iusfilosofando

martes, 16 de junio de 2015

FRACASO CIUDADANO E HISTORIAS DE INDEPENDIENTES





Tras la jornada del 7 de junio pasado donde los resultados son contrastantes por muchas razones, pudimos observar el triunfo de 3 candidatos independientes, que tienen en su biografía inmediata, al menos dos de ellos -Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón y Manuel Jesús Clouthier Carrillo-  un antecedente de militancia política de largos años, es precisamente de quienes pienso ocuparme en esta entrega de Iusfilosofando.
El caso de Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón  "El Bronco" -de 57 años- quien ganó la gubernatura de Nuevo León, su antecedente inmediato es el de militancia priísta de más de 30 años. Hasta 2012 fue presidente municipal de García, Nuevo León por ese partido, y tras vislumbrar que no sería candidato de su "partido", en septiembre del año pasado renunció a su militancia del PRI para ser candidato independiente. 
El triunfo de "El bronco" se fraguó en pocos meses, en septiembre renunció, en diciembre anunció su intención de buscar la gubernatura como candidato independiente y en marzo de este año había logrado su aceptación para contender; solo dos meses después -el ingeniero agrónomo por la Universidad Autónoma de Nuevo León- ganaría  la gubernatura con más del 48% de los votos, rompiendo así con el bipartidismo en ese Estado. 
El otro caso es el de Manuel Jesús Clouthier Carrillo -sinaloense de 53 años- quien estudió ingeniería industrial y de sistemas en el Tec de Monterrey. El hijo del ícono panista, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón “Maquío”, quien en diciembre de 2011, busco ser candidato de ese partido al Senado, solicitud que fue rechazada por la dirigencia nacional; semanas después el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó al PAN registrar la precandidatura de Clouthier.
Renunció a la bancada panista en febrero de 2012 justo el último día del periodo ordinario de sesiones de la LXI Legislatura, tras lo cual afirmó el PAN es el “nuevo PRI”, debido a sus prácticas antidemocráticas y corruptas. Es importante aportar dos datos: 1) en 1990 renuncio a su militancia panista; 2) Fue Diputado Federal por la vía de la representación proporcional.
En abril de este año, el Consejo del V Distrito Electoral Federal del INE en el Estado de Sinaloa le otorgó el registro y tras una campaña en la que PRI y PAN se enfrentaron en descalificaciones, en la elección del 07 de junio pasado ganó su curul con 43,730 frente a los 27,714 del candidato del PRI-PVEM.
Como observamos, en los dos casos anteriores, existen antecedentes de militancia política, lo que sin duda permitió la consolidación de un equipo de trabajo, así como el establecimiento de redes de apoyo económico y político que los hicieron competitivos frente a las estructuras de los partidos políticos nacionales.
Vale la pena hacer la distinción, porque en ambos casos los “candidatos sin partido” casi duplicaron la votación de su contrincante más cercano. ¿Cuáles son las razones que motivan estos resultados? Sin duda prima facie, podemos decir que los ciudadanos están hartos de los partidos políticos “tradicionales”. Y eso es una derrota no solo de los partidos mismos, sino de los ciudadanos en general.

Derrota de los ciudadanos que han permitido que los partidos se vuelvan un club de burocracia política que vive de los recursos públicos que los mexicanos otorgamos vía impuestos. Derrota de los mecanismos de participación político-electoral que los ciudadanos nos dimos y que el Constituyente estableció en la carta Magna en su artículo 41 fracción I: “Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinará las normas y requisitos para su registro legal, las formas específicas de su intervención en el proceso electoral y los derechos, obligaciones y prerrogativas que les corresponden”.

La norma y la aspiración del Constituyente es clara: “Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público (…)” (41 fracción I)

¿Qué ha pasado entonces? ¿Cuál es el nivel de responsabilidad de los ciudadanos? ¿Por qué hemos permitido que los partidos políticos se vuelvan un club donde se entra con membresía? Vale la pena plantearse esas interrogantes ahora que vivimos los tiempos poselectorales.

Por hoy es todo, nos leemos hasta la próxima. Carpe diem.




1 comentario:

@BarbaraCabrera dijo...

Doctor, un texto altamente reflexivo en esta cruda y resaca electoral que todavía muchos tenemos. En efecto, los partidos políticos, las candidaturas independientes (específicamente de los dos personajes aludidos en el texto) y la actuación/omisiones ciudadanas son componentes que debemos llevar a un profundo análisis.
Y me pregunto al igual que muchos más ¿qué ha cambiado después del 7 de junio? Sin duda no logramos quitarle el Congreso a Peña, pero no todo está perdido, el papel de los ciudadanos proactivos y las minorías parlamentarias podrían darnos una pauta para continuar.
Un gusto leerte y compartir mis puntos de vista.