Empecé a trabajar en el
texto que compartiría con ustedes el día de hoy a partir de la pregunta central
que titula esta columna. Pero tras la noticia de la muerte del personaje en
referencia, la columna adquiere otra dimensión.
No obstante, no considero
impedimento para compartirles la reflexión que preparé, pues considero que el
hecho no se puede repetir y que debe ser elemento de reflexión inmediata en la legislación
de nuestro país.
No es menos que vergonzante la manera vulgar en que Felipe Calderón nos
ha endosado la manutención de Alonso José Ricardo Lujambio Irazábal y de su
familia. El defeño de 50 años, que pasó de la academia a la función pública.
Egresado del ITAM y con experiencias como consejero electoral del IFE entre
1996 y 2003, experiencia que le sirvió para fungir como asesor de la ONU en
Bagdad, para el diseño del sistema electoral de ese país.
Su acercamiento con las huestes panistas le sirvieron para ser designado
comisionado del IFAI entre 2005 y 2009, instituto que también presidió. De ahí
salto a la SEP para cubrir el ineficaz desempeño de Josefina Vázquez Mota, pero
al igual que su antecesora con más pena que gloria desempeño sus funciones en
dicha secretaria.
Como secretario de educación tuvo que retirarse para atender asuntos de
salud, y contrario a lo que presumía una y otra vez su jefe Calderón Hinojosa,
sobre nuestro sistema nacional de salud, Lujambio no atendió la suya en México,
sino que salió del país.
Desde que Lujambio se retiró de la SEP en noviembre de 2011 no se le
volvió a ver hasta agosto de este año; lo que se sabía de él era por
comunicados indirectos de gente cercana a su familia.
Su estado de salud era casi irreversible, por eso extraño mucho que
Calderón hubiera tardado tanto para nombrar a otro secretario de Educación Pública,
y por eso resulto más extraño aun, la obstinada actitud de Calderón de
beneficiarlo proponerlo y defender su espacio en el Senado.
Beneficiar a los amigos aun en el peor momento de su vida, parecía ser un
estilo de hacer política de ciertos mexicanos, y generalmente estaba asociada
al pasado corrupto; pero la llegada del PAN a Los Pinos, le quito al PRI ese
privilegio.
Solo en los estamentos decrépitos, se beneficia a los amigos, como se
hizo con Lujambio, con un cargo público de seis años. Solo en las dictaduras se
otorga un cargo a quien muestra signos claros de deficiencia física.
El 29 de agosto, todos vimos a un Lujambio, demacrado, parchado, sin
cabello, descastado, poco ético al aceptar y obstinado en permanecer, en un
cargo de representación popular a sabiendas de que no podía desempeñarlo.
El 29 de agosto vimos a un Lujambio pavoneado por los aplausos de sus
pares, que estimulaban su complicidad – solo por si alguien más ocupara su
situación- al asistir a la toma de protesta del cargo y obtener con ello los
beneficios que conllevan ser senador.
No importaba que no se presentara a pleno o trabajara en comisiones, los mexicanos
teníamos la obligación de mantenerlo a él y su familia, y de contribuir al
fisco para que enfrentara su enfermedad.
Pero ¿Y si Lujambio Muriera? Si eso ocurriera, el simple hecho de haber protestando
su cargo, bastaría para que Lujambio Irazábal obtuviera no solo su dieta, sino
al seguro, la indemnización y otras canonjías para su familia.
Ante este escenario debemos preguntarnos ¿En realidad este país esta para
mantener a personajes que evidentemente no están aptos para el cargo público? ¿Podemos
hacerlo cuando millones de mexicanos viven en la miseria y otros tantos tienen
pobreza alimentaria? ¿De verdad no había nadie más en el PAN para ocupar el
cargo que Lujambio ostenta?
Este hecho del cual somos testigos es una vergüenza y nos lleva a
plantear la necesidad de revisar la Ley orgánica del Congreso y el reglamento
del Senado, para incluir las hipótesis que hoy enfrentamos en el Caso Lujambio.
¿Ustedes que opinan?
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
12 comentarios:
Maestro:
¡Gran texto! Duro y certero análisis crítico el que hoy nos presenta en iusfilosofando; mismo que suscribo en su totalidad.
Con independencia de la pena de que un ser humano (cualquiera) muera; este tipo de situaciones tienen que ser reguladas, las instituciones y quienes las conforman nos cuestan demasiado para sus escasos resultados.
Un placer leerlo.
Duro y a la cabeza, me encantó!!!, los puntos sobre las íes, ni modo, aunque nos tachen de insensibles.
Critica más sensata, asertiva y correcta no he leído el día de hoy, total y completamente de acuerdo contigo maestro.
Un gusto como siempre leerte.
Saludos.
@DonJasso
No es ser insensible, sino realista, yo igual me pregunté por que estos sres.(Lujambio-Senador/Ma.Elvia de Hank-Diputada) aceptaban un cargo que cabalmente sabían no iban a cumplir, pues su prioridad debía ser su salud.
..totalmente de acuerdo!!.. ahora sí que literalmente... "nos cargaron el muertito"...
Debería crearse una ley que regule el mecanismo para calificar de "elegible" a candidatos a un puesto público con cargo a la ciudadanía...
Excelente.....
Le felicito por su pluma la cual me gusta por sencilla y certera, creo que este tipo de análisis es el que fortalece el pensamiento crítico de los ciudadanos, es necesario darnos cuenta de una manera objetiva pero sobre todo imparcial de los aconteceres políticos de nuestro país.
Saludos.
Lic. Miguel Antonio Sánchez Sánchez.
Crudo pero preciso, su texto apunta los lamentables extremos en los que puede caer un gobierno de y para los cuates.
como siempre certero y acertado en sus comentarios maestro, aunque es verdad que es penosa la perdida de una vida, es mas irritante ver la obstinacion de algunos al poder y mas penoso ver al sr Lujambio ir a la curul en silla de ruedas que resignarse a perder el lugar y si es bien importante que hagamos un analisis fuerte y objetivo al respecto!
abrazo jarocho
Lorena Jannet
De acuerdo con el artículo y los comentarios, solo me surge una duda, ¿cuántos de los que aquí comentamos (incluyéndome) y sabiendo que en la ley no hay algo que lo impida, hubiésemos actuado de igual forma estándo en su posición?
Desacralizar la muerte de un ser humano, cuando es utilizada por terceros para soslayar la corrupción de un sistema que pretende reforzarse en una ideología del acriticismo es encomiable.
El análisis sobre la postura ética de quienes buscan o aceptan cargos que no van a desempeñar dignamente es un ingrediente fundamental para el debate en estos tiempos en que,irónicamente, la iniciativa de reforma laboral se empeña en que quienes no somos parte de la partidocracia seamos pagados sólo por el tiempo efectivo en que trabajemos.
Gracias.
Muy bueno... Pero el texto tiene un detalle, un error grave: Bagdad no es un país... Saludos y felicidades.
uno de los opinadores se pregunta si cualquiera en las mismas circunstancias de lujambio no habría actuado exactamente igual? creo que tiene razón, hubieramos hecho lo mismo. por eso el establecimiento del derecho se da a fin de que ante la diversidad de intereses y puntos de vista, prevalezca lo más justo para la comunidad y ya no lo que yo quiera o lo que quiera juanito. asi que esta es una buena oportunidad para que se marque como un requisito extra para quien tenga la vocación de servir al pueblo, no de servirse de él, y aspire a un puesto de elección popular, el que presente su certificado médico general y que cada año lo actualice, pero por favor que alguien haga algo y que se lleve la iniciativa ante el congreso, saludos maestro
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