iusfilosofando

miércoles, 14 de diciembre de 2011

OLVIDO Y PERDÓN



La desmemoria es tan cruel, que te va matando lentamente como la enfermedad más letal

Los hombres en estado de naturaleza no pueden disfrutar en paz y con seguridad de su derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad porque en el estado de naturaleza falta: una ley fija, ordenada, reconocida y aceptada por todos mediante acuerdo general para decidir en controversias entre ellos.
Si ese fue un debate que teóricamente ya rebasamos ¿Por qué los últimos acontecimientos en Coahuila con robo en poblado de Moreira se repiten? ¿Por qué a pesar de las pruebas irrefutables de actos de represión y corrupción de Ulises Ruiz en Oaxaca no irá a prisión? ¿Por qué se agotan los recursos públicos en el Congreso de Jalisco y no hay para agua, jabón o papel higiénico en los baños, mucho menos para pagar el salario a tiempo a sus empleados y no caen los responsables? ¿Por qué el derecho a pedir acceso a la educación y a manifestarse libremente termina en asesinato en Guerrero? ¿Por qué a pesar de la brutal represión en San Salvador Atenco, de los golpes, violaciones y feminicidios en el Estado de México, su exgobernador ahora pretender ser presidente? ¿Por qué quien habita en Los Pinos quiso colocar a su hermana como gobernadora de su estado natal?
Dice Kersting que:
La filosofía política del contrato social estaba caracterizada originalmente por el planteamiento de la legitimación del dominio. El contractualismo de los siglos XVII y XVIII es un contractualismo filosófico-estatal que emplea el contrato para la justificación incondicionada y, en el tiempo posterior a Hobbes, para la justificación o legitimación cualificada del dominio estatal. (Filosofía política del contractualismo moderno)
Si bien es cierto que este contrato cualifica el dominio estatal, también es cierto que este dominio transformado en legitimación, no le da -a quienes detentan el poder político- la capacidad de actuar de forma canalla contra sus gobernados.
El contractualismo parte de la presuposición de que las figuras jurídicas bastan para bosquejar el modelo de legitimación de una sociedad bien ordenada. El contrato ofrece la única posibilidad de la constitución de dominio que concuerda con el derecho de libertad de cada cual.
En su contrato social el individuo está total­mente integrado en la comunidad, no sólo debe respetar las leyes sino pedir que se cumplan; es este el gran alcance de la aliena­ción del contrato social.
Por ello, desdén por el derecho y los intereses de los individuos, resultan una burla que debe castigarse con ley, pero también con la memoria del voto. No es perdonable, ni se puede excusar a quienes detentando el poder político que los ciudadanos le entregaron abusaron no solo de él sino quienes reprimieron a los disidentes.
No es perdonable que quienes construyeron inmensos patrimonios personales, e hicieron el cochinito para la campaña presidencial, ahora busquen justificar su ignorancia arrogante; oculten su miseria humana disfrazado de discurso de cambio, aludan que van .ahora sí- por la construcción de un México mejor, y que a su vez pretendan darle a la mujer un papel secundario, etiquetarla y guardarla hasta la jornada electoral o cuando haga falta.
Es reprobable también que se pretenda etiquetar a los jóvenes y a los estudiantes en el papel de revoltosos, violentos; discurso propio de los peores tiempos que este país vivió.
¿Quién que ostente uso de la razón, puede impedir que los hijos de campesinos  se manifiesten por los derechos de los campesinos? ¿Quién puede impedir que las mujeres busquen condiciones mejores para vivir, cuando todos los días se les administra a discreción, con el salario, con los espacios públicos, con la educación, en el hogar, en la vida sexual, en los programas de salud, en los discursos políticos?
¿Quién puede reprimir que los mexicanos opinen que necesitamos construir un país mejor donde se respeten las leyes, se fortalezcan las instituciones, se desechen de plano las que no sirven y se creen las necesarias? ¿Quién pueden pensar, -después de  más 70 años de hegemonía política- que el México de la visión y voz de uno fue beneficio para este país? ¿Quién piensa que el futuro está en el pasado? Yo no!
Por eso es necesario que no compremos el discurso de siempre, que no caigamos a la seducción de las mismas promesas, que no nos enganchemos de la mass media para definir nuestro voto. Que no tengamos el olvido como eje rector de nuestra vida y que pensemos ingenuamente que ahora si nos cumplirán. El olvido y perdón ya no deben ser compatibles para el México que hoy requerimos.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

1 comentario:

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro:

Altamente reflexiva y recomendable su Iusfilosofando de este día.
Vivimos tiempos que día con día se complican y lo que falta sobre todo porque se avecinan las campañas electorales.
En efecto, ya basta del perdón y olvido; es imperativo que los ciudadanos actuemos a la de ya, México lindo y herido nos requiere a gritos silenciosos.

Difundamos esta Columna Iusfilosofando por todos los medios posibles.

Excelente Columna.

Un abrazo.