Pálido y enflaquecido por las batallas que estos meses se
han librado en el plano del consejo del INE, desgaste que eventualmente no se
compensa con el salario -que supera con mucho al que recibía como académico de
la UNAM- Lorenzo Córdova Vianello –de 43 años- advirtió que el INE no puede
actuar con base en las preocupaciones, ni mucho menos en los intereses de un
contendiente ni de tres ni de siete.
El Egresado de la facultad de derecho de la UNAM, ha
descubierto que la retórica discursiva aprendida en la Universidad de Turín,
dista mucho de las prácticas perversas de los operadores del PRI, esos con los
que convive en el Consejo del Instituto Nacional Electoral que preside desde
enero de 2014.
A Córdova Vianello, no le funciona ya el discurso timorato
que le caracterizaba en sus análisis académicos, no bastan los buenos deseos de
“debate plural” en la “mesa de la democracia”, no cuando la semana pasada
representantes de siete de diez partidos políticos denunciaron que en el
Instituto Nacional Electoral (INE) hay un bloque de consejeros al servicio del
PRI. En reunión privada de estos representantes con Córdova, resurgió un
concepto que algunos pensaron no volvería a utilizarse en los discursos “el
PRI-gobierno”, un concepto que solo se explica en la práctica, en la acción
diaria del ejercicio del poder desde el gobierno para favorecer a su partido.
Por si esto fuera poco, tiene que atender asuntos domésticos
de gran magnitud, pues de acuerdo con el informe anual de gestión de la
contraloría, seis de cada diez pesos de su presupuesto anual que este año será
de 13 mil 216 millones de pesos se va en sueldos de sus empleados, y desde
luego las grandes cantidades no van a parar a los bolsillos de los
capacitadores electorales que se la rifan por el territorial nacional, sino en
los de algunos recomendados y operadores políticos disfrazados de funcionarios
electorales.
Córdova añora los viejos días en los que podía hacer
crítica y análisis, en el puritanismo donde no podía ser tocado y recibía
–además- un pago por ello; el hijo de Arnaldo Córdova, quiere seguir inmaculado
sin meterse en problemas, como afirma Javier Corral, declinó ejercer su cargo
por "cuidar su imagen”.
El INE actual, más que jugar su papel de autoridad
electoral, está funcionando como parapeto, impidiendo una elección
transparente, equitativa, imparcial y si se quiere justa. Un ejemplo de los
focos rojos es que la unidad de fiscalización no tiene titular y sigue un
encargado de despacho que cae en manos de Alfredo Cristalinas, el
mismo que exonero a la coalición Compromiso por México (PRI-PVEM) por el caso
Monex.
Si el INE no quiere servir de parapeto de la próxima
elección, debe resolver temas pendientes como emitir lineamientos para regular
la propaganda de servidores públicos; revisar la forma en que se hacen
procedimientos administrativos de las quejas de los partidos; el sistema de
conteo rápido, entre muchos otros.
En su preocupación por la imagen, -que no volverá a ser la
misma aunque le pese- Córdova Vianello ha cedido su papel de presidente, al
consejero Marco Antonio Baños -operador priista- quien es el presidente –de
facto- del Instituto responsable de la elección de este año y quien tiene toda
la experiencia para impedir que una elección sea lo más equitativa y
transparente posible. Una autoridad así no sirve, vivimos hasta el momento un
INE parapeto. Donde la credibilidad es su talón de Aquiles.
Por cierto, no olviden, en esta elección Quítale el
congreso a Peña.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe
diem.
1 comentario:
Doctor, estamos ante una aguda crisis de credibilidad y de identidad institucional. En estos tiempos convulsos y confusos. El INE no es la excepción y ello es preocupante, ya que es el organismo que se supone tendría que dar certeza al proceso electoral.
Hoy más que nunca debemos asumir y ejercer nuestro poder ciudadano y dar marcaje personal a instituciones, partidos políticos, candidatos y gobernantes; no sigamos permitiendo que se salgan con la suya.
Magnífico texto y análisis; lo compartiré en todas mis redes.
Un placer leerlo.
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