iusfilosofando

viernes, 6 de septiembre de 2013

DAÑOS COLATERALES


Al llegar México a la vida independiente en 1810, quienes asumieron el poder fueron los criollos y mestizos; este sector requería romper con la institución de las tierras comunales que los indios poseían, extendiendo así su dominio para poder venderlas al extranjero; para ello y considerando que se habían abolido las castas y proclamado la libertad y la igualdad “la mejor solución fue declarar a todos los habitantes del México independiente iguales y libres ante la ley”.
De 1879 a 1904 la relación del Estado con los indígenas estuvo caracterizada por la segregación, el despojo, las torturas y en términos generales el genocidio. Aquí los yanquis fueron protagonistas insustituibles de esta parte de la historia. (John K. Turner, México bárbaro: 1993)
Durante la etapa del porfiriato, la estrategia del Estado frente a los indígenas se basó en tres puntos fundamentales: a) La atribución de su inferioridad racial, b) La apropiación de su patrimonio agrario, unida a la explotación externa de su fuerza de trabajo; y, c) La guerra de exterminio. (Báez Jorge, Félix: Memorial del etnocidio: 1996).
Lo que ocurre en nuestros días no está muy alejado de lo ocurrido a finales de 1800 y principios de 1900. La vuelta al régimen que controló política, económica y culturalmente al país por más de 70 años ha generado casi el mismo efecto. Y los 12 años de panismo no estuvieron exentos de aplicar la misma política.
Aquello que Díaz aplico a los indígenas durante su mandato, es muy similar a lo que el “Nuevo PRI” quiere utilizar como política tras su regreso al poder. Reforma educativa, pobre y limitada, que no profundiza en la calidad de la educación que se imparte en este país, sino que se constriñe al control de los maestros y utiliza el fantasma de la “evaluación” como mecanismo de sujeción.
Reforma energética, que permite ceder el control del sector estratégico del país a empresas extranjeras, bajo el pretexto de que el “General” así lo estableció cuando recuperó la industria petrolera de las manos privadas y abusivas. Esta reforma, no busca combatir la corrupción y control del sindicato y su líder Romero Deschamps, sino que en el fondo mantiene el statu quo corrupto y dañino para PEMEX.
Reforma Fiscal, bajo el fantasma del aumento de impuestos al sector cautivo, sumado a la amenaza del incremento al IVA, es una reforma recaudadora. Ésta parece no buscar un equilibrio en los ingresos del fisco, al menos no para que las grandes empresas y las grandes transacciones paguen impuestos que deben de pagar.
En fin, los mexicanos que son mayoría, son daños colaterales; los mexicanos que son mayoría estarán sujetos a esa minoría que ha decidido continuar con los cambios estructurales que solo benefician a los menos. En este escenario, como siempre, los mexicanos son daños colaterales, ¿o no?
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.


1 comentario:

@BarbaraCabrera dijo...

Doctor, una #Iusfilosofando contundente y necesaria para estos tiempos.
En efecto, seguimos siendo daños colaterales, ese terminajo que Calderón puso de moda, pero que resulta no era una panacea.
Un placer leerlo. Magnífico texto.