Samuel Hernández Apodaca
@iusfilosofo
Entre discursos
triunfalistas y violencia verbal (disfrazada de propuestas) se ha desarrollado
la campaña por la presidencia de la república. Los espacios que antes no se
utilizaban, hoy han sido ocupados por delegados del equipo de campaña. Así, los
vemos a todos en programas de radio, noticieros, revisteros matutinos,
programas deportivos, y aprovechando la era digital hasta en nuestros
dispositivos. Ya no hablemos de las redes sociales que han sido el campo de
batalla de casi todos los candidatos.
De esta manera hemos
llegado al tercer debate presidencial, debate muy alejado de aquel primero de
los años noventa, donde iluminación y presencia era muy diferente. Este último
es un debate atípico, pues a diferencia de los anteriores se desarrollará en
día laboral, debido a que no podría competir contra el mundial de fútbol.
Entonces ¿Qué
podemos esperar del debate de hoy cuando uno de los candidatos tiene más del
50% de las preferencias electorales -según las últimas encuestas-mientras que
el último lugar de las preferencias apenas llega al 3%? ¿Cuál debe ser nuestra
expectativa si ya vimos los spots de ataques y la guerra sucia contra Andrés
Manuel y Ricardo? ¿Qué sorpresa nos deparará el alumno de Carlos Alazrraky para
el debate de hoy, cuando ya nos ha demostrado que lo suyo no es el carisma?
¿Qué debería
emocionar más a un ciudadano: saber que los personajes de esta noche decidirán
los destinos de su vida los próximos seis años, o presenciar la derrota de la
selección nacional de fútbol? ¿Cuál tendría que ser la responsabilidad del
ciudadano: ver con ojos críticos el debate y las propuestas de quienes
pretenden gobernarnos o apoyar ingenuamente a una selección de fútbol que
jugará un papel testimonial?
¿Qué debemos
esperar los ciudadanos de los debates? ¿Propuestas? ¿Ataques? ¿Espectáculo?
¿Gritos? ¿Mentiras? O simplemente nada. Y ¿Qué deberían esperar los candidatos
de nosotros, los ciudadanos? ¿Qué salgamos a votar y participemos en la
decisión del destino de nuestro país o simplemente que nos quedemos en la comodidad
del “sillón del estatus quo” como afirma la Doctora Bárbara
Cabrera?
Quizá debate y fútbol
deberían ir de la mano, pero por alguna extraña razón, los mexicanos prefieren
ver a veinticuatro individuos pateando un balón aunque les vaya de la patada
seis años de su vida, que informarse sobre quienes aspiran a ocupar la silla
del águila. Informémonos, participemos, organicémonos, salgamos a votar, es
parte de nuestra responsabilidad cívica.
Por hoy es todo,
nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Sin duda Doctor uno de los factores para que a este país le vaya de la patada, es que los ciudadanos no se interesan en la política, y no me refiero a la manera en que tradicionalmente esta es concebido, sino a la ejercida desde la construcción de ciudadanía, lo que lleva a ser observantes, participar y ser más exigentes.
¡Ah pero que tal están prestos para gritar goooool! ojalá y algún día se den cuenta que no solo de fútbol vive un país.
Muy buena columna, la comparto en mis redes.
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