"Me quedé
sola adentro y pensé que habiendo mujeres hay orden de que no disparen; hasta
gusto me dio ver tantas mujeres así. Se acercó otro policía y me dijo: señora,
mejor váyase, usted se va a arrepentir. Bueno, ¿qué piensan matar a alguien? le
dije. Ustedes son de la policía para poner orden, además es mi hijo y está
allí. Aquí voy a estar".
Testimonio de Doña Tere sobre lo
ocurrido en Tejupilco,
estado de México el 12 de diciembre de
1991.
Después de un largo periodo de cuestionamiento sobre el proceso
electoral y la forma en como los poderes fácticos impulsaron su candidatura,
finalmente el pasado sábado Enrique Peña, logro lo que Calderón no pudo hacer:
entrar por la puerta de enfrente al recinto legislativo.
Nervioso por lo que pudiera ocurrir con la oposición a la que no pudo sentar
Osorio Chong, Enrique puso en practica lo que Fox aplicó a Fidel Castro –el “comes
y te vas" se acuerdan- solo que con la variante "protestas y te
vas". Así se aplica el consummatum
est.
Con ello y para quienes tenían duda del regreso de los dinosaurios, las
escenas de presentación del gabinete el viernes pasado lo confirma. También lo
confirma la sesión del sábado donde vimos a un viejo Murillo Karam dirigiendo
la sesión de Congreso General como en los mejores tiempos de hegemonía
política; Murillo Karam se mostró como un político atrasado y de lenguaje violento
a quien la realidad política de los años pasados pareció ayudarle mucho.
El 1 de diciembre vimos y vivimos el regreso al pasado: en San Lázaro,
la planchaduria operando muy aceitadamente y salvo Ricardo Monreal, no hubo un
posicionamiento digno que retomara lo ocurrido meses atrás. Y no se trata de la
beligerancia como principio del quehacer político, sino de la dignidad como
elemento ético-político.
¿Se puede disculpar a quien te robo y después invitarlo a casa y
sentarlo a tu mesa, bajo el argumento de que lo mejor es olvidarlo todo e iniciar
de nuevo? ¿Se puede confiar en quien una y otra vez ha mentido como símbolo de
identidad? ¿Ustedes que piensan?
Insisto, no se trata de la beligerancia como principio del quehacer político,
pero tampoco de la desmemoria de lo ocurrido bajo el pretexto de que primero
esta México. Si en efecto primero esta México, no se puede dar borrón, es
necesario que las partes que signan un acuerdo estén dispuestas a ceder y dar
cumplimiento de la ley. Ello implica castigar a quienes vulneraron el orden jurídico
electoral en la jornada de julio pasado.
Un pacto por la desmemoria, no es la solución a un México dividido,
lastimado, empobrecido y ensangrentado. No, cuando no se castiga a los
culpables, por eso, aun cuando hay un sector de la izquierda electoral que
tiene el síndrome de la pizza – entregarse
a los 30 minutos- hay otros actores y sectores de la sociedad que no caen en
esta hipótesis.
Si bien es cierto la llegada de Enrique Peña consummatum est, también es cierto que hoy más que nunca parecen
amenazadas las libertades políticas y civiles de los mexicanos; una muestra de
ello es lo ocurrido contra los jóvenes que se manifestaron el 1 de diciembre.
La mano de Salinas se ve muy clara, descalificar a los movimientos para después
reprimirlos y encarcelarlos, una practica cavernícola del quehacer político que
caracterizo al salinato. ¿Se acuerdan de lo ocurrido en Tejupilco en diciembre
de 1991? Ahí esta la respuesta de lo ocurrido el sábado pasado. consummatum est Salinas esta de regreso.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Maestro, ¡gran texto el que hoy nos comparte!
En efecto, tenemos que seguir luchando por un mejor país. Seguimos en #MéxicoLindoyHerido ¡ya no más!
No permitamos la involución, depende de nosotros.
Un placer leerle.
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