iusfilosofando

viernes, 26 de abril de 2013

¿QUE FALLÓ EN GUERRERO?





Las escenas que ciertos medios televisivos difundieron, sobre el ataque a las instalaciones de los principales partidos políticos en el Estado de Guerrero, tienen más de un significado y no podemos limitarnos al solo discurso de la mass media.
Pobres en su análisis, algunos opinólogos y comunicadores han descalificado prima facie el movimiento social en Guerrero, como un movimiento de violentos; cierto es que la violencia no debe ser replicada, soportada o compartida, porque hacerlo nos llevaría al precontrato social y fulminaría todo avance conseguido después de la década de los ochentas. Pero no basta condenar y quedarse en la microreflexión que hacen los textoservidores del poder.
La pregunta o preguntas que debemos plantearnos es ¿Qué falló en Guerrero? ¿Porque ocurrieron los hechos que vimos?
Sin justificar los hechos realizados por la CETEG -al atentar contra las instalaciones de los partidos políticos- hay que integrar como elemento de análisis, la falta al compromiso que los legisladores del PRD, PT y MC habían hecho a los integrantes de dicho movimiento para votar la propuesta legislativa en materia de reforma educativa.
Como recordaran las semanas anteriores los normalistas guerrerenses  se manifestaron en la autopista del sol y plantearon un pliego petitorio que presentaron en reunión con diputados locales, ahí estos diputados se comprometieron a hacer suya la propuesta magisterial y defenderla tanto en comisiones como en tribuna, al final nada de eso ocurrió.
¿Qué ocurrió en esos días? la operación política de Emilio Chuayffet Chemor, -el mexiquense de 62 años- y el acompañamiento de Miguel Ángel Osorio Chong – hidalguense de 49 años- doblaron el respaldo que diputados locales habían prometido a maestros. ¿Cuál fue la moneda de cambio? Probablemente en estos días nos enteraremos.
Lo cierto es que ante el incumplimiento a la palabra, los integrantes de la Coordinadora, constituidos en asamblea, decidieron realizar su protesta en las instalaciones de los partidos políticos y ahí una vez envalentonados y ante el anonimato, la versión más radical de ese movimiento inicio los ataques y destrozos en los inmuebles.
De ahí que preguntemos ¿Qué falló en Guerrero? Del lado del gobierno –que incluye desde luego a los diputados locales- el valor del diálogo y el compromiso hecho para respaldar la propuesta magisterial, el consenso, la negociación y la valentía para cumplir su promesa.
El discurso fácil y la prometitis no funciona con un movimiento cuya capacidad de organización y movilización ha quedado más que demostrada. Engañar y faltar a la realidad no debe convertirse en característica del Poder Legislativo de Guerrero. Mentir para luego buscar una salida violenta respaldada en el “Estado de Derecho” no es la alternativa.
Reprimir, detener y luego procesar a los dirigentes de la Coordinadora no detendrá el movimiento que amenaza con radicalizarse aún más. ¿Qué falló en Guerrero? La operación política del gobernador, invertir tiempo en buscar alternativas de solución, más que en crear palabras de súplica a Enrique Peña para que no lo dejen solo.
Del lado del movimiento magisterial, falló evitar el radicalismo violento, por más que desde su óptica les asista la razón, un movimiento social que busque la transformación jurídica y política, no puede actuar por la vía violenta, porque disuelve su calidad moral.
Así esperaremos lo que Osorio Chong quiso decir con la expresión “las protestas del magisterio guerrerense han ido demasiado lejos”.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

2 comentarios:

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro:

La crispación social por la que estamos pasando en este #MéxicoLindoyHerido no es gratuita, ni fortuita. La cerrazón de diálogo, las escases de políticas públicas eficientes, el exceso al momento de legislar sin escuchar a los directamente interesados, la falta de oportunidades; nos han dado el pase directo a lo que vemos, vivimos y padecemos.

¿Hasta cuando? Hoy es Guerrero, luego veremos que otras entidades harán lo propio. Mientras tanto, los enquistados en la palestra pública actúan u omiten como diciendo “aquí no pasa nada”, mientras que pasa de todos.

¡Excelente columna!

Un placer leerle.

Roberto A. Guiochín dijo...

Esto es lo que necesitamos, análisis con más elementos de juicio para no reducir un problema a sus expresiones más visibles. Esclarecedora tu publicación, Samuel.