iusfilosofando

martes, 22 de noviembre de 2016

POLVOS DE JUSTICIA



@iusfilosofo

En una sociedad democrática, se reconoce que cada ciudadano es responsable de su interpretación de los principios de justicia y de su conducta a la luz de estos principios. No puede haber una interpretación legal o socialmente aprobada de estos principios que siempre nos obligue moralmente, ni aunque provenga de un tribunal supremo o de la legislatura.
John Rawls


Cada semana que avanza y a punto de terminar 2016, conocemos casos relacionados con justicia e injusticia, en los cuales pareciera que quien tiene el poder económico o político está exento de las largas formas de los caminos de la burocracia que conducen a la justicia. Esos caminos que para los ciudadanos comunes son tortuosos.

Por más que existan discursos que ensalcen y defiendan al Estado de Derecho, y se organicen concursos para hablar de él, pocos son los que saben que para hablar de Estado de Derecho, debe comprenderse al menos cuatro características básicas según Elías Díaz, la primera el Imperio de la ley, es decir, la ley como expresión de la voluntad general; la segunda, la división de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial; la tercera se refiere a la legalidad de la administración pública: actuación según la ley y suficiente control judicial; y la cuarta, derechos y libertades fundamentales: garantía jurídico-formal y efectiva realización material (DÍAZ Elías, Estado de derecho y sociedad democrática).

Con esas características perfectamente bien identificadas, se puede comprender la realidad nacional. Esa realidad que en el contexto del aniversario del inicio de la Revolución mexicana cobra un valor fundamental, sobre todo si ponemos al día las demandas de aquellos momentos y las necesidades nacionales de nuestros tiempos.

En uno y en otro momento, más de cien años después, la demanda sigue teniendo un factor común: justicia. Y entendida esta no necesariamente como la definición Ulpianiana que sostiene que: Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi (justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho o lo que le corresponde). Porque esto daría pie a justificaciones, lo cual da sustento a recuperar la opinión de Rawls que afirma que “la injusticia no surge de una falla humana, sino de una combinación fortuita de circunstancias que hacen fracasar el objetivo de las normas jurídicas”. (RAWLS, John, Teoría dela justicia).

Más bien, la realidad nos hace entender a la justicia -recuperando nuevamente a Rawls- como la virtud práctica de entes que tienen intereses concurrentes en competición y pretensiones en conflicto y en la que cada uno tratará de hacer sus propios derechos frente a los demás. La afirmación de Rawls considera que los principios de justicia son objeto de un acuerdo entre personas racionales, libres e iguales en una situación contractual, y que como tal pueden contar con una validez universal e incondicional.

Vivimos tiempos de polvos de justicia, donde la ley no alcanza completamente a quienes vulneran el marco jurídico, a los que abusan del poder, a quienes violentan derechos humanos, a los que se burlan del derecho y la sociedad, y a quienes saben que la justicia no los alcanzará, porque viven bajo el manto protector del poder económico y político. ¿Los veremos caer?


Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.

2 comentarios:

@BarbaraCabrera dijo...

Doctor, interesante e ilustrativo texto el que nos compartes esta semana. Sin duda la justicia está diluida en México y en diversas partes del mundo. Lo que es más es un concepto que se aplica con ambigüedad y las leyes ayudan a ello.

Gran columna, la comparto en mis redes.

Anónimo dijo...

Excelente aportación Doctor, sin duda el tema de la justicia tiene mucho de que hablar en nuestro país.