Ayer el señor de Los Pinos, anduvo en Nueva York para asistir a la ceremonia que conmemora el 70 Aniversario de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y participar en la adopción de México de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.”
En su intervención por los 70 años de la ONU, Peña destacó que “México es una Nación plenamente comprometida con la ley, los derechos humanos y la paz.”
Con una radiografía muy limitada -que se notó en su discurso- advirtió que “Con las crecientes desigualdades, con una crisis económica mundial que no cede y con la frustración social que esto provoca, el mundo de hoy está expuesto a la amenaza de los nuevos populismos. Nuevos populismos de izquierda y de derecha, pero todos riesgosos por igual.”
Es claro que el señor de la casa blanca no perdió tiempo al llevar su discurso ideológico hasta la ONU. Como si fuera un acto organizado en su Estado natal -gobernado por el chapeteado y suspirante Eruviel Ávila- el señor Peña, pareciera que enfocó sus baterías para las hordas de su partido, al sostener:
El Siglo XX ya vivió y padeció las consecuencias de individuos
que, carentes de entendimiento, responsabilidad y sentido ético,
optaron por dividir a sus poblaciones.
Las sociedades deben estar alertas frente a quienes se aprovechan
de sus miedos y preocupaciones, ante los que siembran odio y
rencor, con el único fin de cumplir agendas políticas y satisfacer
ambiciones personales.
Además de utilizar una corbata ocupada ya en un acto de su partido, -y recuperada para este evento-, el oriundo de Atlacomulco refirió que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es “un acuerdo histórico para la humanidad, en favor de la inclusión social, la prosperidad compartida, la protección ambiental, el respeto a los derechos humanos y la paz universal.” No obstante, la inclusión social y prosperidad compartida, es justamente lo que los mexicanos exigen de quien ocupa el palacio nacional. Protección ambiental, lo que el país requiere; respeto a los derechos humanos, paz, justicia es precisamente lo que exigieron millones de mexicanos el pasado 26 de septiembre en las principales plazas del país y en diferentes ciudades del mundo.
Sin duda, la presencia de México en el aniversario de la ONU es importante, pero más relevante aún es dar una respuesta clara, honesta, justa y sin carga política, a las víctimas de Ayotzinapa que días antes se habían reunido con él para pedir justicia, y allí recibieron de EPN una única respuesta, crear una comisión. Grosero e indiferente Peña prefirió ir a Nueva Cork, a la foto y no resolver de fondo un tema fundamental para la vida nacional de nuestro país.
Quizá por eso, Tony Payán, director del Centro de Estudios sobre México del Baker Institute for Public Policy de la Universidad de Rice, sostiene que “la diferencia entre Felipe Calderón y Peña Nieto es que Calderón pensaba que el Estado estaba amenazado en su integridad por el crimen organizado, pero el de Peña piensa que está amenazado por la sociedad civil y empieza a ver como enemigos a movimientos como los de los padres de los 43 normalistas.”
Parece que Peña no tiene remedio, ni sus políticas, ni su gabinete. Su visión de país está limitada a la opinión de su equipo, de los suyos. El país del que Enrique Peña habla se limita a sus análisis maquillados, a sus cifras que saca cuando le conviene, a la retórica priísta de principios de los noventa. Ese es el irremediable señor Peña.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Doctor,
Interesante y contundente tu texto semanal; el irremediable señor Peña que se fortalece por los que lo aplauden.
Es tiempo de no rendirse, de intensificar acciones, dar marcaje personal a cuanto ocurre en este #MéxicoLindoyHerido
Un gusto leer #Iusfilosofando
Es triste la vision que nuestro presidente con respecto a las nuevas amenzas, ojala y pudiera entender que el pueblo requiere un cambio profundo; un abrazo Dr.
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