Hoy en un
acto privado el Sr. Peña, habitante de Los Pinos, se reúne muy al estilo
panista, a departir con sus invitados especiales; a ellos, sus
"amigos" unos, sus incondicionales otros, les presentará el
recuento de sus hazañas, tras otro año de ostentar el encargo del Poder
Ejecutivo.
En un acto muy alejado del ejercicio republicano de dar la
cara al pueblo de México y rendir cuentas ante el Congreso de la Unión, el Sr.
Peña dirige un discurso se auto elogio. Tras 21 meses nos dirá que todo está
bien, que no hay de qué preocuparse, que la economía marcha pujante, que México
es ya un país de oportunidades para todos.
Hoy en el acto de Palacio Nacional solo se escuchara una
voz, “Sí señor presidente”, haciendo patente que molesta y ridícula reptilia,
como quehacer político, ha regresado. Pero quienes asisten a esta fiesta
privada para escuchar a Peña, se niegan aceptar que su anfitrión no es el mismo
que en campaña. Hoy hasta en las encuestas de sus aliados le va mal pues solo
le dan 46.9 % de aprobación (Mitofsky http://bit.ly/ 1vIuKqK);
no obstante, estarán ahí porque saben que a la mitad del sexenio aún es posible
cobrarle los favores que le hicieron en campaña.
Ayer en el Congreso de la Unión, las fracciones
parlamentarias (a excepción de MC, PT y PRD) intervinieron para consecuentar y
ayudar a describir un México que no existe; hablaron de un país que no es el
suyo; las voces de los legisladores del PRI, PAN, PVEM y NA abordaron un
discurso de autoengaño que contrastado con la realidad se vuelve mentira. Estos
últimos, son legisladores que no representan a sus electores, son diputados y
senadores que solo existen para sus financiadores, algunos solo son
representantes de medio tiempo.
En el San Lázaro de ayer, el espíritu originario del constituyente
fue aplastado por el viejo adagio salinista de los ochenta: "ni los
veo, ni los oigo", esa visión de país donde los disidentes no existen; ese
sistema antiquísimo que pretende regresar e instaurarse por otros setenta años
más; y es quizá por eso que el cuestionamiento de Ricardo Monreal a las
reformas estructurales es oportuno “Si son, supuestamente, las mejores reformas
de los últimos tiempos, ¿por qué no someterlas a la prueba de las urnas
mediante la consulta popular?”
Mañana en los impresos retornaremos al México de hace dos
décadas: “el presidente fue ovacionado veintitantas veces”; “se refirió en
cincuenta y tantas ocasiones a las reformas estructurales”; “El señor
presidente lució una corbata seria y elegante”; “habrá más oportunidades de
desarrollo anuncia el presidente”. Y así de la república del spot pasaremos al México de los impresos;
de los “texto servidores” que derramaron en sus columnas todo su amor por la
patria, representado en Peña, hasta que un día no sirvan más a los intereses de
ese medio y terminen echados como Pedro Ferriz.
Mañana, si no actuamos y lo decimos hoy, puede ser tarde
para rescatar al país, mañana podemos no estar a tiempo para decirle a quienes
ostentan los poderes públicos que no estamos de acuerdo con su visión de
patria.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe
diem.
2 comentarios:
Doctor, un gran texto el que hoy nos presenta en Iusfilosofando. Coincido con lo que manifiesta, estamos en una época donde quien es que ocupante de Los Pinos se empeña en retornar al presidencialismo exacerbado. No lo permitamos.
Un placer leerlo e intercambiar puntos de vista.
Interesante. Dr, lo que nos presenta en su columna, gracias por formar parte de un Mexico diferente
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