Tras la jornada del 7 de junio
pasado donde los resultados son contrastantes por muchas razones, pudimos
observar el triunfo de 3 candidatos independientes, que tienen en su biografía
inmediata, al menos dos de ellos -Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón y Manuel Jesús Clouthier Carrillo-
un antecedente de militancia política de largos años, es precisamente de
quienes pienso ocuparme en esta entrega de Iusfilosofando.
El caso de Jaime Heliodoro
Rodríguez Calderón "El Bronco" -de 57 años- quien ganó la
gubernatura de Nuevo León, su antecedente inmediato es el de militancia priísta
de más de 30 años. Hasta 2012 fue presidente municipal de García, Nuevo León
por ese partido, y tras vislumbrar que no sería candidato de su
"partido", en septiembre del año pasado renunció a su militancia del
PRI para ser candidato independiente.
El triunfo de "El
bronco" se fraguó en pocos meses, en septiembre renunció, en diciembre
anunció su intención de buscar la gubernatura como candidato independiente y en
marzo de este año había logrado su aceptación para contender; solo dos meses
después -el ingeniero agrónomo por la Universidad Autónoma
de Nuevo León- ganaría la gubernatura con más del 48% de los votos,
rompiendo así con el bipartidismo en ese Estado.
El otro caso es el de Manuel Jesús Clouthier Carrillo -sinaloense
de 53 años- quien estudió ingeniería industrial y de sistemas en el Tec de
Monterrey. El hijo del ícono panista, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón
“Maquío”, quien en diciembre de 2011, busco ser candidato de ese partido al
Senado, solicitud que fue rechazada por la dirigencia nacional; semanas después
el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó al
PAN registrar la precandidatura de Clouthier.
Renunció a la bancada panista en
febrero de 2012 justo el último día del periodo ordinario de sesiones de la LXI Legislatura ,
tras lo cual afirmó el PAN es el “nuevo PRI”, debido a sus prácticas antidemocráticas y corruptas. Es importante aportar dos datos: 1) en 1990
renuncio a su militancia panista; 2) Fue Diputado Federal por la vía de la
representación proporcional.
En abril de este año, el Consejo del
V Distrito Electoral Federal del INE en el Estado de Sinaloa le otorgó el
registro y tras una campaña en la que PRI y PAN se enfrentaron en
descalificaciones, en la elección del 07 de junio pasado ganó su curul con
43,730 frente a los 27,714 del candidato del PRI-PVEM.
Como observamos, en los dos casos
anteriores, existen antecedentes de militancia política, lo que sin duda
permitió la consolidación de un equipo de trabajo, así como el establecimiento
de redes de apoyo económico y político que los hicieron competitivos frente a
las estructuras de los partidos políticos nacionales.
Vale la pena hacer la distinción, porque
en ambos casos los “candidatos sin partido” casi duplicaron la votación de su
contrincante más cercano. ¿Cuáles son las razones que motivan estos resultados?
Sin duda prima facie, podemos decir
que los ciudadanos están hartos de los partidos políticos “tradicionales”. Y
eso es una derrota no solo de los partidos mismos, sino de los ciudadanos en
general.
Derrota de los ciudadanos que han
permitido que los partidos se vuelvan un club de burocracia política que vive
de los recursos públicos que los mexicanos otorgamos vía impuestos. Derrota de
los mecanismos de participación político-electoral que los ciudadanos nos dimos
y que el Constituyente estableció en la carta Magna en su artículo 41 fracción
I: “Los partidos políticos
son entidades de interés público; la ley determinará las normas y requisitos
para su registro legal, las formas específicas de su intervención en el proceso
electoral y los derechos, obligaciones y prerrogativas que les corresponden”.
La norma y la aspiración del Constituyente es clara: “Los partidos políticos tienen como fin
promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la
integración de los órganos de representación política y como organizaciones de
ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público (…)” (41 fracción I)
¿Qué ha pasado entonces? ¿Cuál es el
nivel de responsabilidad de los ciudadanos? ¿Por qué hemos permitido que los
partidos políticos se vuelvan un club donde se entra con membresía? Vale la
pena plantearse esas interrogantes ahora que vivimos los tiempos
poselectorales.
Por hoy es todo, nos leemos hasta la
próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, un texto altamente reflexivo en esta cruda y resaca electoral que todavía muchos tenemos. En efecto, los partidos políticos, las candidaturas independientes (específicamente de los dos personajes aludidos en el texto) y la actuación/omisiones ciudadanas son componentes que debemos llevar a un profundo análisis.
Y me pregunto al igual que muchos más ¿qué ha cambiado después del 7 de junio? Sin duda no logramos quitarle el Congreso a Peña, pero no todo está perdido, el papel de los ciudadanos proactivos y las minorías parlamentarias podrían darnos una pauta para continuar.
Un gusto leerte y compartir mis puntos de vista.
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