El domingo pasado, una abrumadora mayoría de griegos que participaron en el
referendo convocado por el gobierno de Alexis Tsipras, rechazó
las exigencias de la Troika -grupo de decisión formado
por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI)-
que pedían más ajustes fiscales para la extensión de un programa de ayuda financiera.
La pregunta fue tremendamente técnica "¿Debe ser aceptado el acuerdo
propuesto, que fue presentado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo
y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25.06.2015 y consiste de
dos partes, las que constituyen su propuesta unificada?", Y luego se
ofrecían dos simples opciones: sí o no.
En términos llanos lo que los griegos
rechazaron de la Troika fue la propuesta de una
ampliación de la base del IVA –más impuestos a más productos- y una reducción
drástica del número de personas que pueden optar a un retiro anticipado, -más
viejos trabajando, menor posibilidad de jubilación-. A esto hay que sumarle que
su tasa de desempleo es de 26% -la más alta de toda la Unión Europea- y en el
caso de los jóvenes, el desempleo crece hasta el 60%.
La actitud de la Troika es normal, la que todo acreedor tendría sobre un deudor que se empeña en
gastar y gastar a pesar de que no tiene capacidad económica de responder. Y es
que durante muchos años los Helenos estuvieron gastando más dinero del que
producían y financiando sus gastos a través de préstamos. Un ejemplo que no
debemos perder de vista es que el gasto público, aumentó 50% entre 1999 y 2007,
más que en otros países de la eurozona, y aunque se pensaba que la llegada del
euro 2001 cambiaría las cosas, no fue así.
La base de la crisis griega es una deuda de
aproximadamente 320.000 millones de euros, unos $358.000 millones de dólares (o
lo que es lo mismo unos 5,728, 000.000 millones de pesos mexicanos). Dos ejes
son los principales causantes de lo que hoy viven los ciudadanos del olivo: corrupción
y evasión fiscal.
Lo que los mexicanos debemos tener claro, es que
los griegos no son de todo víctimas del modelo neoliberal que impone reformas
estructurales y presiona a su gobierno actual, para reducir gastos. Las
actuales condiciones de Grecia fueron orquestadas por un gobierno corrupto y
una sociedad cómplice que lo permitió.
Ciudadanos corruptos que cobraban en
instituciones públicas sin trabajar, ciudadanos que permitían y solapaban a
funcionarios que robaban en poblado, algo así como los mexicanos que sostienen
que “El PRI roba pero deja robar”. Ese es el principio de la tragicomedia
griega que hoy atestiguamos, por eso los griegos no son del todo víctimas,
permitieron que su país y un gobierno corrupto, los llevara hasta estas
circunstancias. Hoy parece ser demasiado tarde, ya con un gobierno diferente
que opta por consultar al pueblo, se trata de una medida que afectará a varias
generaciones.
Aprendamos de Grecia y no callemos, no
repitamos la historia de callar la corrupción ni solapar a un gobierno ladrón.
De lo contrario en no pocos años estaremos viviendo nuestra propia
tragicomedia.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Doctor,
Muy buen texto. En efecto, lo de Grecia debe ser analizado con cuidado y sin apasionamientos. El buen funcionamiento de un país no solo debe corresponder al gobierno (que en ocasiones avasalla) sino también a sus ciudadanos (sin son complacientes, pasivos y hacen como que no ven, no oyen y en consecuencia no hablan) entonces las consecuencias no serán nada alentadoras. De ahí que sea un binomio indisoluble donde unos y los otros actúen, y sean contrapeso.
Razón por la cual, es ineludible sigamos provocando y generando desde las palestras en que nos toque estar ese tipo de situaciones para que despierte México, antes de que sea demasiado tarde.
Un placer leer #Iusfilosofando
Interesante informacion nos proporciina Dr. Ojala y muy pronto sepamos sumarnos a una exigencia eficas en donde se pone en juego el destino de los mexicanos y su estabuilidad, un abrazo.
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