Fue Antistenes de Cirene, discípulo
de Sócrates, quien fundó la escuela cínica. Antistenes –que impartía sus
enseñanzas en un espacio llamado Cinosargo [de ahí parece proceder el nombre de
"cínicos"] solía presentarse en público cubierto con una mala capa,
la barba larga y descuidada, y apoyado en un palo. Desechaba todas las
comodidades de la vida, despreciaba las riquezas, la reputación, las
dignidades, sostenía que la virtud solo basta para la felicidad; que quien la
posee no tiene que desear más que el valor; que consiste siempre en acciones y
nunca en palabras.
Los cínicos no atribuían bienestar
alguno a las riquezas, y lejos de murmurar de los males que afligen a la
humanidad, los consideraban como los medios para manifestar las más nobles
cualidades del alma. La escuela cínica tenía una postura muy clara contra
la corrupción de las costumbres y los vicios de la sociedad griega de su
tiempo, practicando una actitud muchas veces irreverente, conocida como
Anaideia (provocación)
Ahora bien, los tiempos que vivimos
están muy lejos de las prácticas de la escuela cinica, ese cinismo del que
hable al principio se transformó y hoy está más asociado a la burla que alguien
puede practicar, o tener como forma de desenvolvimiento social.
El concepto
de cinismo proviene del latín cynismus -aunque de origen
griego- y hace referencia a la impudencia, la obscenidad
descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir o defender
acciones que son condenables.
El cínico de nuestros tiempos
lo podemos encontrar en nuestro vivir cotidiano, pero sus prácticas desde la
esfera política, afectan a millones de ciudadanos; más cuando se trata de
quienes están en el poder público y llevan sin control alguno sus prácticas
impúdicas y deshonestas que sin duda merecen la desaprobación de todos.
Un caso claro de lo que
comento son los resultados que en días pasados presentó Virgilio Andrade
Martínez (defeño de 48 años) personaje habilitado como Secretario de la Función Pública y
cuyo antecedente público más inmediato fue ser consejero electoral del entonces
IFE, donde dicho sea de paso jugo el papel de cómplice en las peores prácticas
del equilibrio electoral y la rendición de cuentas.
La primera tarea del abogado
egresado del ITAM, fue investigar a quien le dio el empleo de secretario de la Función Pública –espacio acéfalo por tres años- al señor
Peña, a la esposa de éste y a su buen amigo Luis Videgaray.
Como si hubiera tomado un
cursillo en limpieza documental, a Virgilio Andrade le bastaron seis meses para
presentarnos resultados que desde su nombramiento sabíamos nos diría, que su
jefe –el oriundo del Estado de México- es inocente de toda culpa, al igual que
su señora esposa y su buen amigo Videgaray.
Los resultados de la
investigación fueron tan cínicos e increíbles que orillaron al propio Peña
Nieto a pedir disculpas. Pero ¿De que sirve a los mexicanos que no tienen
vivienda digna estas disculpas? ¿Cómo ayuda a los indigentes que viven en la
calle el discurso del señor de Los Pinos? ¿Cómo medimos la desfachatez, desvergüenza
y obscenos actos de estos personajes?
Gran tarea tiene sin duda, la
próxima legislatura federal para abordar este y otros temas que indignan, dañan
y atrasan a nuestra sociedad. Pero la principal, es romper con el estado cínico
en el que vivimos. Este donde funcionarios, políticos y representantes
populares cometen acciones deleznables a sabiendas que vivirán en la impunidad
y que por ello pueden ir por ahí presumiendo su obsceno comportamiento.
Reto importante tenemos los
ciudadanos para detener y no permitir siga creciendo este Estado obsceno que
ahonda las desigualdades sociales y limita las posibilidades de desarrollo
humano de esta y las próximas generaciones de mexicanos. Una tarea nada
sencilla, pero que no se puede iniciar si no alzamos la voz.
Por hoy es todo, nos leemos la
próxima. Carpe diem.
1 comentario:
En efecto Doctor, hay de cínicos a cínicos y los contemporáneos han dañado a este país hasta el punto que tal vez no creíamos que ocurriría.
Interesante reflexión nos presentas en esta #Iusfilosofando.
Buen texto, lo comparto en mis redes.
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