@iusfilosofo
Parece que todo pasa en octubre, según datos del INEGI, durante la
primera quincena de octubre de este año el Índice Nacional de Precios al
Consumidor presentó un crecimiento de 0.49%, y por si fuera poco la tasa de
inflación anual también creció en 3.09%. Mientras eso ocurre, el Secretario de
Hacienda decía que a pesar de las crisis en el mundo, en México estamos bien,
ante dichas declaraciones invite vía redes sociales a que alguien cercano le
diera un pellizco, para despertarlo de su sueño.
En octubre también el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)
resolvió impugnaciones de las elecciones, en los distintos Estados; en Aguascalientes,
falló a favor de Martín Orozco Sandoval; en Oaxaca, a favor de Alejandro Murat;
y en Veracruz, a favor de Miguel Ángel
Yunes. Y mientras eso acontece, en Veracruz Javier Duarte en su papel de Harry
Houdini, se escapa en las narices de quienes hoy juran no haber pactado su
fuga.
Hay más gobernadores “ladrones” –así los llaman en las manifestaciones-
corruptos, que beneficiaron a sus familiares, que desviaron recursos, que
protegieron a sus corruptos colaboradores, que crearon “nuevos ricos”. Ahí está
Guillermo Padrés Elías –de 47 años- exgobernador de Sonora; César Duarte Jáquez
–de 53 años- exgobernador de Chihuahua; pero sin duda el más escandaloso es el
de Javier Duarte de Ochoa –de 43 años- personaje que pasó de panadero a
político –según nos recuerda Edgar Ávila de El
Universal-.
Duarte de Ochoa paso de hacer “bolillos, teleras, conchas, moños,
chilindrinas” y más, en su natal Córdoba -tras la trágica muerte de su padre- a
“recortar notas sobre Veracruz” en la secretaria de Gobernación bajo la sombra
de Fidel Herrera. Si no fuera por la protección de Herrera Beltrán, quien lo
hizo subsecretario, Secretario de finanzas, “diputadú fideral” y gobernador, la
suerte del admirador de Francisco Franco, hubiera sido diferente.
Duarte se hartó de la harina, los huevos, de prender el horno y hacer
las rutas de reparto de pan; también del contacto de su “fina piel” con los
asquerosos periódicos que el autodenominado “tío Fidel” lo ponía a recortar.
Por eso desde “la plenitud del pinche poder” desde su primer día en Casa
Veracruz se preparó para robar “Lo que quería Javier Duarte era construir un
patrimonio inmobiliario como su fondo de retiro”, según Alfonso Ortega López ex
operador de Duarte y ahora testigo de la
PGR –quien ganaba 300 mil pesos mensuales por hacer los movimientos
del entonces gobernador-.
Parece que Duarte había pensado en todo: como enriquecerse
ilícitamente, a quienes beneficiar, de quien rodearse, como esconder el dinero
y muy posiblemente hasta en su ruta de escape. Lo cierto es que no se veía
huyendo por la noche con maletas llenas de dinero o ropa, para eso se había
preparado desde el primer en que tenía poder. ¿Superó a su mentor? Tal vez. Pero
ahora es un perseguido y se le busca, las calles del centro de Xalapa ilustran
la búsqueda.
Duarte no es el único que debe ser investigado, ahí están sus
secretarios y subsecretarios, directores de área, amigos, familiares consanguíneos
y por afinidad, una tarea que sino hace la autoridad federal deberá quedar a
cargo del próximo gobierno estatal, la sociedad veracruzana lo exige, es la
tarea que viene.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, estupenda columna la que nos compartes esta semana en #Iusfilosofando.
Javier Duarte es el peor, pero sin duda uno más del club de sátrapas corruptos que enquistados en la palestra pública, han robado que da pena.
Desde mi trinchera pugno por llevarlo a la cárcel y obligarlo a que regrese lo que se robo.
¡Gran texto! lo comparto en mis redes.
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