo de maquiavélico ajedrez? Mientras, nosotros como país pagando y sufriendo las torpezas de un político menor al que el cargo le ha quedado muy grande. Un estudiante mediocre de música dando un concierto en Carnegie Hall.
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